/ viernes 7 de agosto de 2020

Dilema en el CCE de Xalapa

La grilla no sólo se da entre miembros de partidos políticos, también en el sector empresarial.

El caso inició cuando los presidentes de los Consejos Coordinadores Empresariales (CCE) del país decidieron unificarse y formar la “Asociación Nacional de Consejos Empresariales Regionales” (ANCER), con el fin de que su voz sea escuchada, dado que las cúpulas empresariales son las únicas que marcan línea y hablan a nombre de los hombres de empresa del país, por lo regular de los más prominentes, dejando a un lado a los que forman los CCE de la provincia, que tienen la misma importancia. En la cumbre de los CCE, en enero pasado, se decidió entonces que el primer presidente sería el veracruzano José Manuel Urreta Ortega, presidente del CCE de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y al mismo tiempo presidente del CCE del estado de Veracruz y hasta ayer coordinador de la Concamin para los estados del oriente del país, cargo que dejó para dedicarse de lleno a la ANCER, es decir, un empresario de amplia trayectoria en política empresarial. La respuesta de los señorones de la política empresarial del país no se hizo esperar y los dirigentes nacionales de Canacintra y Coparmex pidieron a sus afiliados desconocer de inmediato a Urreta y a la ANCER, y abandonarla, situación que incomodó a varios presidentes de CCE del interior de la República que decidieron mantenerse firmes en su decisión. En el caso del presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Xalapa, Octavio Jiménez Silva, desde el principio demostró no comulgar con el nuevo presidente de la ANCER, incluso organizó encuentros con sus cercanos con la intención de jalar marca, pero la situación se complicó porque Jiménez, quien es cien por ciento Coparmex, recibió la orden de su liderazgo nacional de desconocer a su propio CCE y abandonarlo de inmediato. Ahora Jiménez Silva se encuentra entre la espada y la pared: obedecer la orden de su dirigente nacional, Gustavo de Hoyos, para desconocer al Consejo Coordinador Empresarial de Xalapa y disolverlo, o declararse en rebeldía bajo el riesgo de que De Hoyos lo expulse del organismo que lideró en Xalapa. De ser así, al jugarle las contras a Urreta, Jiménez Silva estaría aplicándose el harakiri, y en esta grilla él sería el único afectado. ¿Qué quieren los dirigentes empresariales de provincia que han decidido formar la Ancer?: ser escuchados, que se tome en cuenta la problemática de cada región del país, que no es la misma de todos, y encontrar soluciones, lo cual a todas luces es una posición justa. En tanto, a raíz de estas acciones en la capital veracruzana los empresarios dejaron de ser un bloque sólido, principal razón por la que gobiernos van y vienen y nadie los respeta. A Jiménez sólo le queda abrirse de capa y explicarle a los empresarios xalapeños que, de hacerle caso a las cúpulas nacionales, el Consejo Coordinador de Xalapa tendrá que desaparecer. Tal es el dilema.

opedro2006@gmail.com

La grilla no sólo se da entre miembros de partidos políticos, también en el sector empresarial.

El caso inició cuando los presidentes de los Consejos Coordinadores Empresariales (CCE) del país decidieron unificarse y formar la “Asociación Nacional de Consejos Empresariales Regionales” (ANCER), con el fin de que su voz sea escuchada, dado que las cúpulas empresariales son las únicas que marcan línea y hablan a nombre de los hombres de empresa del país, por lo regular de los más prominentes, dejando a un lado a los que forman los CCE de la provincia, que tienen la misma importancia. En la cumbre de los CCE, en enero pasado, se decidió entonces que el primer presidente sería el veracruzano José Manuel Urreta Ortega, presidente del CCE de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y al mismo tiempo presidente del CCE del estado de Veracruz y hasta ayer coordinador de la Concamin para los estados del oriente del país, cargo que dejó para dedicarse de lleno a la ANCER, es decir, un empresario de amplia trayectoria en política empresarial. La respuesta de los señorones de la política empresarial del país no se hizo esperar y los dirigentes nacionales de Canacintra y Coparmex pidieron a sus afiliados desconocer de inmediato a Urreta y a la ANCER, y abandonarla, situación que incomodó a varios presidentes de CCE del interior de la República que decidieron mantenerse firmes en su decisión. En el caso del presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Xalapa, Octavio Jiménez Silva, desde el principio demostró no comulgar con el nuevo presidente de la ANCER, incluso organizó encuentros con sus cercanos con la intención de jalar marca, pero la situación se complicó porque Jiménez, quien es cien por ciento Coparmex, recibió la orden de su liderazgo nacional de desconocer a su propio CCE y abandonarlo de inmediato. Ahora Jiménez Silva se encuentra entre la espada y la pared: obedecer la orden de su dirigente nacional, Gustavo de Hoyos, para desconocer al Consejo Coordinador Empresarial de Xalapa y disolverlo, o declararse en rebeldía bajo el riesgo de que De Hoyos lo expulse del organismo que lideró en Xalapa. De ser así, al jugarle las contras a Urreta, Jiménez Silva estaría aplicándose el harakiri, y en esta grilla él sería el único afectado. ¿Qué quieren los dirigentes empresariales de provincia que han decidido formar la Ancer?: ser escuchados, que se tome en cuenta la problemática de cada región del país, que no es la misma de todos, y encontrar soluciones, lo cual a todas luces es una posición justa. En tanto, a raíz de estas acciones en la capital veracruzana los empresarios dejaron de ser un bloque sólido, principal razón por la que gobiernos van y vienen y nadie los respeta. A Jiménez sólo le queda abrirse de capa y explicarle a los empresarios xalapeños que, de hacerle caso a las cúpulas nacionales, el Consejo Coordinador de Xalapa tendrá que desaparecer. Tal es el dilema.

opedro2006@gmail.com