/ domingo 25 de octubre de 2020

Extínguelos, después los auditamos…

Se consumó el capricho. La voluntad y verdad del presidente Andrés Manuel López Obrador por encima de las razones y las causas. El pasado miércoles se dejó en desamparo a víctimas, deportistas, artistas, científicos, trabajadores del agro, al medio ambiente, la educación, a periodistas, a defensores de derechos humanos, con el argumento trillado -no documentado- de la “corrupción”, para así lograr de tajo y en dos actos borrar 109 partidas de recursos que, en muchos de los casos, apoyaban a incontables sectores del país.

El atropello presidencial y parlamentario esté finiquitado. La vieja sede de la Casona de Xicoténcatl fue testigo mudo de una sesión espuria del pleno del Senado, donde se crucificaron, insisto, 109 fideicomisos, con la instrucción del jefe máximo de la bancada que hoy es mayoría y bajo la premisa desde Palacio Nacional: “extínguelos y luego auditamos”. Así inició, sin medidas sanitarias y con una "lista espuria" que no acreditaba quórum.

Una semana antes, cuando en Paseo de la Reforma se manifestaron científicos, colectivos que buscan a sus desaparecidos, periodistas, artistas y deportistas, que llegaron de manera pacífica con consignas como: “Sin apoyo a la cultura, un país de dictadura”, “No tiene sentimientos, no tiene corazón, no le importa dejar a tantos niños en la indefensión” y “Senador no seas sumiso, defiende el fideicomiso”, entre tantos reclamos de víctimas, los senadores de Morena y aliados sumisos hasta el cansancio al jefe máximo le dieron la espalda al pueblo.

La noche del lunes, previo a la votación de quienes integramos la Cámara alta y luego de que se concretara en comisiones la extinción de 109 fideicomisos, los manifestantes, familiares de víctimas, permanecieron esa noche afuera del Senado, externando su decepción con las políticas del actual régimen.

Entrada la medianoche, fueron rodeados como si fueran unos delincuentes y a ellos no se les pidió disculpas, como se le pidió al “Chapo” Guzmán, en la mañanera. Ahí policías antimotines, conocidos como -granaderos-, que se pensaban o que nos dijeron que estaban extintos, llegaron a intimidar y desalojar a las familias y víctimas que pernoctaban allí esperando que se recapacitara y no se eliminaran de tajo los apoyos.

Los legisladores que integramos el bloque opositor presentamos cerca de 500 reservas de ley de la minuta que modifica 18 leyes, mismas que fueron aprobadas en lo general y en lo particular, ante la acelerada sesión que estuvo cercada todo el tiempo por elementos policiacos.

Y fue así como el miércoles de crucifixión se eliminaron los fideicomisos. La sordera de diputados y senadores de Morena y la indiferencia presidencial ignoró por completo los reclamos de los ciudadanos al peor estilo del viejo régimen.

En tribuna pedimos, exigimos e hicimos muchos llamados; que si el Presidente sabía que en los fideicomisos hay “corruptos”, que dijera quiénes, que pasara la lista de nombres, que se castigara como marca la ley, si es verdad que quiere acabar con la corrupción, pero sus huestes prefirieron extinguir y después auditar.

Hoy, los 109 fideicomisos extintos a solicitud de Morena y con apoyo del PES y PVEM, cuentan con un saldo de 68 mil millones de pesos, recursos que serán manejados al antojo y en bandeja de plata del Presidente a través de la Tesorería de la Federación.

Aunque López siga diciendo que los recursos seguirán fluyendo, no existe garantía alguna de que esto realmente suceda, porque es absurdo que esquemas con reglas de operación muy concretas, se manejen al vapor. No sería extraño que esos miles de millones de pesos ahora vayan a parar a la bolsa del programa insignia del Presidente, que es lo mismo que allanar el camino electoral para que su maltrecho y vapuleado partido continúe en el poder.

(*) Senador del PAN por Veracruz

Se consumó el capricho. La voluntad y verdad del presidente Andrés Manuel López Obrador por encima de las razones y las causas. El pasado miércoles se dejó en desamparo a víctimas, deportistas, artistas, científicos, trabajadores del agro, al medio ambiente, la educación, a periodistas, a defensores de derechos humanos, con el argumento trillado -no documentado- de la “corrupción”, para así lograr de tajo y en dos actos borrar 109 partidas de recursos que, en muchos de los casos, apoyaban a incontables sectores del país.

El atropello presidencial y parlamentario esté finiquitado. La vieja sede de la Casona de Xicoténcatl fue testigo mudo de una sesión espuria del pleno del Senado, donde se crucificaron, insisto, 109 fideicomisos, con la instrucción del jefe máximo de la bancada que hoy es mayoría y bajo la premisa desde Palacio Nacional: “extínguelos y luego auditamos”. Así inició, sin medidas sanitarias y con una "lista espuria" que no acreditaba quórum.

Una semana antes, cuando en Paseo de la Reforma se manifestaron científicos, colectivos que buscan a sus desaparecidos, periodistas, artistas y deportistas, que llegaron de manera pacífica con consignas como: “Sin apoyo a la cultura, un país de dictadura”, “No tiene sentimientos, no tiene corazón, no le importa dejar a tantos niños en la indefensión” y “Senador no seas sumiso, defiende el fideicomiso”, entre tantos reclamos de víctimas, los senadores de Morena y aliados sumisos hasta el cansancio al jefe máximo le dieron la espalda al pueblo.

La noche del lunes, previo a la votación de quienes integramos la Cámara alta y luego de que se concretara en comisiones la extinción de 109 fideicomisos, los manifestantes, familiares de víctimas, permanecieron esa noche afuera del Senado, externando su decepción con las políticas del actual régimen.

Entrada la medianoche, fueron rodeados como si fueran unos delincuentes y a ellos no se les pidió disculpas, como se le pidió al “Chapo” Guzmán, en la mañanera. Ahí policías antimotines, conocidos como -granaderos-, que se pensaban o que nos dijeron que estaban extintos, llegaron a intimidar y desalojar a las familias y víctimas que pernoctaban allí esperando que se recapacitara y no se eliminaran de tajo los apoyos.

Los legisladores que integramos el bloque opositor presentamos cerca de 500 reservas de ley de la minuta que modifica 18 leyes, mismas que fueron aprobadas en lo general y en lo particular, ante la acelerada sesión que estuvo cercada todo el tiempo por elementos policiacos.

Y fue así como el miércoles de crucifixión se eliminaron los fideicomisos. La sordera de diputados y senadores de Morena y la indiferencia presidencial ignoró por completo los reclamos de los ciudadanos al peor estilo del viejo régimen.

En tribuna pedimos, exigimos e hicimos muchos llamados; que si el Presidente sabía que en los fideicomisos hay “corruptos”, que dijera quiénes, que pasara la lista de nombres, que se castigara como marca la ley, si es verdad que quiere acabar con la corrupción, pero sus huestes prefirieron extinguir y después auditar.

Hoy, los 109 fideicomisos extintos a solicitud de Morena y con apoyo del PES y PVEM, cuentan con un saldo de 68 mil millones de pesos, recursos que serán manejados al antojo y en bandeja de plata del Presidente a través de la Tesorería de la Federación.

Aunque López siga diciendo que los recursos seguirán fluyendo, no existe garantía alguna de que esto realmente suceda, porque es absurdo que esquemas con reglas de operación muy concretas, se manejen al vapor. No sería extraño que esos miles de millones de pesos ahora vayan a parar a la bolsa del programa insignia del Presidente, que es lo mismo que allanar el camino electoral para que su maltrecho y vapuleado partido continúe en el poder.

(*) Senador del PAN por Veracruz