/ martes 11 de mayo de 2021

Eliminación de entes autónomos tiene carácter autoritario

Desde su púlpito mañanero, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado en varias ocasiones que los órganos autónomos tienen que desaparecer, porque, según él, duplican funciones, su costo es elevado y son instrumentos de “simulación” creados por los gobiernos anteriores, sin mostrar algún sustento o prueba que avale que lo que dice sea cierto.

El Ejecutivo federal parece estar mal asesorado o ignorar que los entes de autonomía constitucional no fueron creados por el gobierno, sino por el Poder Legislativo a través de reformas constitucionales avaladas por las legislaturas de las entidades federativas, con el objetivo de demarcar y observar las facultades del presidente en diversos temas.

Los órganos autónomos están encargados desde la organización de un proceso electoral, los derechos humanos, el compromiso de transparentar la gestión gubernamental, los que aportan a la economía y las finanzas de los consumidores, aquellos que son reguladores y su función es generar confianza en los mercados para que pueda haber inversiones.

Los organismos descentralizados tienen la única labor de cumplir y trabajar al margen de la ley, no de la política ni de los intereses de un solo hombre, y AMLO, al querer desaparecerlos o debilitarlos, solo generarían un gran retroceso en la democracia y, además, para hacerlo tendría que reformar la Constitución.

Últimamente las reformas promovidas por el presidente de la República, sobre todo antes de terminar el segundo periodo del tercer año legislativo en ambas cámaras, como la del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, la Ley de la Industria Eléctrica y de Hidrocarburos y la Ley Orgánica de la Fiscalía, se encuentran impugnadas judicialmente.

A estas también se le suma la reforma al Poder Judicial, incluido el polémico artículo Décimo Tercero Transitorio, que plantea ampliar dos años más el mandato del actual ministro Arturo Zaldívar como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), así como de los consejeros de la judicatura.

Ese paquete de leyes del Ejecutivo federal fueron aprobadas sin el previo estudio, sin el consenso legislativo, ni la discusión previa, se votaron al vapor, sin tomar en cuenta que violentan la Constitución, la seguridad jurídica; el principio de sustentabilidad y competencia (como la LIE e Hidrocarburos); así como el respeto a los tratados internacionales.

Quiero pensar que el Presidente no pretendía hacer estas reformas, ni mucho menos decir que eliminaría el Instituto Nacional Electoral (INE) y órganos autónomos, pero al ver que cada día nos acercamos más al 6 de junio y saber que su “Movimiento de Regeneración Nacional” no tiene la misma fuerza que en 2018, mostró al dictador que siempre ha llevado dentro.

Tal parece que la intención de Andrés Manuel López Obrador es concentrar para sí el poder que históricamente le ha venido siendo limitado al Ejecutivo a través de los órganos autónomos, incluso como consecuencia de la presión que él mismo forjó cuando formaba parte de la oposición.

López Obrador está arremetiendo contra estos entes acusándolos de corruptos, y lo único que está logrando es desestabilizar al país, generando incertidumbre en las inversiones, causando afectaciones económicas, pero sobre todo, está mostrando su carácter regresivo y autoritario.

*Senador por Veracruz del PAN

Desde su púlpito mañanero, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado en varias ocasiones que los órganos autónomos tienen que desaparecer, porque, según él, duplican funciones, su costo es elevado y son instrumentos de “simulación” creados por los gobiernos anteriores, sin mostrar algún sustento o prueba que avale que lo que dice sea cierto.

El Ejecutivo federal parece estar mal asesorado o ignorar que los entes de autonomía constitucional no fueron creados por el gobierno, sino por el Poder Legislativo a través de reformas constitucionales avaladas por las legislaturas de las entidades federativas, con el objetivo de demarcar y observar las facultades del presidente en diversos temas.

Los órganos autónomos están encargados desde la organización de un proceso electoral, los derechos humanos, el compromiso de transparentar la gestión gubernamental, los que aportan a la economía y las finanzas de los consumidores, aquellos que son reguladores y su función es generar confianza en los mercados para que pueda haber inversiones.

Los organismos descentralizados tienen la única labor de cumplir y trabajar al margen de la ley, no de la política ni de los intereses de un solo hombre, y AMLO, al querer desaparecerlos o debilitarlos, solo generarían un gran retroceso en la democracia y, además, para hacerlo tendría que reformar la Constitución.

Últimamente las reformas promovidas por el presidente de la República, sobre todo antes de terminar el segundo periodo del tercer año legislativo en ambas cámaras, como la del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, la Ley de la Industria Eléctrica y de Hidrocarburos y la Ley Orgánica de la Fiscalía, se encuentran impugnadas judicialmente.

A estas también se le suma la reforma al Poder Judicial, incluido el polémico artículo Décimo Tercero Transitorio, que plantea ampliar dos años más el mandato del actual ministro Arturo Zaldívar como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), así como de los consejeros de la judicatura.

Ese paquete de leyes del Ejecutivo federal fueron aprobadas sin el previo estudio, sin el consenso legislativo, ni la discusión previa, se votaron al vapor, sin tomar en cuenta que violentan la Constitución, la seguridad jurídica; el principio de sustentabilidad y competencia (como la LIE e Hidrocarburos); así como el respeto a los tratados internacionales.

Quiero pensar que el Presidente no pretendía hacer estas reformas, ni mucho menos decir que eliminaría el Instituto Nacional Electoral (INE) y órganos autónomos, pero al ver que cada día nos acercamos más al 6 de junio y saber que su “Movimiento de Regeneración Nacional” no tiene la misma fuerza que en 2018, mostró al dictador que siempre ha llevado dentro.

Tal parece que la intención de Andrés Manuel López Obrador es concentrar para sí el poder que históricamente le ha venido siendo limitado al Ejecutivo a través de los órganos autónomos, incluso como consecuencia de la presión que él mismo forjó cuando formaba parte de la oposición.

López Obrador está arremetiendo contra estos entes acusándolos de corruptos, y lo único que está logrando es desestabilizar al país, generando incertidumbre en las inversiones, causando afectaciones económicas, pero sobre todo, está mostrando su carácter regresivo y autoritario.

*Senador por Veracruz del PAN