/ miércoles 9 de diciembre de 2020

Contra la calumnia, los hechos son testarudos

En un breve repaso y ante la ausencia del trabajo político, se observa que en los dos años transcurridos del gobierno de la 4T se terminó o se distrajo el presupuesto público autorizado para obras y servicios que los mexicanos esperaban con entusiasmo (porque así los había prometido el fundador del partido Morena).

Lamentablemente la gente se da cuenta que todo fue una ilusión y que se desvaneció el honor de estar cerca del presidente López Obrador, sobre todo ahora que en cada gira le reclaman al líder tabasqueño por las promesas incumplidas, la imparable pandemia generada por el Covid-19 y más de 110 mil familias enlutadas por el consiguiente número de fallecidos a causa de la pésima atención (o desatención) del responsable a la vista, el doctor Hugo López-Gatell, quien pasará a formar parte de la historia negra del actual gobierno federal.

El juego sucio de la política ha sido el favorito de quienes a falta de trabajo y carentes de ideología, recurren a la calumnia (que algo queda) para desprestigiar a sus adversarios o para encubrir la ineptitud de un gobernante que no ha podido cumplirle al pueblo, ni siquiera marcando un nuevo rumbo para la nación.

De ahí que sin rigor metodológico, como bien se dice, se recurre a los bots y a “la corte de los milagros” que comandan periodistas como el doctor “molécula”, quienes basados en testimonios de oídas (carentes de todo valor) atacan inclusive hasta a personajes hoy alejados de la vida pública, que no están en condiciones de responder con valentía y razón, y que en su momento además de desmentir falsas imputaciones en su contra, fueron reconocidos por su liderazgo y su legado de servicio.

Políticos de nuevo cuño y saltimbanquis de partidos políticos se regocijan de los ataques cobardes que se lanzan desde el anonimato en contra de quienes a su paso por el servicio público, fueron reconocidos por su trabajo. Sin embargo, es la realidad la que se encarga de desmentir y aclarar con plenitud, las infames calumnias producidas por mediocres que jamás alcanzarán la estatura de quienes con su mente brillante contribuyeron a la construcción y fortalecimiento de un estado próspero.

La trillada frase “estábamos mejor cuando estábamos peor” se repite y el pueblo repudia la mentira y la calumnia.

En un breve repaso y ante la ausencia del trabajo político, se observa que en los dos años transcurridos del gobierno de la 4T se terminó o se distrajo el presupuesto público autorizado para obras y servicios que los mexicanos esperaban con entusiasmo (porque así los había prometido el fundador del partido Morena).

Lamentablemente la gente se da cuenta que todo fue una ilusión y que se desvaneció el honor de estar cerca del presidente López Obrador, sobre todo ahora que en cada gira le reclaman al líder tabasqueño por las promesas incumplidas, la imparable pandemia generada por el Covid-19 y más de 110 mil familias enlutadas por el consiguiente número de fallecidos a causa de la pésima atención (o desatención) del responsable a la vista, el doctor Hugo López-Gatell, quien pasará a formar parte de la historia negra del actual gobierno federal.

El juego sucio de la política ha sido el favorito de quienes a falta de trabajo y carentes de ideología, recurren a la calumnia (que algo queda) para desprestigiar a sus adversarios o para encubrir la ineptitud de un gobernante que no ha podido cumplirle al pueblo, ni siquiera marcando un nuevo rumbo para la nación.

De ahí que sin rigor metodológico, como bien se dice, se recurre a los bots y a “la corte de los milagros” que comandan periodistas como el doctor “molécula”, quienes basados en testimonios de oídas (carentes de todo valor) atacan inclusive hasta a personajes hoy alejados de la vida pública, que no están en condiciones de responder con valentía y razón, y que en su momento además de desmentir falsas imputaciones en su contra, fueron reconocidos por su liderazgo y su legado de servicio.

Políticos de nuevo cuño y saltimbanquis de partidos políticos se regocijan de los ataques cobardes que se lanzan desde el anonimato en contra de quienes a su paso por el servicio público, fueron reconocidos por su trabajo. Sin embargo, es la realidad la que se encarga de desmentir y aclarar con plenitud, las infames calumnias producidas por mediocres que jamás alcanzarán la estatura de quienes con su mente brillante contribuyeron a la construcción y fortalecimiento de un estado próspero.

La trillada frase “estábamos mejor cuando estábamos peor” se repite y el pueblo repudia la mentira y la calumnia.