/ lunes 22 de febrero de 2021

Huachicol y asaltos; no pueden con el Bukana

¿Qué lleva a un policía raso de un pueblo veracruzano a convertirse en jefe de un cártel de la delincuencia organizada? Un sueldo miserable y la descomposición social serían parte de la respuesta.

El cuestionamiento no parte de una novela o de la política-ficción a la que se refirió el innombrable, sino de casos reales, como el de Roberto de los Santos de Jesús, a quien las autoridades y el bajo mundo identifican como El Bukanas o El Bukana.

De los Santos de Jesús fue como cualquier niño o joven de Acultzingo, un pequeño municipio ubicado en las llamadas Altas Montañas de Veracruz, que limita con Puebla, Maltrata, Aquila, Nogales y Soledad Atzompa, es decir, relativamente cerca de Orizaba.

Ahí habitan solo unas 20 mil personas y al señalar que esta persona fue como cualquier niño de Acultzingo, nos referimos que vivió en la pobreza, como vive ancestralmente la población de ese lugar, con frío y en la montaña.

Se tiene el registro de que El Bukana, por el que el gobierno ofreció una recompensa de hasta 5 millones de pesos para quien diera datos para capturarlo, se inició como policía en su lugar de origen.

Tal vez le gustó eso de tener cierta autoridad y después buscó acomodo en la policía de Nogales, un municipio vecino a Acultzingo pero ya no en plenas montañas, en donde era un elemento raso y llegó a ser el comandante. Ahí como comandante le tocó la época del auge de la delincuencia organizada en Veracruz y se vinculó al cártel de Los Zetas, para los que trabajó y presuntamente los representaba en esa zona.

Su nombre empezó a ser conocido en 2014, cuando elementos del Ejército y de la Secretaría de Marina descubrieron y desmantelaron un campo de adiestramiento para sicarios de Los Zetas en la comunidad Sierra de Agua, en Acultzingo.

Soldados y marinos detuvieron a varios de los que eran entrenados y salió a relucir el apodo del excomandante de la policía de Nogales, El Bukana.

Tres años después, ya consolidado en el mundo de la delincuencia organizada, se dio otro enfrentamiento que llamó la atención de la opinión pública. Personal de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Armada de México y de la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla se enfrentaron a balazos contra El Bukana, su hermano Saúl de los Santos de Jesús, El Fósil, y sus sicarios.

Fue en junio de 2017 y en esa ocasión, en Telpatlán, comunidad del municipio de Vicente Guerrero, Puebla, cuatro delincuentes resultaron muertos y un marino también fue abatido. El Bukana y su hermano lograron huir, aunque inicialmente corrió la versión de que lo habían matado a él o a su hermano.

Buena parte de la fuerza de este capo radica en la vinculación que tiene con los habitantes de las comunidades rurales en las que se desenvuelve.

Los ha involucrado en actividades ilícitas, reciben un dinero que antes no percibían y por lo tanto lo protegen, de ahí que resulte complicado aprehenderlo.

Roberto de los Santos, inicialmente respaldado por Los Zetas, centró sus operaciones delictivas en el llamado Triángulo Rojo del huachicol, conformado por las comunidades poblanas de Tecamachalco, Quecholac y Palmar del Bravo, en donde ha robado grandes cantidades de combustibles.

En otro operativo, autoridades lograron detener a su hermano, debilitando en parte a su organización que presuntamente ahora es respaldada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y que actualmente es conocida como Sangre Nueva Zeta, a la que el periodista Raymundo Riva Palacio atribuye haber nacido en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque El Bukana opera fuerte desde hace un buen número de años.

El huachicol, los secuestros, el asalto a trenes, venta de droga, la extorsión y el asalto a camioneros y automovilistas son algunos de los delitos atribuidos a esta banda que comanda Roberto de los Santos de Jesús y con la que ninguna autoridad ha podido desde hace casi una década.

¿Qué lleva a un policía raso de un pueblo veracruzano a convertirse en jefe de un cártel de la delincuencia organizada? Un sueldo miserable y la descomposición social serían parte de la respuesta.

El cuestionamiento no parte de una novela o de la política-ficción a la que se refirió el innombrable, sino de casos reales, como el de Roberto de los Santos de Jesús, a quien las autoridades y el bajo mundo identifican como El Bukanas o El Bukana.

De los Santos de Jesús fue como cualquier niño o joven de Acultzingo, un pequeño municipio ubicado en las llamadas Altas Montañas de Veracruz, que limita con Puebla, Maltrata, Aquila, Nogales y Soledad Atzompa, es decir, relativamente cerca de Orizaba.

Ahí habitan solo unas 20 mil personas y al señalar que esta persona fue como cualquier niño de Acultzingo, nos referimos que vivió en la pobreza, como vive ancestralmente la población de ese lugar, con frío y en la montaña.

Se tiene el registro de que El Bukana, por el que el gobierno ofreció una recompensa de hasta 5 millones de pesos para quien diera datos para capturarlo, se inició como policía en su lugar de origen.

Tal vez le gustó eso de tener cierta autoridad y después buscó acomodo en la policía de Nogales, un municipio vecino a Acultzingo pero ya no en plenas montañas, en donde era un elemento raso y llegó a ser el comandante. Ahí como comandante le tocó la época del auge de la delincuencia organizada en Veracruz y se vinculó al cártel de Los Zetas, para los que trabajó y presuntamente los representaba en esa zona.

Su nombre empezó a ser conocido en 2014, cuando elementos del Ejército y de la Secretaría de Marina descubrieron y desmantelaron un campo de adiestramiento para sicarios de Los Zetas en la comunidad Sierra de Agua, en Acultzingo.

Soldados y marinos detuvieron a varios de los que eran entrenados y salió a relucir el apodo del excomandante de la policía de Nogales, El Bukana.

Tres años después, ya consolidado en el mundo de la delincuencia organizada, se dio otro enfrentamiento que llamó la atención de la opinión pública. Personal de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Armada de México y de la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla se enfrentaron a balazos contra El Bukana, su hermano Saúl de los Santos de Jesús, El Fósil, y sus sicarios.

Fue en junio de 2017 y en esa ocasión, en Telpatlán, comunidad del municipio de Vicente Guerrero, Puebla, cuatro delincuentes resultaron muertos y un marino también fue abatido. El Bukana y su hermano lograron huir, aunque inicialmente corrió la versión de que lo habían matado a él o a su hermano.

Buena parte de la fuerza de este capo radica en la vinculación que tiene con los habitantes de las comunidades rurales en las que se desenvuelve.

Los ha involucrado en actividades ilícitas, reciben un dinero que antes no percibían y por lo tanto lo protegen, de ahí que resulte complicado aprehenderlo.

Roberto de los Santos, inicialmente respaldado por Los Zetas, centró sus operaciones delictivas en el llamado Triángulo Rojo del huachicol, conformado por las comunidades poblanas de Tecamachalco, Quecholac y Palmar del Bravo, en donde ha robado grandes cantidades de combustibles.

En otro operativo, autoridades lograron detener a su hermano, debilitando en parte a su organización que presuntamente ahora es respaldada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y que actualmente es conocida como Sangre Nueva Zeta, a la que el periodista Raymundo Riva Palacio atribuye haber nacido en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque El Bukana opera fuerte desde hace un buen número de años.

El huachicol, los secuestros, el asalto a trenes, venta de droga, la extorsión y el asalto a camioneros y automovilistas son algunos de los delitos atribuidos a esta banda que comanda Roberto de los Santos de Jesús y con la que ninguna autoridad ha podido desde hace casi una década.