/ miércoles 13 de octubre de 2021

La batalla panista

El pasado 9 de octubre, el Comité Estatal del Partido Acción Nacional instaló su comisión organizadora del proceso interno para elegir a la nueva dirigencia estatal.

El PAN veracruzano renovará a su presidente, secretario general y siete integrantes del comité estatal. Rafael Palacios Silva, presidente de la Comisión Estatal Organizadora, señaló en ese marco que “el Estado de Veracruz es uno de los que aporta mucho a lo que la sociedad necesita y esperemos que el proceso llegue a buen término y nosotros ayudaremos a que los candidatos se sientan confiados en que hay un buen juez que lleva a cabo el proceso. Existe el compromiso de llevar a cabo la tarea y conducirnos con imparcialidad”. Sin embargo, se observa muy difícil que el blanquiazul pueda transitar sin conflictos por su proceso; recordemos que en la pasada elección interna, la de 2019, el partido sufrió una fractura: por un lado, los simpatizantes del ex gobernador Miguel Ángel Yunes; y por el otro, los grupos contrarios, entre los que se contaba a Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, Julen Rementería, Víctor Serralde, Tito Delfín, y Enrique Cambranis Torres, entre otros. En el grupo afín al ex gobernador Yunes estaban prácticamente todos los diputados locales, entre quienes destacaban Sergio Hernández y Maryjose Gamboa, quienes arropaban a José de Jesús Mancha Alarcón. Esa elección interna se resolvió en una segunda vuelta; el caso llegó a los tribunales, que anularon el irregular triunfo de Pepe Mancha. En la repetición de la elección, Guzmán Avilés sumó a diferentes actores políticos que antes eran aliados de Yunes Linares, y con eso, el ex alcalde de Tantoyuca logró hacerse del comité estatal. Precisamente por ese antecedente, se antoja muy difícil que el PAN veracruzano renueve su dirigencia estatal en un ambiente de tranquilidad; sobre todo porque el comité que sea electo en esta ocasión estará en funciones durante el proceso electoral de 2024. Para este proceso, el grupo panista identificado con El Estero de Boca del Río, impulsa la candidatura del ex alcalde de Tierra Blanca y ex diputado local Tito Delfín Cano; y de la senadora Indira Rosales San Román, quien llegaría a la Secretaría General. En ese reacomodo de fuerzas, el yunismo del PAN contaría con la alianza del grupo que encabeza Enrique Cambranis. Hay que recordar que Cambranis tiene una incuestionable influencia en un amplio sector del panismo veracruzano; probablemente cuenta con tanta o más presencia que Guzmán Avilés entre la militancia. Por ello su alianza con Yunes Linares podría inclinar la balanza hacia el de Boca del Río y, con ello, colocar un clavo en el ataúd del actual dirigente. En Acción Nacional, la dirigencia estatal es una posición estratégica en el contexto de la sucesión en la gubernatura; si el grupo de Yunes se hace del control de esa instancia partidista, con toda seguridad tendrá peso en la decisión de las candidaturas; y presencia en las boletas electorales de 2024. En cuanto a Guzmán Avilés, si pierde esta interna, no tendrá más opción que acuartelarse en Tantoyuca, donde nadie le disputaría el liderazgo local. El senador Julen Rementería sufriría el daño colateral en el caso de una derrota de Joaquín Rosendo.

El pasado 9 de octubre, el Comité Estatal del Partido Acción Nacional instaló su comisión organizadora del proceso interno para elegir a la nueva dirigencia estatal.

El PAN veracruzano renovará a su presidente, secretario general y siete integrantes del comité estatal. Rafael Palacios Silva, presidente de la Comisión Estatal Organizadora, señaló en ese marco que “el Estado de Veracruz es uno de los que aporta mucho a lo que la sociedad necesita y esperemos que el proceso llegue a buen término y nosotros ayudaremos a que los candidatos se sientan confiados en que hay un buen juez que lleva a cabo el proceso. Existe el compromiso de llevar a cabo la tarea y conducirnos con imparcialidad”. Sin embargo, se observa muy difícil que el blanquiazul pueda transitar sin conflictos por su proceso; recordemos que en la pasada elección interna, la de 2019, el partido sufrió una fractura: por un lado, los simpatizantes del ex gobernador Miguel Ángel Yunes; y por el otro, los grupos contrarios, entre los que se contaba a Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, Julen Rementería, Víctor Serralde, Tito Delfín, y Enrique Cambranis Torres, entre otros. En el grupo afín al ex gobernador Yunes estaban prácticamente todos los diputados locales, entre quienes destacaban Sergio Hernández y Maryjose Gamboa, quienes arropaban a José de Jesús Mancha Alarcón. Esa elección interna se resolvió en una segunda vuelta; el caso llegó a los tribunales, que anularon el irregular triunfo de Pepe Mancha. En la repetición de la elección, Guzmán Avilés sumó a diferentes actores políticos que antes eran aliados de Yunes Linares, y con eso, el ex alcalde de Tantoyuca logró hacerse del comité estatal. Precisamente por ese antecedente, se antoja muy difícil que el PAN veracruzano renueve su dirigencia estatal en un ambiente de tranquilidad; sobre todo porque el comité que sea electo en esta ocasión estará en funciones durante el proceso electoral de 2024. Para este proceso, el grupo panista identificado con El Estero de Boca del Río, impulsa la candidatura del ex alcalde de Tierra Blanca y ex diputado local Tito Delfín Cano; y de la senadora Indira Rosales San Román, quien llegaría a la Secretaría General. En ese reacomodo de fuerzas, el yunismo del PAN contaría con la alianza del grupo que encabeza Enrique Cambranis. Hay que recordar que Cambranis tiene una incuestionable influencia en un amplio sector del panismo veracruzano; probablemente cuenta con tanta o más presencia que Guzmán Avilés entre la militancia. Por ello su alianza con Yunes Linares podría inclinar la balanza hacia el de Boca del Río y, con ello, colocar un clavo en el ataúd del actual dirigente. En Acción Nacional, la dirigencia estatal es una posición estratégica en el contexto de la sucesión en la gubernatura; si el grupo de Yunes se hace del control de esa instancia partidista, con toda seguridad tendrá peso en la decisión de las candidaturas; y presencia en las boletas electorales de 2024. En cuanto a Guzmán Avilés, si pierde esta interna, no tendrá más opción que acuartelarse en Tantoyuca, donde nadie le disputaría el liderazgo local. El senador Julen Rementería sufriría el daño colateral en el caso de una derrota de Joaquín Rosendo.