/ martes 21 de noviembre de 2023

La Corte a modo de la 4T

El 27 de abril de 2015, en su cuenta de lo que antes era “Twitter” el eterno candidato, Andrés Manuel López Obrador, había escrito, “Que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo, ninguna de esas lacras de la política. MORENA debe ser faro de moralidad”.

A más de 8 años, se olvidaron esos propósitos, pues el gobierno que encabeza López Orador, está lleno de amiguismos, nepotismo, compadrazgos y nepotismo, hasta parece que fue otra persona la que redactó ese twitt.

Hoy no solo el Presidente de la República, quiere someter al Poder Judicial, la quiere “obradorizar”, bajo una jugada estratégica, con la “oportuna” renuncia del ministro Arturo Zaldívar, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que se retira hacer campaña con la llamada corcholata de Morena, el mandatario busca salirse con la suya.

Y lo importante no es la “premura” de la renuncia del ahora exministro Zaldívar, ni mucho menos a dónde y con quién se va, lo preocupante es que este movimiento le permite al ejecutivo federal nombrar a otro ministro por 15 años, que serán 15 años de un incondicional del presidente, quizá desde otra perspectiva se vea que el exministro vendió por un buen pago a la Suprema Corte y al Poder Judicial.

Y es que la semana pasada, el ejecutivo federal envió su propuesta para quien sería la sustituta del exministro y en los nombres de la terna estaban: Bertha María Alcalde Luján, hermana de la Secretaria de Gobernación; Lenia Batres Guadarrama, hermana del jefe de Gobierno de la CDMX y María Estela Ríos González, actual consejera jurídica de Presidencia, y las tres, militantes de Morena.

Si eso no es amiguismo, influyentismo y nepotismo, entonces cómo se le llamaría, acaso una corte a modo, tal y como le gusta a la 4T, un Poder Judicial donde el presidente pregunte ¿Qué hora es? Y los ministros contestarán: ¡La hora que usted diga, señor presidente!

El inquilino sexenal de Palacio Nacional, olvidó que, quienes aspiran a ocupar un cargo en la Suprema Corte deben cumplir con tres requisitos, capacidad, experiencia e independencia, y ni una de estas características la cumplen las personas de la terna.

Y no tiene nada que ver el hecho de ser mujeres, claro que podrían ser capaces, si cumplieran con los requisitos que establece la ley, pero lo que el mandatario quiere, es que los fallos de la Corte se apeguen a sus filias y a su deseo más constante de dominar a la SCJN.

López Obrador, sabe que lo que está haciendo es un fraude a nuestra Carta Magna, porque está consciente que a él no le corresponde hacer otro nombramiento en la Corte, porque al exministro todavía le quedaba un año en su cargo, así que por ende le tocaba esa designación a la próxima presidencia de la República.

Por eso lo seguimos diciendo claro, desde la oposición no vamos a aceptar ni aprobar los caprichos del presidente, no permitiremos que tenga una corte en sumisión, es más no hay manera de que fuera aprobada una terna tan aberrante y con una enorme carga política del partido en el poder, y no porque se tenga algo contra ellas, simplemente porque no les dan los votos.

El 27 de abril de 2015, en su cuenta de lo que antes era “Twitter” el eterno candidato, Andrés Manuel López Obrador, había escrito, “Que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo, ninguna de esas lacras de la política. MORENA debe ser faro de moralidad”.

A más de 8 años, se olvidaron esos propósitos, pues el gobierno que encabeza López Orador, está lleno de amiguismos, nepotismo, compadrazgos y nepotismo, hasta parece que fue otra persona la que redactó ese twitt.

Hoy no solo el Presidente de la República, quiere someter al Poder Judicial, la quiere “obradorizar”, bajo una jugada estratégica, con la “oportuna” renuncia del ministro Arturo Zaldívar, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que se retira hacer campaña con la llamada corcholata de Morena, el mandatario busca salirse con la suya.

Y lo importante no es la “premura” de la renuncia del ahora exministro Zaldívar, ni mucho menos a dónde y con quién se va, lo preocupante es que este movimiento le permite al ejecutivo federal nombrar a otro ministro por 15 años, que serán 15 años de un incondicional del presidente, quizá desde otra perspectiva se vea que el exministro vendió por un buen pago a la Suprema Corte y al Poder Judicial.

Y es que la semana pasada, el ejecutivo federal envió su propuesta para quien sería la sustituta del exministro y en los nombres de la terna estaban: Bertha María Alcalde Luján, hermana de la Secretaria de Gobernación; Lenia Batres Guadarrama, hermana del jefe de Gobierno de la CDMX y María Estela Ríos González, actual consejera jurídica de Presidencia, y las tres, militantes de Morena.

Si eso no es amiguismo, influyentismo y nepotismo, entonces cómo se le llamaría, acaso una corte a modo, tal y como le gusta a la 4T, un Poder Judicial donde el presidente pregunte ¿Qué hora es? Y los ministros contestarán: ¡La hora que usted diga, señor presidente!

El inquilino sexenal de Palacio Nacional, olvidó que, quienes aspiran a ocupar un cargo en la Suprema Corte deben cumplir con tres requisitos, capacidad, experiencia e independencia, y ni una de estas características la cumplen las personas de la terna.

Y no tiene nada que ver el hecho de ser mujeres, claro que podrían ser capaces, si cumplieran con los requisitos que establece la ley, pero lo que el mandatario quiere, es que los fallos de la Corte se apeguen a sus filias y a su deseo más constante de dominar a la SCJN.

López Obrador, sabe que lo que está haciendo es un fraude a nuestra Carta Magna, porque está consciente que a él no le corresponde hacer otro nombramiento en la Corte, porque al exministro todavía le quedaba un año en su cargo, así que por ende le tocaba esa designación a la próxima presidencia de la República.

Por eso lo seguimos diciendo claro, desde la oposición no vamos a aceptar ni aprobar los caprichos del presidente, no permitiremos que tenga una corte en sumisión, es más no hay manera de que fuera aprobada una terna tan aberrante y con una enorme carga política del partido en el poder, y no porque se tenga algo contra ellas, simplemente porque no les dan los votos.