/ lunes 30 de noviembre de 2020

Dos años y el principal adversario de AMLO es AMLO

Si nos situamos en el hoy, todo tiempo anterior corresponde a los "gobiernos anteriores". Entonces ya estos dos años que han pasado corresponden al inventario del pasado y aquí ¿quién sería el responsable?

El primero de diciembre de 2018 muchos otorgamos el beneficio de la duda a López Obrador, quizá muchos llegamos a pensar que desde el inicio se vislumbraría alguna posibilidad de logros, que se resolverían alguno de los muchos problemas “heredados” de las pasadas administraciones, pero dos años más tarde hemos visto cómo lo poco que teníamos se ha ido como agua entre las manos.

Para enlistar el desastre que estamos viviendo ocuparía más de 10 veces el espacio que me brinda este prestigiado medio, y aún así no terminaría de enumerar el daño irreversible, el deterioro económico, el empobrecimiento acrecentado, fuga de inversiones, desempleo y cierre de empresas, sin olvidar la crisis sanitaria que ha dejado más de 100 mil muertos.

Si comenzamos por la crisis económica, ésta inició desde 2019, producto de las malas decisiones del gobierno de López Obrador por la cancelación del NAIM y la nueva política energética, generando con esto incertidumbre a la inversión nacional y extranjera, esta última en los primeros nueve meses de 2020 cayó un 9.9 por ciento, respecto al mismo periodo de 2019.

Con la llegada de la pandemia por el Covid-19 la desastrosa gestión del gobierno de López Obrador profundizó la crisis económica, cayendo la economía nacional a niveles no vistos en un siglo. En el segundo trimestre de 2020 el país tuvo la peor caída de su historia al desplomarse 17.1 por ciento, respecto al primer trimestre, y una caída del 18.7 por ciento en comparación con 2019.

La crisis en nuestro país ha sido más severa debido a que el gobierno de López Obrador se negó a autorizar leyes y programas para apoyar la economía de las familias y las Mipymes. México sólo destinó el 0.4 por ciento del PIB en apoyos fiscales por la pandemia.

Si hablamos de la crisis sanitaria, la pandemia evidenció la incapacidad del gobierno de AMLO, pues el país ocupa el cuarto lugar con más muertes por el virus, a nivel mundial, y a la fecha van más de 100 mil decesos, con una tasa de letalidad del cuádruple de la tasa en el mundo (9.7 contra 2.4).

El personal médico ha sido de los principales sectores afectados por la pandemia, por no ser apoyado por las autoridades sanitarias del gobierno federal al no brindarle los insumos y equipos indispensables para su protección, llegando a 147 mil contagiados y más de mil 900 profesionales de la salud que perdieron su vida en la primera línea de defensa contra el letal virus.

Así como la centralización de compras de medicinas y material de curación en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ha generado un persistente desabasto de estos insumos básicos desde 2019, la falta de tratamientos médicos para niños enfermos de cáncer y de vacunas para la población infantil.

En cuanto a la crisis de seguridad, el gobierno de López Obrador tiene el inicio de gobierno más violento de la historia reciente de México, con más de 56 mil delitos de homicidios dolosos en 23 meses de administración, contra 22 mil de Calderón y 33 mil de Peña Nieto en el mismo periodo; a este ritmo el sexenio de AMLO acabará con 175 mil delitos por homicidio dolosos.

Lo que tanto prometió en campaña, al inicio de su gobierno López Obrador no logró erradicar el robo de combustibles (huachicoleo).

Si hablamos de la crisis social que afrontamos, este gobierno usó la política social para conservar y ampliar clientelas políticas con miras a los procesos electorales.

Al tercer trimestre de 2020 la pobreza laboral en el país se elevó a 44.5 por ciento, cerca de la mitad de las personas que trabajan no les alcanzó con sus ingresos laborales para adquirir la canasta alimentaria, esto representa 11.6 millones de personas más respecto al primer trimestre de 2020, y de acuerdo a estimaciones de Coneval, se generarán más de 10 millones de nuevos pobres y otros 10 millones pasarán de pobreza a pobreza extrema.

Trataré de concluir, aunque insisto, no se podría, pero termino con la crisis institucional. La campaña presidencial de López Obrador estuvo atestada de mensajes en torno a combatir la corrupción en el gobierno federal, fenómeno que consideraba “el cáncer de México”.

El signo político de su gobierno es el autoritarismo. Por dos años ha enfilado sus ataques a partidos políticos de oposición, periodistas, medios de comunicación, sociedad civil, órganos autónomos, ha incrementado el involucramiento de las Fuerzas Armadas en numerosas actividades como el control de puertos y aduanas, la construcción del nuevo aeropuerto, de sucursales del Banco de Bienestar y hasta en la distribución de fertilizantes, acciones que no están dentro de su naturaleza.

A lo largo de estos 731 días ha disminuido las capacidades del Estado para proveer servicios públicos y mejorar la vida de los mexicanos, donde eliminó de tajo las estancias infantiles, la atención a víctimas o refugios para mujeres en momentos en que la violencia de género va en alarmante aumento, sin olvidar la eliminación de los 109 fideicomisos y fondos que afectarán la cultura, la ciencia, la tecnología, la atención de desastres naturales, que hoy tanto necesitan los más de 160 mil afectados por las inundaciones en Tabasco, Chiapas y Veracruz.

Y así continuará la larga lista donde parece que el principal adversario de AMLO es el mismo AMLO, pero como decía José de San Martín: “La soberbia es una discapacidad que puede afectar a pobres mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.

Senador por Veracruz del PAN

Si nos situamos en el hoy, todo tiempo anterior corresponde a los "gobiernos anteriores". Entonces ya estos dos años que han pasado corresponden al inventario del pasado y aquí ¿quién sería el responsable?

El primero de diciembre de 2018 muchos otorgamos el beneficio de la duda a López Obrador, quizá muchos llegamos a pensar que desde el inicio se vislumbraría alguna posibilidad de logros, que se resolverían alguno de los muchos problemas “heredados” de las pasadas administraciones, pero dos años más tarde hemos visto cómo lo poco que teníamos se ha ido como agua entre las manos.

Para enlistar el desastre que estamos viviendo ocuparía más de 10 veces el espacio que me brinda este prestigiado medio, y aún así no terminaría de enumerar el daño irreversible, el deterioro económico, el empobrecimiento acrecentado, fuga de inversiones, desempleo y cierre de empresas, sin olvidar la crisis sanitaria que ha dejado más de 100 mil muertos.

Si comenzamos por la crisis económica, ésta inició desde 2019, producto de las malas decisiones del gobierno de López Obrador por la cancelación del NAIM y la nueva política energética, generando con esto incertidumbre a la inversión nacional y extranjera, esta última en los primeros nueve meses de 2020 cayó un 9.9 por ciento, respecto al mismo periodo de 2019.

Con la llegada de la pandemia por el Covid-19 la desastrosa gestión del gobierno de López Obrador profundizó la crisis económica, cayendo la economía nacional a niveles no vistos en un siglo. En el segundo trimestre de 2020 el país tuvo la peor caída de su historia al desplomarse 17.1 por ciento, respecto al primer trimestre, y una caída del 18.7 por ciento en comparación con 2019.

La crisis en nuestro país ha sido más severa debido a que el gobierno de López Obrador se negó a autorizar leyes y programas para apoyar la economía de las familias y las Mipymes. México sólo destinó el 0.4 por ciento del PIB en apoyos fiscales por la pandemia.

Si hablamos de la crisis sanitaria, la pandemia evidenció la incapacidad del gobierno de AMLO, pues el país ocupa el cuarto lugar con más muertes por el virus, a nivel mundial, y a la fecha van más de 100 mil decesos, con una tasa de letalidad del cuádruple de la tasa en el mundo (9.7 contra 2.4).

El personal médico ha sido de los principales sectores afectados por la pandemia, por no ser apoyado por las autoridades sanitarias del gobierno federal al no brindarle los insumos y equipos indispensables para su protección, llegando a 147 mil contagiados y más de mil 900 profesionales de la salud que perdieron su vida en la primera línea de defensa contra el letal virus.

Así como la centralización de compras de medicinas y material de curación en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ha generado un persistente desabasto de estos insumos básicos desde 2019, la falta de tratamientos médicos para niños enfermos de cáncer y de vacunas para la población infantil.

En cuanto a la crisis de seguridad, el gobierno de López Obrador tiene el inicio de gobierno más violento de la historia reciente de México, con más de 56 mil delitos de homicidios dolosos en 23 meses de administración, contra 22 mil de Calderón y 33 mil de Peña Nieto en el mismo periodo; a este ritmo el sexenio de AMLO acabará con 175 mil delitos por homicidio dolosos.

Lo que tanto prometió en campaña, al inicio de su gobierno López Obrador no logró erradicar el robo de combustibles (huachicoleo).

Si hablamos de la crisis social que afrontamos, este gobierno usó la política social para conservar y ampliar clientelas políticas con miras a los procesos electorales.

Al tercer trimestre de 2020 la pobreza laboral en el país se elevó a 44.5 por ciento, cerca de la mitad de las personas que trabajan no les alcanzó con sus ingresos laborales para adquirir la canasta alimentaria, esto representa 11.6 millones de personas más respecto al primer trimestre de 2020, y de acuerdo a estimaciones de Coneval, se generarán más de 10 millones de nuevos pobres y otros 10 millones pasarán de pobreza a pobreza extrema.

Trataré de concluir, aunque insisto, no se podría, pero termino con la crisis institucional. La campaña presidencial de López Obrador estuvo atestada de mensajes en torno a combatir la corrupción en el gobierno federal, fenómeno que consideraba “el cáncer de México”.

El signo político de su gobierno es el autoritarismo. Por dos años ha enfilado sus ataques a partidos políticos de oposición, periodistas, medios de comunicación, sociedad civil, órganos autónomos, ha incrementado el involucramiento de las Fuerzas Armadas en numerosas actividades como el control de puertos y aduanas, la construcción del nuevo aeropuerto, de sucursales del Banco de Bienestar y hasta en la distribución de fertilizantes, acciones que no están dentro de su naturaleza.

A lo largo de estos 731 días ha disminuido las capacidades del Estado para proveer servicios públicos y mejorar la vida de los mexicanos, donde eliminó de tajo las estancias infantiles, la atención a víctimas o refugios para mujeres en momentos en que la violencia de género va en alarmante aumento, sin olvidar la eliminación de los 109 fideicomisos y fondos que afectarán la cultura, la ciencia, la tecnología, la atención de desastres naturales, que hoy tanto necesitan los más de 160 mil afectados por las inundaciones en Tabasco, Chiapas y Veracruz.

Y así continuará la larga lista donde parece que el principal adversario de AMLO es el mismo AMLO, pero como decía José de San Martín: “La soberbia es una discapacidad que puede afectar a pobres mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.

Senador por Veracruz del PAN