/ lunes 18 de julio de 2022

El legado de Juárez

Este 18 de julio se cumplen 150 años de la muerte de Benito Pablo Juárez García, presidente de México de 1857 a 1872.

Desde hace unos días se vienen anunciando innumerables homenajes para honrar la memoria de este Presidente que pasó a la historia como uno de los mejores del país. Muchos historiadores sin importar la ideología que profesen, suelen afirmar que lo que hizo este hombre, en su tiempo y circunstancias, fue simplemente extraordinario.

Sobre este personaje histórico abundan innumerables trabajos de investigación que se enfocan en hitos de la vida política de México durante el mandato de Juárez, y, a manera de homenaje y recordatorio, repasaremos algunos por los cuales se le recordará siempre a este Presidente como un ejemplo de voluntad, dignidad, honestidad, congruencia, austeridad, inteligencia, humildad y enorme amor a la patria.

Benito Juárez nació en 1806, cuatro años antes de la independencia, cuando México no existía como Nación, y murió en 1872 cuando un proyecto liberal nos encaminaba al Estado Nación que es hoy. Esto es importante pues Juárez era un gran visionario, y, si somos hoy un país liberal y democrático, es en gran parte gracias a él.

Para llegar a ser presidente, Juárez pasó por todos los niveles de gobierno y todos los poderes; fue regidor, diputado local, magistrado, juez de primera instancia, secretario de gobierno, diputado federal, secretario de instrucción y negocios eclesiásticos, ministro de gobernación, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, gobernador de Oaxaca en cuatro ocasiones, y finalmente presidente.

Gracias al tesón de Juárez nuestro país pudo pasar dos importantes etapas sin las cuales sería incomprensible la realidad actual, la Guerra de Reforma y la Guerra de Intervención Francesa.

Recordemos que Juárez quitó, con las Leyes de Reforma, fueros a la Iglesia y al Ejército, dos grandes instituciones que acumulaban mucho poder en la época. A la Iglesia le quitó la hegemonía política que tenía. Un ejemplo fue el derecho exclusivo para impartir la educación. También, Juárez declaró la nacionalización de los bienes de la Iglesia, la libertad de cultos, el matrimonio civil, y la secularización de los cementerios. Recordemos que la Iglesia tenía el derecho de decidir a quién se enterraba en los cementerios, y negaba a los liberales el permiso de enterrar a sus difuntos en los camposantos, por lo que tenían que verse obligados a enterrar a sus seres queridos en los jardines de sus casas.

Estos actos rompieron con la organización social del país como la conocíamos hasta ese momento, y le costó a Juárez el odio de los conservadores y la excomulgación de parte de la Iglesia. Sin embargo, Juárez luchó contra los conservadores que se oponían a la Constitución de 1857, y ganó.

Juárez volvió a estar en otra guerra, esta vez contra contra la invasión francesa y la imposición de un emperador austrohúngaro apoyado por muchos de los conservadores mexicanos, y ganó de nuevo. ¿Cómo olvidar ese capítulo de la historia donde en un carruaje huyó por gran parte del país llevando consigo la presidencia y el archivo de la nación? Estaba determinado a no rendirse y hasta morir en el intento para no dejar en manos de traidores al país. Había fusilado al emperador, a pesar de que incluso personas afines a él se oponían, para dejar el claro mensaje de que México jamás sería de traidores. Esta fue una de las lecciones históricas más importantes del presidente Juárez.

Como funcionario público, Juárez defendió siempre el vivir en la honrada medianía. Incapaz de tomar un peso de las arcas de la Nación, era la rectitud moral personificada. Mientras duró la guerra no cobró su sueldo, pues destinaba todo el dinero en pagar a los magros ejércitos que le apoyaban. No olvidemos que prohibió la deportación de indígenas mayas como esclavos a Cuba en la llamada Guerra de Castas, y que en sus inicios como abogado fue a la cárcel injustamente por defender a unos campesinos oaxaqueños por los abusivos cobros que les hacía la Iglesia por sus servicios. Juárez fue defensor de los derechos humanos de los campesinos indígenas.

Otro capítulo aparte es sobre el impresionante equipo que comandó Juárez cuando fue Presidente. El historiador Pedro Salmerón dice atinadamente que los otros liberales que le acompañaban en su gobierno sin duda alguna superaban, cada uno en su área, en preparación a Juárez, pero que el Presidente sería el “mejor director de orquesta”, por lo cual el gabinete de Juárez siempre será recordado por ser uno de los mejores de la historia del país.

A pesar de la imagen que tenemos de él, donde siempre aparece con una cara dura y adusta, Juárez era una persona humilde e incluso un gran bailarín.

Al presidente le gustaba mucho bailar polkas, y hay registros sobre alguna fiesta organizada por la resistencia donde llegó a bailar hasta nueve horas. Paco Ignacio Taibo II, historiador, cuenta que en una ocasión las damas de la resistencia en Chihuahua le organizaron un baile y Juárez se negó a ir. Su secretario informó a las organizadoras que la razón era que el presidente no tenía zapatos, pues tras meses sin cobrar sueldo los que traía estaban rotos. En ese momento las damas se organizaron y compraron los zapatos para que el presidente pudiera ir finalmente. Dice Taibo que polkas, valses y pasodobles eran los favoritos del presidente. Juárez fue admirador y admirado por Abraham Lincon. Recibió homenajes de los congresos de Colombia y de República Dominicana, donde le otorgaron el título de “Benemérito”. Cerca de Buenos Aires, Argentina, hay una población que lleva el nombre de Juárez, e incluso en Copiapó, ciudad chilena, realizaron una recaudación de fondos que enviaron al presidente mexicano para su lucha contra los franceses. Actualmente en Iztapalapa, México, existe una escuela primaria con el nombre de Copiapó en honor del gesto de aquella población.

Como no admirar a este presidente que hasta los 12 años aprendió el español, y con gran voluntad llegó a ser, y a hacer, grandes hazañas por su país.

Nos faltan líneas para seguir honrando la memoria de uno de los más grandes hombres de México, ejemplo incluso para otras naciones e inspiración a otros grandes como nuestro actual presidente.

Valga este recordatorio para quienes deseen servir al país. Que no se olviden de conocer y leer a este gran hombre. Que honren su memoria haciendo lo mejor por México.

Facebook: @ManuelHuertaLG

Twitter: @ManuelHuertaLdG

Instagram: manuelhuertalg

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Youtube: @ManuelHuerta

Este 18 de julio se cumplen 150 años de la muerte de Benito Pablo Juárez García, presidente de México de 1857 a 1872.

Desde hace unos días se vienen anunciando innumerables homenajes para honrar la memoria de este Presidente que pasó a la historia como uno de los mejores del país. Muchos historiadores sin importar la ideología que profesen, suelen afirmar que lo que hizo este hombre, en su tiempo y circunstancias, fue simplemente extraordinario.

Sobre este personaje histórico abundan innumerables trabajos de investigación que se enfocan en hitos de la vida política de México durante el mandato de Juárez, y, a manera de homenaje y recordatorio, repasaremos algunos por los cuales se le recordará siempre a este Presidente como un ejemplo de voluntad, dignidad, honestidad, congruencia, austeridad, inteligencia, humildad y enorme amor a la patria.

Benito Juárez nació en 1806, cuatro años antes de la independencia, cuando México no existía como Nación, y murió en 1872 cuando un proyecto liberal nos encaminaba al Estado Nación que es hoy. Esto es importante pues Juárez era un gran visionario, y, si somos hoy un país liberal y democrático, es en gran parte gracias a él.

Para llegar a ser presidente, Juárez pasó por todos los niveles de gobierno y todos los poderes; fue regidor, diputado local, magistrado, juez de primera instancia, secretario de gobierno, diputado federal, secretario de instrucción y negocios eclesiásticos, ministro de gobernación, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, gobernador de Oaxaca en cuatro ocasiones, y finalmente presidente.

Gracias al tesón de Juárez nuestro país pudo pasar dos importantes etapas sin las cuales sería incomprensible la realidad actual, la Guerra de Reforma y la Guerra de Intervención Francesa.

Recordemos que Juárez quitó, con las Leyes de Reforma, fueros a la Iglesia y al Ejército, dos grandes instituciones que acumulaban mucho poder en la época. A la Iglesia le quitó la hegemonía política que tenía. Un ejemplo fue el derecho exclusivo para impartir la educación. También, Juárez declaró la nacionalización de los bienes de la Iglesia, la libertad de cultos, el matrimonio civil, y la secularización de los cementerios. Recordemos que la Iglesia tenía el derecho de decidir a quién se enterraba en los cementerios, y negaba a los liberales el permiso de enterrar a sus difuntos en los camposantos, por lo que tenían que verse obligados a enterrar a sus seres queridos en los jardines de sus casas.

Estos actos rompieron con la organización social del país como la conocíamos hasta ese momento, y le costó a Juárez el odio de los conservadores y la excomulgación de parte de la Iglesia. Sin embargo, Juárez luchó contra los conservadores que se oponían a la Constitución de 1857, y ganó.

Juárez volvió a estar en otra guerra, esta vez contra contra la invasión francesa y la imposición de un emperador austrohúngaro apoyado por muchos de los conservadores mexicanos, y ganó de nuevo. ¿Cómo olvidar ese capítulo de la historia donde en un carruaje huyó por gran parte del país llevando consigo la presidencia y el archivo de la nación? Estaba determinado a no rendirse y hasta morir en el intento para no dejar en manos de traidores al país. Había fusilado al emperador, a pesar de que incluso personas afines a él se oponían, para dejar el claro mensaje de que México jamás sería de traidores. Esta fue una de las lecciones históricas más importantes del presidente Juárez.

Como funcionario público, Juárez defendió siempre el vivir en la honrada medianía. Incapaz de tomar un peso de las arcas de la Nación, era la rectitud moral personificada. Mientras duró la guerra no cobró su sueldo, pues destinaba todo el dinero en pagar a los magros ejércitos que le apoyaban. No olvidemos que prohibió la deportación de indígenas mayas como esclavos a Cuba en la llamada Guerra de Castas, y que en sus inicios como abogado fue a la cárcel injustamente por defender a unos campesinos oaxaqueños por los abusivos cobros que les hacía la Iglesia por sus servicios. Juárez fue defensor de los derechos humanos de los campesinos indígenas.

Otro capítulo aparte es sobre el impresionante equipo que comandó Juárez cuando fue Presidente. El historiador Pedro Salmerón dice atinadamente que los otros liberales que le acompañaban en su gobierno sin duda alguna superaban, cada uno en su área, en preparación a Juárez, pero que el Presidente sería el “mejor director de orquesta”, por lo cual el gabinete de Juárez siempre será recordado por ser uno de los mejores de la historia del país.

A pesar de la imagen que tenemos de él, donde siempre aparece con una cara dura y adusta, Juárez era una persona humilde e incluso un gran bailarín.

Al presidente le gustaba mucho bailar polkas, y hay registros sobre alguna fiesta organizada por la resistencia donde llegó a bailar hasta nueve horas. Paco Ignacio Taibo II, historiador, cuenta que en una ocasión las damas de la resistencia en Chihuahua le organizaron un baile y Juárez se negó a ir. Su secretario informó a las organizadoras que la razón era que el presidente no tenía zapatos, pues tras meses sin cobrar sueldo los que traía estaban rotos. En ese momento las damas se organizaron y compraron los zapatos para que el presidente pudiera ir finalmente. Dice Taibo que polkas, valses y pasodobles eran los favoritos del presidente. Juárez fue admirador y admirado por Abraham Lincon. Recibió homenajes de los congresos de Colombia y de República Dominicana, donde le otorgaron el título de “Benemérito”. Cerca de Buenos Aires, Argentina, hay una población que lleva el nombre de Juárez, e incluso en Copiapó, ciudad chilena, realizaron una recaudación de fondos que enviaron al presidente mexicano para su lucha contra los franceses. Actualmente en Iztapalapa, México, existe una escuela primaria con el nombre de Copiapó en honor del gesto de aquella población.

Como no admirar a este presidente que hasta los 12 años aprendió el español, y con gran voluntad llegó a ser, y a hacer, grandes hazañas por su país.

Nos faltan líneas para seguir honrando la memoria de uno de los más grandes hombres de México, ejemplo incluso para otras naciones e inspiración a otros grandes como nuestro actual presidente.

Valga este recordatorio para quienes deseen servir al país. Que no se olviden de conocer y leer a este gran hombre. Que honren su memoria haciendo lo mejor por México.

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