/ miércoles 17 de febrero de 2021

La obra negra de Santa Lucía

Con la puesta en escena de un vuelo de poco más de 10 minutos, la semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador “inauguró” los “avances” de uno de sus proyectos simbólicos. Las pistas de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, ubicado en la Base Militar de Santa Lucía, en Zumpango de Ocampo.

Qué gran imaginación y qué sueño fantasioso tiene el Presidente, quien dijo que “en tan poco tiempo” las nuevas obras de la base aérea son “una hazaña” en su construcción, y estimó que para marzo de 2022 se completará dicho complejo de aviación, que incluirá un aeródromo civil con instalaciones modernas.

Y agregó: “Es el más importante que se está construyendo en el mundo y es un fenómeno en la ingeniería civil, porque se está haciendo en tiempo récord”, así lo dijo López Obrador. Y al ver la escena de una supuesta operación simultánea con los demás aeropuertos, mi duda fue ¿a cuál mundo se refirió el Presidente?

Si lo que vimos fue, por decirle menos, la colocación de una primera piedra o parte de una primera etapa de un terraplén en Santa Lucía, el suspiro de un aeropuerto que quiere jugar a competir con los mejores del mundo, y que en caso de que ya estuviera por concluir, no cuenta con los suficientes accesos y vías de llegada.

En el mundo paralelo del Ejecutivo federal, Santa Lucía será “el más importante del mundo”, entonces nos podríamos imaginar que el Tren Maya, otra de sus obras faraónicas, podría conectar una llegada a este aeropuerto “de primer mundo” y hasta habría vuelos a Marte, algo así como “el primer tren moderno que sin vías irá”.

Pero la realidad es otra, lo que vimos la mayoría de los mexicanos fue un terreno todavía en obra negra, una construcción de lo que se supone es un hangar militar, una pista larga y asfaltada, sin terminales y una nueva torre de control todavía en construcción, algo así como una “central avionera”, nada que ver con un aeropuerto con tal avance en construcción como el que dijo el Presidente.

El show presentado de mover cuatro aviones comerciales de las aerolíneas VivaAerobus, Volaris, Aeromar y TAR, con el pretexto de conmemorar el Día de la Fuerza Aérea Mexicana, solo fue un acto de soberbia lleno de mucha fantasía y con el solo objetivo de seguir engañando a los mexicanos con sus asiduas simulaciones.

Los espectáculos mediáticos que tanto le gustan al Presidente solo muestran que el mundo del que habla cuenta con escenarios, guionistas, actores y escritores que sólo redactan los caprichos de su líder, y los verdaderos espectadores solo ven el hazmerreír de un país que es liderado por las ocurrencias de quien lo encabeza.

Santa Lucía podría ser proyectado como un aeropuerto de clase mundial, pero no es así, se supone tiene que funcionar de manera simultánea con los aeropuertos Benito Juárez y Adolfo López Mateos, de Toluca, y como en sus demás obras y en su administración no cuenta con una buena estrategia, porque tuvieron que alterar las operaciones aéreas para que se brindara un espectáculo como el que quería el Presidente.

Tal vez este aeropuerto será de clase mundial en algún set de televisión, donde los aviones comerciales vuelen sin pasajeros, los pilotos operen de manera manual y donde no se necesiten certificaciones ni permisos para tener una base militar, mucho menos donde no se ocupe la autorización para recibir los vuelos ni una torre de control.

*Senador por Veracruz del PAN

En el mundo paralelo del Ejecutivo, Santa Lucía será “el más importante del mundo”, entonces nos podríamos imaginar que el Tren Maya podría conectar una llegada a este aeropuerto y hasta habría vuelos a Marte.

Con la puesta en escena de un vuelo de poco más de 10 minutos, la semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador “inauguró” los “avances” de uno de sus proyectos simbólicos. Las pistas de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, ubicado en la Base Militar de Santa Lucía, en Zumpango de Ocampo.

Qué gran imaginación y qué sueño fantasioso tiene el Presidente, quien dijo que “en tan poco tiempo” las nuevas obras de la base aérea son “una hazaña” en su construcción, y estimó que para marzo de 2022 se completará dicho complejo de aviación, que incluirá un aeródromo civil con instalaciones modernas.

Y agregó: “Es el más importante que se está construyendo en el mundo y es un fenómeno en la ingeniería civil, porque se está haciendo en tiempo récord”, así lo dijo López Obrador. Y al ver la escena de una supuesta operación simultánea con los demás aeropuertos, mi duda fue ¿a cuál mundo se refirió el Presidente?

Si lo que vimos fue, por decirle menos, la colocación de una primera piedra o parte de una primera etapa de un terraplén en Santa Lucía, el suspiro de un aeropuerto que quiere jugar a competir con los mejores del mundo, y que en caso de que ya estuviera por concluir, no cuenta con los suficientes accesos y vías de llegada.

En el mundo paralelo del Ejecutivo federal, Santa Lucía será “el más importante del mundo”, entonces nos podríamos imaginar que el Tren Maya, otra de sus obras faraónicas, podría conectar una llegada a este aeropuerto “de primer mundo” y hasta habría vuelos a Marte, algo así como “el primer tren moderno que sin vías irá”.

Pero la realidad es otra, lo que vimos la mayoría de los mexicanos fue un terreno todavía en obra negra, una construcción de lo que se supone es un hangar militar, una pista larga y asfaltada, sin terminales y una nueva torre de control todavía en construcción, algo así como una “central avionera”, nada que ver con un aeropuerto con tal avance en construcción como el que dijo el Presidente.

El show presentado de mover cuatro aviones comerciales de las aerolíneas VivaAerobus, Volaris, Aeromar y TAR, con el pretexto de conmemorar el Día de la Fuerza Aérea Mexicana, solo fue un acto de soberbia lleno de mucha fantasía y con el solo objetivo de seguir engañando a los mexicanos con sus asiduas simulaciones.

Los espectáculos mediáticos que tanto le gustan al Presidente solo muestran que el mundo del que habla cuenta con escenarios, guionistas, actores y escritores que sólo redactan los caprichos de su líder, y los verdaderos espectadores solo ven el hazmerreír de un país que es liderado por las ocurrencias de quien lo encabeza.

Santa Lucía podría ser proyectado como un aeropuerto de clase mundial, pero no es así, se supone tiene que funcionar de manera simultánea con los aeropuertos Benito Juárez y Adolfo López Mateos, de Toluca, y como en sus demás obras y en su administración no cuenta con una buena estrategia, porque tuvieron que alterar las operaciones aéreas para que se brindara un espectáculo como el que quería el Presidente.

Tal vez este aeropuerto será de clase mundial en algún set de televisión, donde los aviones comerciales vuelen sin pasajeros, los pilotos operen de manera manual y donde no se necesiten certificaciones ni permisos para tener una base militar, mucho menos donde no se ocupe la autorización para recibir los vuelos ni una torre de control.

*Senador por Veracruz del PAN

En el mundo paralelo del Ejecutivo, Santa Lucía será “el más importante del mundo”, entonces nos podríamos imaginar que el Tren Maya podría conectar una llegada a este aeropuerto y hasta habría vuelos a Marte.