/ martes 4 de mayo de 2021

La contienda por la curul

De ser electo el 6 de junio como diputado federal por Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, candidato de la alianza Va por México, necesitará muy poco para superar el trabajo de su antecesor en el cargo, Rafael Hernández Villalpando.

Como diputado federal, Hernández Villalpando prácticamente pasó de noche; no cuenta con una sola iniciativa; y su trabajo legislativo no llega ni siquiera a mediocre, de tal manera que con presentar sólo un punto de acuerdo en tres años, Zúñiga Martínez lo habrá superado.

Ambos personajes son ex alcaldes de Xalapa; la diferencia radica en los resultados al frente del ayuntamiento: Hernández Villalpando salió por la puerta trasera; sin haber realizado un trabajo que impresione; confrontado con el entonces gobernador Miguel Alemán; desaforado y huyendo de Veracruz; por su parte, Américo Zúñiga encabezó una administración que intentó cambiar el rostro de Xalapa, aterrizando recursos del Banco Interamericano de Desarrollo, y construyendo una obra que se reconoce por evitar las frecuentes inundaciones de varias colonias de Xalapa.

Al terminar su periodo como alcalde, el también ex diputado local y ex titular de la Secretaría del Trabajo del gobierno estatal, fue nombrado dirigente estatal del PRI y más tarde, delegado de su partido en el estado de Puebla, para posteriormente asumir la candidatura a la diputación federal.

Otra diferencia: Zúñiga Martínez ha permanecido vigente desde su primer cargo público, en 2004, hace casi 17 años, cuando fue nombrado secretario del Trabajo; no tenía ni treinta años cuando comenzó su carrera en la función pública; por otro lado, siempre ha tenido un pie en Xalapa, trabajando en la administración estatal, en la Legislatura local, en Palacio Municipal, o en la dirigencia del partido.

Esos 17 años en que ha estado vigente y presente Américo Zúñiga son los mismos que tardó Hernández Villalpando en regresar a la capital veracruzana. En el año 2000, el Congreso de Veracruz desaforó al entonces alcalde, quien se vio obligado a poner pies en polvorosa; fue sacado a hurtadillas de Xalapa para no volver sino 18 años después, como un reciclaje de Morena.

Aun sin hacer campaña, impulsado por el impresionante efecto causado por la figura de López Obrador en las elecciones de 2018, Rafael Hernández llegó al Congreso.

Busca la reelección, a pesar de que su papel en el Poder Legislativo ha sido lamentable, al grado de que no se le recuerda una sola participación en tribuna.

Otro punto: los xalapeños que comenzaron a votar en el año 2000, cuando el hoy morenista huyó de Xalapa, tienen hoy casi 40 años; y no tienen presente su paso por la alcaldía ni las obras que impulsó como edil; el único recuerdo que dejó fue la ocurrencia de arrojar desperdicios en la puerta de Palacio de Gobierno, en protesta contra el entonces gobernador. Pero de eso ya pasaron más de dos décadas.

Hoy, ambos políticos, Américo Zúñiga y Hernández Villalpando, buscan representar a Xalapa en la Cámara Baja del Congreso federal. Y lo hacen con formas y estilos muy diferentes: uno lleva a cabo una campaña que inicia desde la madrugada y termina muy tarde; el otro, con alguna declaración a medios, pero sin hacer demasiada presencia, como confiando en que una vez más, el peso de la marca que lo respalda, Morena, lo volverá a llevar a San Lázaro.

De ser electo el 6 de junio como diputado federal por Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, candidato de la alianza Va por México, necesitará muy poco para superar el trabajo de su antecesor en el cargo, Rafael Hernández Villalpando.

Como diputado federal, Hernández Villalpando prácticamente pasó de noche; no cuenta con una sola iniciativa; y su trabajo legislativo no llega ni siquiera a mediocre, de tal manera que con presentar sólo un punto de acuerdo en tres años, Zúñiga Martínez lo habrá superado.

Ambos personajes son ex alcaldes de Xalapa; la diferencia radica en los resultados al frente del ayuntamiento: Hernández Villalpando salió por la puerta trasera; sin haber realizado un trabajo que impresione; confrontado con el entonces gobernador Miguel Alemán; desaforado y huyendo de Veracruz; por su parte, Américo Zúñiga encabezó una administración que intentó cambiar el rostro de Xalapa, aterrizando recursos del Banco Interamericano de Desarrollo, y construyendo una obra que se reconoce por evitar las frecuentes inundaciones de varias colonias de Xalapa.

Al terminar su periodo como alcalde, el también ex diputado local y ex titular de la Secretaría del Trabajo del gobierno estatal, fue nombrado dirigente estatal del PRI y más tarde, delegado de su partido en el estado de Puebla, para posteriormente asumir la candidatura a la diputación federal.

Otra diferencia: Zúñiga Martínez ha permanecido vigente desde su primer cargo público, en 2004, hace casi 17 años, cuando fue nombrado secretario del Trabajo; no tenía ni treinta años cuando comenzó su carrera en la función pública; por otro lado, siempre ha tenido un pie en Xalapa, trabajando en la administración estatal, en la Legislatura local, en Palacio Municipal, o en la dirigencia del partido.

Esos 17 años en que ha estado vigente y presente Américo Zúñiga son los mismos que tardó Hernández Villalpando en regresar a la capital veracruzana. En el año 2000, el Congreso de Veracruz desaforó al entonces alcalde, quien se vio obligado a poner pies en polvorosa; fue sacado a hurtadillas de Xalapa para no volver sino 18 años después, como un reciclaje de Morena.

Aun sin hacer campaña, impulsado por el impresionante efecto causado por la figura de López Obrador en las elecciones de 2018, Rafael Hernández llegó al Congreso.

Busca la reelección, a pesar de que su papel en el Poder Legislativo ha sido lamentable, al grado de que no se le recuerda una sola participación en tribuna.

Otro punto: los xalapeños que comenzaron a votar en el año 2000, cuando el hoy morenista huyó de Xalapa, tienen hoy casi 40 años; y no tienen presente su paso por la alcaldía ni las obras que impulsó como edil; el único recuerdo que dejó fue la ocurrencia de arrojar desperdicios en la puerta de Palacio de Gobierno, en protesta contra el entonces gobernador. Pero de eso ya pasaron más de dos décadas.

Hoy, ambos políticos, Américo Zúñiga y Hernández Villalpando, buscan representar a Xalapa en la Cámara Baja del Congreso federal. Y lo hacen con formas y estilos muy diferentes: uno lleva a cabo una campaña que inicia desde la madrugada y termina muy tarde; el otro, con alguna declaración a medios, pero sin hacer demasiada presencia, como confiando en que una vez más, el peso de la marca que lo respalda, Morena, lo volverá a llevar a San Lázaro.