/ viernes 25 de septiembre de 2020

Actores políticos serán en su mayoría neófitos

Quien ha probado las mieles del poder en el Congreso de la Unión, en un ayuntamiento o en cualquier dependencia del gobierno, difícilmente podrá olvidar los privilegios que la misma sociedad otorga y reconoce a la clase gobernante.

Es por ello que quien ha sido contagiado con ese incurable virus, está condenado a llevarlo en su torrente sanguíneo hasta el fin de su existencia, aunque muchos de ellos no pasarán en la próxima elección de 2021.

La participación en los procesos electorales siempre será amplia, cumplida y bastante, más para aquellos neófitos a quienes resultará un atractivo insuperable ver su nombre inscrito en lugares públicos y en toda clase de publicidad que exhorte a los electores a emitir su sufragio en favor de su causa, para representar al pueblo en la toma de decisiones relacionadas con la cosa pública.

De ahí que la nueva imagen del político que se inicia en esas actividades de promoción del voto, de la oferta de programas y políticas públicas de beneficio colectivo o social, ha de responder a la figura del “personaje” que el pueblo elige para que lo represente, hable por él y le rinda cuentas de la gestión encomendada.

Las encuestas, hoy por hoy, trabajan en la consulta y análisis de las mejores cartas que los partidos políticos promoverán, para que sus fortalezas logren desde el gobierno detentar la fuerza del Estado y delinear el rumbo que ha de llevar al pueblo a la consecución del bien público temporal, la satisfacción de sus necesidades básicas y la tranquilidad y seguridad de su persona y familia.

Los partidos políticos hacen lo propio buscando a los mejores hombres y mujeres para llevarlos como abanderados de sus mejores causas, por las que apostarán su propia vida con tal de obtener el triunfo anhelado, porque en política lo importante es “ganar” y no sólo competir, como solían decir consoladoramente aquellos que por su mente pasaba la idea perdedora de que en ocasiones “hasta perdiendo se gana”.

Las mentiras de la 4T y los incumplimientos de las ofertas del gobierno morenista, más los actos de corrupción descubiertos en flagrancia, como aquel por el que acaba de renunciar el académico Jaime Cárdenas, el fiasco de Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado, darán la pauta para reacomodar las fuerzas políticas en todo el país y hasta los nuevos cuadros de la política tendrán oportunidad de ganar.

Quien ha probado las mieles del poder en el Congreso de la Unión, en un ayuntamiento o en cualquier dependencia del gobierno, difícilmente podrá olvidar los privilegios que la misma sociedad otorga y reconoce a la clase gobernante.

Es por ello que quien ha sido contagiado con ese incurable virus, está condenado a llevarlo en su torrente sanguíneo hasta el fin de su existencia, aunque muchos de ellos no pasarán en la próxima elección de 2021.

La participación en los procesos electorales siempre será amplia, cumplida y bastante, más para aquellos neófitos a quienes resultará un atractivo insuperable ver su nombre inscrito en lugares públicos y en toda clase de publicidad que exhorte a los electores a emitir su sufragio en favor de su causa, para representar al pueblo en la toma de decisiones relacionadas con la cosa pública.

De ahí que la nueva imagen del político que se inicia en esas actividades de promoción del voto, de la oferta de programas y políticas públicas de beneficio colectivo o social, ha de responder a la figura del “personaje” que el pueblo elige para que lo represente, hable por él y le rinda cuentas de la gestión encomendada.

Las encuestas, hoy por hoy, trabajan en la consulta y análisis de las mejores cartas que los partidos políticos promoverán, para que sus fortalezas logren desde el gobierno detentar la fuerza del Estado y delinear el rumbo que ha de llevar al pueblo a la consecución del bien público temporal, la satisfacción de sus necesidades básicas y la tranquilidad y seguridad de su persona y familia.

Los partidos políticos hacen lo propio buscando a los mejores hombres y mujeres para llevarlos como abanderados de sus mejores causas, por las que apostarán su propia vida con tal de obtener el triunfo anhelado, porque en política lo importante es “ganar” y no sólo competir, como solían decir consoladoramente aquellos que por su mente pasaba la idea perdedora de que en ocasiones “hasta perdiendo se gana”.

Las mentiras de la 4T y los incumplimientos de las ofertas del gobierno morenista, más los actos de corrupción descubiertos en flagrancia, como aquel por el que acaba de renunciar el académico Jaime Cárdenas, el fiasco de Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado, darán la pauta para reacomodar las fuerzas políticas en todo el país y hasta los nuevos cuadros de la política tendrán oportunidad de ganar.