/ domingo 20 de septiembre de 2020

En política la reciprocidad no existe

Las frases acuñadas en 18 años de campaña por la Presidencia de la República han convertido al gran tlatoani en un filósofo a la mexicana, que lo mismo vaticina una cosa como otra. No hay que olvidar que en medio de marchas y plantones en la Ciudad de México y bajo amenazas de atentados a pozos petroleros, AMLO renunció al tricolor y buscó a Porfirio Muñoz Ledo, también exmilitante y expresidente nacional del PRI.

El encuentro de Andrés Manuel y Porfirio sirvió para que el hoy titular del Poder Ejecutivo se afiliara al PRD, que presidía Muñoz Ledo, y en unos meses, con la anuencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador sustituyó a Porfirio en la dirigencia nacional del PRD.

De aquellos viejos cuadros políticos también forma parte el hoy diputado Mario Delgado, líder de la bancada de Morena y casi seguro presidente del partido de Andrés Manuel, porque como bien lo afirman sus colegas, la “joya de la corona” no podría quedar en mejores manos.

Muñoz Ledo, sin duda, es el mejor de todos los aspirantes para ganar la contienda interna de Morena a Yeidckol Polevnsky, Mario Delgado, Gibrán (¿quién es Gibrán?) y a los casi cien aspirantes registrados con este fin ante el INE.

Hay una frase frecuentemente citada por la clase política de México que dice “genio y figura, hasta la sepultura”, y entre los políticos de la izquierda mexicana eso representa don Porfirio Muñoz Ledo. Especializado en la ciencia política, diplomático de carrera, catedrático, escritor de textos para la formación de políticos, expresidente nacional del PRI y PRD, vendría a dar disciplina y organización a Morena para contender y ganar las elecciones de 2021 y 2024.

Muñoz Ledo no tuvo empacho para denunciar la corrupción millonaria ejecutada por representantes de Morena para comprar voluntades de magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y tampoco tiene ahora porqué callar la estrategia unipersonal que ha delineado el canciller Marcelo Ebrard, a través del diputado Mario Delgado, para garantizar su nominación como candidato de Morena y relevar al Presidente en funciones.

La tozudez de Porfirio puede hacer fracasar el proyecto del canciller Ebrard y del diputado Mario Delgado, y a estas alturas de su vida quienes lo conocemos podemos asegurar que “ya va su espada en prenda”; es cosa de esperar.

Las frases acuñadas en 18 años de campaña por la Presidencia de la República han convertido al gran tlatoani en un filósofo a la mexicana, que lo mismo vaticina una cosa como otra. No hay que olvidar que en medio de marchas y plantones en la Ciudad de México y bajo amenazas de atentados a pozos petroleros, AMLO renunció al tricolor y buscó a Porfirio Muñoz Ledo, también exmilitante y expresidente nacional del PRI.

El encuentro de Andrés Manuel y Porfirio sirvió para que el hoy titular del Poder Ejecutivo se afiliara al PRD, que presidía Muñoz Ledo, y en unos meses, con la anuencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador sustituyó a Porfirio en la dirigencia nacional del PRD.

De aquellos viejos cuadros políticos también forma parte el hoy diputado Mario Delgado, líder de la bancada de Morena y casi seguro presidente del partido de Andrés Manuel, porque como bien lo afirman sus colegas, la “joya de la corona” no podría quedar en mejores manos.

Muñoz Ledo, sin duda, es el mejor de todos los aspirantes para ganar la contienda interna de Morena a Yeidckol Polevnsky, Mario Delgado, Gibrán (¿quién es Gibrán?) y a los casi cien aspirantes registrados con este fin ante el INE.

Hay una frase frecuentemente citada por la clase política de México que dice “genio y figura, hasta la sepultura”, y entre los políticos de la izquierda mexicana eso representa don Porfirio Muñoz Ledo. Especializado en la ciencia política, diplomático de carrera, catedrático, escritor de textos para la formación de políticos, expresidente nacional del PRI y PRD, vendría a dar disciplina y organización a Morena para contender y ganar las elecciones de 2021 y 2024.

Muñoz Ledo no tuvo empacho para denunciar la corrupción millonaria ejecutada por representantes de Morena para comprar voluntades de magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y tampoco tiene ahora porqué callar la estrategia unipersonal que ha delineado el canciller Marcelo Ebrard, a través del diputado Mario Delgado, para garantizar su nominación como candidato de Morena y relevar al Presidente en funciones.

La tozudez de Porfirio puede hacer fracasar el proyecto del canciller Ebrard y del diputado Mario Delgado, y a estas alturas de su vida quienes lo conocemos podemos asegurar que “ya va su espada en prenda”; es cosa de esperar.