/ jueves 10 de junio de 2021

El permiso de AMLO

La diferencia entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard con Ricardo Monreal es, simple y sencillamente, que el líder de los senadores morenistas decidió no seguir al pie de la letra las instrucciones de AMLO.

Se da ese lujo y el tabasqueño se lo permite. Le dijeron que operara en algunas alcaldías de la CDMX, no lo efectuó del todo; le indicaron ayudara a la Jefa de Gobierno; prefirió no hacerlo completamente. Y es que el Presidente ve a Monreal como una opción emergente para sucederlo ante la caída en los números de Sheinbaum y Ebrard. Fuentes me hacen saber que en uno de sus múltiples encuentros tempraneros, AMLO le dijo al senador que empezara a trabajar su aspiración rumbo al 2024, a sabiendas de que a pesar de todos los inconvenientes, había dos personas arriba de él en este momento: su canciller y la Jefa de Gobierno. El Presidente tenía claro que antes de recibir su anuencia, Monreal buscaba afianzarse y operaba contra Sheinbaum, a quien siempre ha visto como la opción más fuerte para agenciarse la candidatura. “Ricardo: ayuda a Claudia, en este momento necesitamos sumar todos, requerimos conservar la ciudad”, dijo AMLO. Y éste le hizo caso, pero a su manera. En la reunión del día después a las elecciones (una en la que estuvieron citados los tres aspirantes del momento hacia el 2024), AMLO nunca vio a los ojos a Sheinbaum mientras daba sus razones de lo ocurrido en las votaciones; el Presidente asentía sin observarla, y en tres ocasiones le pidió que dejara hablar a otros. Personas que asistieron a esa junta aseguran que la Jefa de Gobierno buscó cualquier gesto de solidaridad en AMLO, y no lo encontró, al menos en esta ocasión. “Siempre me han cumplido, pero ahora me fallaron con la CDMX, necesito me expliquen lo que ocurrió”, dijo el Presidente, en clara alusión a Sheinbaum y Monreal. El que poco habló fue Ebrard, de hecho, en esta ocasión se limitó, hábilmente, (pues el silencio en ocasiones es buen aliado), a observar lo que aconteció en esa junta posterior a la jornada electoral. Y es que aunque Monreal no siguió al pie de la letra la instrucción de AMLO, tiene un “permiso tácito” para buscar despuntar por encima de sus dos contendientes. Es por ello que derivado de estos acontecimientos, gente en Palacio Nacional asegura que Ebrard y Sheinbaum decidieron unir sus equipos para bajar de la contienda a Ricardo Monreal, y así, continuar disputándose entre ellos dos la candidatura del 2024, (tal como estaba planeado originalmente). ¿Podrán hacerlo? Ya veremos.

En el PRI ya se sabe de un poderoso grupo para quitar la dirigencia del PRI a Alejandro Moreno, más aún después de lo ocurrido con la gubernatura de su propio estado, Campeche. Varios coinciden en que su continua presencia en esas tierras restó, más allá de sumar a la causa. Todo parece indicar que aquellas fuerzas que encumbraron a “Alito” buscarán dejarlo únicamente en San Lázaro, sin operar más en las instalaciones de Insurgentes Norte, como líder del tricolor.

La diferencia entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard con Ricardo Monreal es, simple y sencillamente, que el líder de los senadores morenistas decidió no seguir al pie de la letra las instrucciones de AMLO.

Se da ese lujo y el tabasqueño se lo permite. Le dijeron que operara en algunas alcaldías de la CDMX, no lo efectuó del todo; le indicaron ayudara a la Jefa de Gobierno; prefirió no hacerlo completamente. Y es que el Presidente ve a Monreal como una opción emergente para sucederlo ante la caída en los números de Sheinbaum y Ebrard. Fuentes me hacen saber que en uno de sus múltiples encuentros tempraneros, AMLO le dijo al senador que empezara a trabajar su aspiración rumbo al 2024, a sabiendas de que a pesar de todos los inconvenientes, había dos personas arriba de él en este momento: su canciller y la Jefa de Gobierno. El Presidente tenía claro que antes de recibir su anuencia, Monreal buscaba afianzarse y operaba contra Sheinbaum, a quien siempre ha visto como la opción más fuerte para agenciarse la candidatura. “Ricardo: ayuda a Claudia, en este momento necesitamos sumar todos, requerimos conservar la ciudad”, dijo AMLO. Y éste le hizo caso, pero a su manera. En la reunión del día después a las elecciones (una en la que estuvieron citados los tres aspirantes del momento hacia el 2024), AMLO nunca vio a los ojos a Sheinbaum mientras daba sus razones de lo ocurrido en las votaciones; el Presidente asentía sin observarla, y en tres ocasiones le pidió que dejara hablar a otros. Personas que asistieron a esa junta aseguran que la Jefa de Gobierno buscó cualquier gesto de solidaridad en AMLO, y no lo encontró, al menos en esta ocasión. “Siempre me han cumplido, pero ahora me fallaron con la CDMX, necesito me expliquen lo que ocurrió”, dijo el Presidente, en clara alusión a Sheinbaum y Monreal. El que poco habló fue Ebrard, de hecho, en esta ocasión se limitó, hábilmente, (pues el silencio en ocasiones es buen aliado), a observar lo que aconteció en esa junta posterior a la jornada electoral. Y es que aunque Monreal no siguió al pie de la letra la instrucción de AMLO, tiene un “permiso tácito” para buscar despuntar por encima de sus dos contendientes. Es por ello que derivado de estos acontecimientos, gente en Palacio Nacional asegura que Ebrard y Sheinbaum decidieron unir sus equipos para bajar de la contienda a Ricardo Monreal, y así, continuar disputándose entre ellos dos la candidatura del 2024, (tal como estaba planeado originalmente). ¿Podrán hacerlo? Ya veremos.

En el PRI ya se sabe de un poderoso grupo para quitar la dirigencia del PRI a Alejandro Moreno, más aún después de lo ocurrido con la gubernatura de su propio estado, Campeche. Varios coinciden en que su continua presencia en esas tierras restó, más allá de sumar a la causa. Todo parece indicar que aquellas fuerzas que encumbraron a “Alito” buscarán dejarlo únicamente en San Lázaro, sin operar más en las instalaciones de Insurgentes Norte, como líder del tricolor.