/ jueves 10 de junio de 2021

Bonilla: última elección

El proceso electoral 2020-2021 será el último que Alejandro Bonilla conducirá como Consejero Presidente del Órgano Público Local Electoral de Veracruz (Oplever).

Esto porque el 2 de septiembre de 2022 se cumplirán los siete años para los que fue designado por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) en 2015.

Por eso es apremiante que Bonilla encauce las quejas y denuncias sobre presuntas anomalías ocurridas principalmente en la pasada elección municipal, para que logre cerrar decorosamente su ciclo al frente del Oplever.

Esta no es la primera tormenta que sortea como árbitro electoral. En la sucesión estatal de 2016 tuvo que apechugar la descalificación de Miguel Ángel Yunes Linares, quien el 27 de marzo de ese año, al solicitar su registro como candidato de la alianza PAN-PRD a la gubernatura, en una premeditada actitud de alevosía y ventaja –a sabiendas de que los funcionarios electorales no le arrebatarían el micrófono para rebatirle al instante– pretendió exhibir a Bonilla y al secretario ejecutivo Alfredo Roa Morales al cuestionarles que “no tenemos certeza de que ustedes sean la garantía ni la certeza porque lo que hemos visto es que permiten que sobre su autonomía gravite el poder corruptor de Javier Duarte y sus funcionarios”.

El panista reiteró que “hoy tenemos a un presidente de este organismo que es un presidente que ha trabajado para el gobierno corrupto de Javier Duarte y un secretario ejecutivo que viene de la campaña del PRI, como todos los sabemos”. Y queriéndolos ridiculizar, Yunes les espetó a Bonilla y a Roa: “Ustedes tienen espacio para jugar en un espacio político y ese espacio es el PRI, y por eso los exhorto a que no simulen imparcialidad, a que ustedes se sumen a la campaña del PRI, que es de donde provienen, de donde se originan. No vengan aquí a engañar a los veracruzanos y decir que este proceso será imparcial”.

Sin embargo, casi tres meses después, el domingo 12 de junio, con la egolatría desbordada por recibir la constancia de mayoría –aunque en la sede priista sugerían aguardar el veredicto final del Tribunal Federal Electoral– el gobernador electo agradeció a los funcionarios electorales por defender su autonomía, prometiendo públicamente que, en reconocimiento a ello, él jamás intentaría vulnerar la independencia del órgano electoral.

Yunes felicitó a Bonilla y a todos los integrantes del Oplever por la labor realizada.

“Me comprometo a que el órgano tendrá el más absoluto respeto del gobierno del estado. Me comprometo a que mi gobierno será un gobierno democrático y no apoyará a ningún partido político, un gobierno que no participará en las elecciones, un gobierno que no desviará recursos para apoyar a ninguna organización política, un gobierno que luchará para que Veracruz recupere su prestigio”, agregando que el prestigio de Veracruz fue lastimado en estas elecciones por la intervención indebida del gobierno, “que termina hoy y termina para siempre”, aseverando que “la democracia llegó para quedarse”.

Por eso ahora Bonilla debe “limpiar” la elección municipal.

El proceso electoral 2020-2021 será el último que Alejandro Bonilla conducirá como Consejero Presidente del Órgano Público Local Electoral de Veracruz (Oplever).

Esto porque el 2 de septiembre de 2022 se cumplirán los siete años para los que fue designado por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) en 2015.

Por eso es apremiante que Bonilla encauce las quejas y denuncias sobre presuntas anomalías ocurridas principalmente en la pasada elección municipal, para que logre cerrar decorosamente su ciclo al frente del Oplever.

Esta no es la primera tormenta que sortea como árbitro electoral. En la sucesión estatal de 2016 tuvo que apechugar la descalificación de Miguel Ángel Yunes Linares, quien el 27 de marzo de ese año, al solicitar su registro como candidato de la alianza PAN-PRD a la gubernatura, en una premeditada actitud de alevosía y ventaja –a sabiendas de que los funcionarios electorales no le arrebatarían el micrófono para rebatirle al instante– pretendió exhibir a Bonilla y al secretario ejecutivo Alfredo Roa Morales al cuestionarles que “no tenemos certeza de que ustedes sean la garantía ni la certeza porque lo que hemos visto es que permiten que sobre su autonomía gravite el poder corruptor de Javier Duarte y sus funcionarios”.

El panista reiteró que “hoy tenemos a un presidente de este organismo que es un presidente que ha trabajado para el gobierno corrupto de Javier Duarte y un secretario ejecutivo que viene de la campaña del PRI, como todos los sabemos”. Y queriéndolos ridiculizar, Yunes les espetó a Bonilla y a Roa: “Ustedes tienen espacio para jugar en un espacio político y ese espacio es el PRI, y por eso los exhorto a que no simulen imparcialidad, a que ustedes se sumen a la campaña del PRI, que es de donde provienen, de donde se originan. No vengan aquí a engañar a los veracruzanos y decir que este proceso será imparcial”.

Sin embargo, casi tres meses después, el domingo 12 de junio, con la egolatría desbordada por recibir la constancia de mayoría –aunque en la sede priista sugerían aguardar el veredicto final del Tribunal Federal Electoral– el gobernador electo agradeció a los funcionarios electorales por defender su autonomía, prometiendo públicamente que, en reconocimiento a ello, él jamás intentaría vulnerar la independencia del órgano electoral.

Yunes felicitó a Bonilla y a todos los integrantes del Oplever por la labor realizada.

“Me comprometo a que el órgano tendrá el más absoluto respeto del gobierno del estado. Me comprometo a que mi gobierno será un gobierno democrático y no apoyará a ningún partido político, un gobierno que no participará en las elecciones, un gobierno que no desviará recursos para apoyar a ninguna organización política, un gobierno que luchará para que Veracruz recupere su prestigio”, agregando que el prestigio de Veracruz fue lastimado en estas elecciones por la intervención indebida del gobierno, “que termina hoy y termina para siempre”, aseverando que “la democracia llegó para quedarse”.

Por eso ahora Bonilla debe “limpiar” la elección municipal.

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