/ sábado 14 de mayo de 2022

La complicidad de la familia en los abusos sexuales

Cuántas veces hemos escuchado estas palabras e incluso hemos participado en ella: “Los trapitos sucios se lavan en casa”. Este adagio popular es de complicidad, lleno de misoginia y normaliza los abusos sexuales en casa, en la familia, “calladita te vez más bonita”. ¡Ya no más!, con esto proteges al agresor y la víctima es culpada y señalada.

Históricamente los padres, abuelos, tíos, primos, hermanos, padrastros han abusado de las niñas, niños y adolescentes, miles de jovencitas han quedado embarazadas por sus propios familiares, que las obligaban a abortar clandestinamente, las escondían o las exiliaban; el padre agresor decidía su destino. Cuando esta adolecente tenía a su hijo se lo arrebataban, el niño era regalado y lo peor, la complicidad con la madre y familia de la víctima hacían creer a la gente que era hija o hijo de la abuela y era registrado con los apellidos de los abuelos; “complicidad de los padres”.

La víctima era castigada por su propia madre culpándola de “provocar a su padre o padrastro”, era señalada, recriminada y le aplicaban la ley del hielo, la obligaban a guardar el secreto de dicho abuso para mantener el apellido de la familia, pero más que eso, proteger al agresor del qué dirán, fingir ante la sociedad que es una familia feliz, y tanto la madre como el padre decían que “los trapitos sucios se lavan en casa”.

Estos abusos siguen pasando y la familia es cómplice, esto tiene que parar “los secretos de familia”, porque están tipificados y la única forma es educando a los niños, que sepan que pueden ser víctimas de abuso sexual por parte de un adulto e incluso de algún familiar, que deben contarlo y la familia denunciarlo. Es importante recalcar que como padre de familia tu deber es proteger la integridad física y psicológica de tus hijas e hijos.

La UNICEF dice que la mayoría de los casos detectados no suele haber lesiones físicas que funcionen como indicios para determinar quién fue el agresor ni hay una conducta específica o prototípica que los niñas o niños presenten, tampoco hay testigos ya que quien comete abuso sexual suele hacerlo a escondidas, además de que estos son delitos ocultos.

Todo estos factores sumados a los prejuicios culturales, operan en detrimento de los niños, así como opera una premisa falsa que sostiene que “si no hay lesión no hubo abuso”. Esto agrava la situación, porque sin detección los niños no reciben tratamiento, protección ni justicia.

De acuerdo con especialistas en el tema, las víctimas de abuso sexual familiar con frecuencia callan, por miedo, culpa, impotencia, desvalimiento o vergüenza, suelen experimentar un trauma peculiar y característico de estos abusos; se sienten cómplices , impotentes, humillados y estigmatizados. Este trauma avanza con el tiempo cuando la conciencia de lo sucedido es mayor, es decir, si el niño sufrió dichos abusos en su adolescencia lo tendrá presente y en su adultez.

Los niños que fueron abusados presentarán una conducta sexual problemática, existe el riesgo de que puedan llegar a ser agresores sexuales en su adolescencia o adultez, es cuando aquí se vuelve un patrón repetitivo de abuso sexual.

La importancia de escuchar al niño cuando toma la palabra radica en su descripción, frecuentemente en la más importante, poderosa y en muchas ocasiones es la única evidencia del abuso cometido en su contra, por ese motivo es muy importante prestarles atención, escucharlos sin juzgarlos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que los abusos sexuales son: involucrar a los niños, niñas, en actividades sexuales que no llegan a comprender totalmente, las cuales no está en condiciones de dar su consentimiento, porque desconoce qué es un abuso. Recomienda que los padres dejen el tabú de la sexualidad y hablarles desde pequeños sobre qué son los abusos sexuales.

Hay que tener cuidado y se tiene que denunciar, dejar ya este dicho de “los trapitos sucios se lavan en casa”, porque te conviertes en cómplice de un delito de abuso sexual.

Porque un delito se comete por acción u omisión, es sancionado por las leyes con fundamento legal en el artículo 18 del Código Penal del Estado de Veracruz.

lexfemme.12@hotmail.com

Cuántas veces hemos escuchado estas palabras e incluso hemos participado en ella: “Los trapitos sucios se lavan en casa”. Este adagio popular es de complicidad, lleno de misoginia y normaliza los abusos sexuales en casa, en la familia, “calladita te vez más bonita”. ¡Ya no más!, con esto proteges al agresor y la víctima es culpada y señalada.

Históricamente los padres, abuelos, tíos, primos, hermanos, padrastros han abusado de las niñas, niños y adolescentes, miles de jovencitas han quedado embarazadas por sus propios familiares, que las obligaban a abortar clandestinamente, las escondían o las exiliaban; el padre agresor decidía su destino. Cuando esta adolecente tenía a su hijo se lo arrebataban, el niño era regalado y lo peor, la complicidad con la madre y familia de la víctima hacían creer a la gente que era hija o hijo de la abuela y era registrado con los apellidos de los abuelos; “complicidad de los padres”.

La víctima era castigada por su propia madre culpándola de “provocar a su padre o padrastro”, era señalada, recriminada y le aplicaban la ley del hielo, la obligaban a guardar el secreto de dicho abuso para mantener el apellido de la familia, pero más que eso, proteger al agresor del qué dirán, fingir ante la sociedad que es una familia feliz, y tanto la madre como el padre decían que “los trapitos sucios se lavan en casa”.

Estos abusos siguen pasando y la familia es cómplice, esto tiene que parar “los secretos de familia”, porque están tipificados y la única forma es educando a los niños, que sepan que pueden ser víctimas de abuso sexual por parte de un adulto e incluso de algún familiar, que deben contarlo y la familia denunciarlo. Es importante recalcar que como padre de familia tu deber es proteger la integridad física y psicológica de tus hijas e hijos.

La UNICEF dice que la mayoría de los casos detectados no suele haber lesiones físicas que funcionen como indicios para determinar quién fue el agresor ni hay una conducta específica o prototípica que los niñas o niños presenten, tampoco hay testigos ya que quien comete abuso sexual suele hacerlo a escondidas, además de que estos son delitos ocultos.

Todo estos factores sumados a los prejuicios culturales, operan en detrimento de los niños, así como opera una premisa falsa que sostiene que “si no hay lesión no hubo abuso”. Esto agrava la situación, porque sin detección los niños no reciben tratamiento, protección ni justicia.

De acuerdo con especialistas en el tema, las víctimas de abuso sexual familiar con frecuencia callan, por miedo, culpa, impotencia, desvalimiento o vergüenza, suelen experimentar un trauma peculiar y característico de estos abusos; se sienten cómplices , impotentes, humillados y estigmatizados. Este trauma avanza con el tiempo cuando la conciencia de lo sucedido es mayor, es decir, si el niño sufrió dichos abusos en su adolescencia lo tendrá presente y en su adultez.

Los niños que fueron abusados presentarán una conducta sexual problemática, existe el riesgo de que puedan llegar a ser agresores sexuales en su adolescencia o adultez, es cuando aquí se vuelve un patrón repetitivo de abuso sexual.

La importancia de escuchar al niño cuando toma la palabra radica en su descripción, frecuentemente en la más importante, poderosa y en muchas ocasiones es la única evidencia del abuso cometido en su contra, por ese motivo es muy importante prestarles atención, escucharlos sin juzgarlos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que los abusos sexuales son: involucrar a los niños, niñas, en actividades sexuales que no llegan a comprender totalmente, las cuales no está en condiciones de dar su consentimiento, porque desconoce qué es un abuso. Recomienda que los padres dejen el tabú de la sexualidad y hablarles desde pequeños sobre qué son los abusos sexuales.

Hay que tener cuidado y se tiene que denunciar, dejar ya este dicho de “los trapitos sucios se lavan en casa”, porque te conviertes en cómplice de un delito de abuso sexual.

Porque un delito se comete por acción u omisión, es sancionado por las leyes con fundamento legal en el artículo 18 del Código Penal del Estado de Veracruz.

lexfemme.12@hotmail.com