Milada Bazant en “Historia de la educación durante el porfiriato” de El Colegio de México expone: La preocupación por darles educación a todos los mexicanos surgió desde los primeros años del régimen porfirista. La democracia educativa fue una de las metas más importantes, pero la experiencia fue demostrando que alfabetizar a toda la población era prácticamente una utopía. Los mayores triunfos se obtuvieron en la calidad no en la cantidad.
En números relativos fueron más niños a la escuela, pero el índice de alfabetismo apenas aumentó. El crecimiento no se dio ahí, sino en toda la gama de ideologías y en los debates que transformaron y adoptaron como propia la modernidad en la educación, Podemos decir que la base de la educación actual se gestó en esos años, que van de 1876 a 1910. Se introdujo la pedagogía moderna, se crearon y multiplicaron las escuelas normales, se ofrecieron carreras técnicas a los obreros y la educación superior alcanzó una época de oro.
Joaquín Baranda, ministro de Justicia e Instrucción en el gobierno de Manuel González y ratificado por Porfirio Díaz, dijo que en la escuela primaria estaba "la solución de las grandes cuestiones que afectan al país en el orden político, social y económico". En el plano político precisaba: "este es el credo de nuestro sistema de gobierno. No hay que olvidarlo: la democracia tiene que levantarse sobre la escuela primaria.
"En el social, se proponía "hacer de la instrucción un poderoso elemento de unidad nacional”. Advertía que "el progreso humano no puede explicarse sino aceptando la necesidad de vulgarizar los conocimientos, [para lo cual] hay que vestir la ciencia con la blusa del obrero para regenerar el taller; hay que vestirla con el inocente traje del niño para deslizarse en la escuela primaria”. (Discurso pronunciado al inaugurarse la Escuela Normal para profesores de enseñanza primaria, 1887), señala Alejandro Martínez Jiménez de la UNAM, en “La educación elemental en el porfiriato”
¿Por dónde empezar la obra? Puesto que se trataba de "derramar en terreno fértil y virgen la semilla del árbol de la vida", dicha tarea debía ser exclusiva del profesor, especialmente preparado para tal fin. Había que terminar pues con su improvisación. El punto de partida fue entonces, la creación de la "escuela normal para profesores de enseñanza primaria", "directriz o central de la que se derivan las demás escuelas...”. La idea de fundar escuelas normales en México no era nueva, pues por lo menos ya funcionaban cuatro en distintos estados de la República. Entre ellas, la Escuela Normal de Xalapa, Veracruz fundada por Juan de la Luz Enríquez y Enrique C. Rébsamen, uno de los pedagogos que más contribuyó al desarrollo de la educación en lo referente a la preparación de maestros.
Hay que tener presente que “La reforma educativa Liberal iniciada el 5 de febrero de 1883 en la “Escuela Modelo” de Orizaba por Enrique Laubscher, permitió que por primera vez los maestros veracruzanos observaran la pedagogía moderna. La “Escuela Modelo” allanó el camino de la “Academia Normal” también en Orizaba a partir de 1885. En esta escuela se produjo la revolución educativa, ya que en esta se aplicaron los principios pedagógicos y los métodos que constituyen la corriente de la escuela moderna. Así pues, el normalismo moderno se inició con la “Academia Normal”.
Posteriormente, en 1886 se fundó la Escuela Normal de Xalapa, la cual representó una institución con nuevas corrientes pedagógicas, en donde proponían métodos de enseñanza innovadores frente a la enseñanza rutinaria y memorística. La fundación de la Escuela Normal estableció el camino hacia la enseñanza objetiva”. (La enseñanza objetiva no pretende enseñar todo con objetos, sus ventajas no se derivan de que haga uso de ellos, sino que pone en juego las facultades del niño al instruirlo).
En el camino trazado por el porfiriato La Escuela Normal Veracruzana cobra relevancia, su emergencia planteaba poner alto a las ideas retrógradas y apolilladas del clero y la oligarquía. Además, parece interesante el contexto educativo de esta institución como pionera en el país en revolucionar el sistema de enseñanza y ser la cuna de la formación de varias generaciones de maestros opinan las maestras e investigadoras de la Universidad Veracruzana” Diana Karent Sáenz Díaz y Ana María del Socorro García G. en “Pensamiento pedagógico en la época del Porfiriato: disertaciones de la Escuela Normal Veracruzana”.
Desde este contexto histórico - las autoras- analizan “las disertaciones de los normalistas, con el objetivo de identificar las temáticas de interés, el corpus pedagógico que se va anclando al campo educativo y la posición que asumen al respecto y consideraron las categorías “teorías de la educación” y “teóricos de la educación”. Ellas eligieron las disertaciones de los profesores y profesoras que obtuvieron su título de instrucción primaria elemental y de instrucción primaria superior entre los años 1890 a 1911” en el Archivo Histórico de la institución.
Concretamente se abordan los trabajos de titulación de Agustín F. Blancas (1891), Wilfrido García (1894), Tomás Ostos (1900), Herminia García (1908), Margarita Olivo Lara(1908) y Delfino Valenzuela (1888) El estudio que realizaron Diana Karent Sáenz Díaz y Ana María del Socorro García G. les permitió identificar la trayectoria del pensamiento pedagógico hacia nuevas corrientes que advertían un cambio en el sistema de enseñanza. Dicho cambio se evidenció en el abandono de técnicas rutinarias y memorísticas para dar paso a la enseñanza objetiva.
Asimismo, los diversos temas abordados en las disertaciones resaltan la dimensión moral, el razonamiento, la importancia de la gramática, la educación física, la lengua y las ciencias En cuanto a los métodos pedagógicos, se reconoce la importancia de la observación y la experimentación, la importancia del juego como un medio lúdico para el aprendizaje y el desarrollo motor, además del método fonético; los procesos de aprendizaje se distinguían por considerar las capacidades del alumno. Hay diversos elementos que resultan significativos, además del pensamiento pedagógico y las metodologías de enseñanza y aprendizaje, creen importante la educación popular.
“Como puede verse, en el discurso de las disertaciones se encierra un campo ideológico hacia la conformación de un plan educativo de amplias perspectivas, el cual considera al alumno de manera integral y con un rol más activo. El corpus pedagógico que se destaca en las disertaciones conforma la llamada pedagogía moderna; a diferencia de los preceptos de la educación monacal, se pretendía fomentar la observación, la indagación y el cuestionamiento” y finalmente en “este contexto, la educación en el periodo porfirista subrayaba ciertas características que los maestros debían poseer, entre ellas rectitud, patriotismo, competencia y amor por la juventud; esta profesión se pensaba como un verdadero apostolado”.
Hoy se requiere de otra reforma que proyecte una nueva mirada educativa, se requiere de un análisis crítico y profundo sobre los desafíos que enfrenta el sistema educativo en México para garantizar una educación de calidad, y por ejemplo como expresa Arcelia Martínez Bordón: Sin desatender los derechos de las y los docentes, que son el pilar con el que podemos y debemos hacer el cambio educativo, tenemos que apostar por una política que no solo mejore sus condiciones laborales. Se necesita una mejor y mayor inversión en su formación inicial y continúa, en la transformación de las escuelas que los preparan, en las condiciones en las que realizan su trabajo.