/ lunes 25 de abril de 2022

La reforma electoral y de la Guardia Nacional tampoco pasarán

Las iniciativas de reforma que pretende impulsar el presidente López Obrador en materia electoral y para que la Guardia Nacional sea parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), simplemente tampoco pasarán.

No se trata de un rechazo sistemático a sus propuestas, sino que representan, al igual que la reforma eléctrica, un intento más de desmantelar al Estado para otorgarle más facultades al Presidente y a su gobierno. Estas nuevas iniciativas están inscritas en la misma lógica de la 4T: desconocer el sistema democrático y el fracaso de la política de seguridad.

En este momento, como la ha dicho propio Cuauhtémoc Cárdenas, el país no requiere de una nueva reforma electoral. Y menos si el propósito es desaparecer al INE para convertir a López Obrador en el gran elector.

Si el propósito es que las reglas del juego electoral funcionen, tendrían que permitir que los ciudadanos sepan de dónde viene el dinero que financia a los partidos y a los candidatos. Se tendría que permitir, por ejemplo, que el INE investigue el origen de los fondos que por más de 20 años financiaron al Presidente, en lugar de que una ministra de la SCJN, simpatizante de Morena, impida que la autoridad electoral investigue al hermano responsable de esa recaudación.

La nueva reforma electoral que intenta imponer López Obrador no es más que un catálogo de “derivaciones absolutamente perversas” como lo ha planteado el expresidente del IFE, José Woldenberg.

En síntesis, lo que el Presidente propondrá al Congreso es que la población elija a los consejeros electorales del INE y a los magistrados de manera directa, con voto abierto. No importa que no tengan experiencia ni conocimiento en el tema, basta con que él los proponga para que ocupen el cargo.

La iniciativa plantea que cada uno de los Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) proponga 20 ciudadanos para ser votados en elecciones abiertas y el que saque más votos va a ser el titular del INE y del TEPJF, buscando además que estos organismos estén integrados por mujeres y hombres en la misma proporción.

Suena bien, pero tiene razón Woldenberg. Es absurdo y perverso. El Presidente propondrá a los suyos, los que recibirán todo el apoyo y la movilización del gobierno para ser electos, lo que convertirá al resto de las propuestas en meras comparsas.

No vayamos lejos. El gobierno y los partidos políticos estaban impedidos por ley para promover e intervenir en el proceso de revocación de mandato. Los más de 15 millones de votos emitidos sólo son la consecuencia de millones de personas movilizadas con recursos públicos por parte de Morena y sus gobiernos.

Eso es lo que se pretende hacer con los consejeros electorales y magistrados. Con millones de votos puestos en su favor, los nuevos Presidentes del INE y del Tribunal Electoral sólo serán dos empleados más de López Obrador.

También se propone un recorte al financiamiento del INE y el que se destina a los partidos políticos. Pero entonces, ¿de dónde saldrá el dinero para las campañas de quienes aspiren a ser consejeros y magistrados? ¿Quién pagará una la organización de elección tan costosa como innecesaria? No se trata de ahorrar, se trata de desaparecer al INE y a los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES).

En el caso de la Guardia Nacional, la iniciativa plantea su incorporación a la Sedena, con lo que pretende eliminar por completo el mando civil en esa corporación. Es decir, los soldados nunca volverán a sus cuarteles como prometió el Presidente, sino que mantendrá a las fuerzas armadas en las tareas de seguridad pública. Es el reconocimiento del fracaso de la estrategia de seguridad pública.

Durante el gobierno de López Obrador, México ha vivido los años más violentos de su historia, en los que la delincuencia organizada ha extendido su influencia a todo el país. Feminicidios, ejecuciones, secuestros y extorsiones alcanzan cifras nunca antes vistas, lo que ha costado la vida a más 118 mil personas durante el gobierno de Morena. Hay más muertos que en un país en guerra.

México ocupa el cuarto lugar mundial en el índice de países con mayor criminalidad, de acuerdo con el Índice Global en Delincuencia Organizada. Tiene un mercado consolidado de armas y sirve como un conducto importante para el flujo de armas hacia y desde los Estados Unidos.

Hoy el Presidente pretende esconder a la Guardia Nacional bajo la alfombra del Ejército.

OBITUARIO

Se han ido dos grandes y muy queridos amigos: don Luis A. Cetto y el maestro Ignacio González Rebolledo. El primero, un personaje icónico y extraordinario empresario vitivinícola que puso el vino de Baja California en el paladar del mundo. El segundo, un hombre inteligente y caballeroso, abogado brillante y servidor público ejemplar.

Facebook:

HectorYunes

Instagram:

hectoryuneslanda

Twitter:

@HectorYunes

Facebook.com/HectorYunes

Instagram: hectoryuneslanda

Twitter: @HectorYunes

Las iniciativas de reforma que pretende impulsar el presidente López Obrador en materia electoral y para que la Guardia Nacional sea parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), simplemente tampoco pasarán.

No se trata de un rechazo sistemático a sus propuestas, sino que representan, al igual que la reforma eléctrica, un intento más de desmantelar al Estado para otorgarle más facultades al Presidente y a su gobierno. Estas nuevas iniciativas están inscritas en la misma lógica de la 4T: desconocer el sistema democrático y el fracaso de la política de seguridad.

En este momento, como la ha dicho propio Cuauhtémoc Cárdenas, el país no requiere de una nueva reforma electoral. Y menos si el propósito es desaparecer al INE para convertir a López Obrador en el gran elector.

Si el propósito es que las reglas del juego electoral funcionen, tendrían que permitir que los ciudadanos sepan de dónde viene el dinero que financia a los partidos y a los candidatos. Se tendría que permitir, por ejemplo, que el INE investigue el origen de los fondos que por más de 20 años financiaron al Presidente, en lugar de que una ministra de la SCJN, simpatizante de Morena, impida que la autoridad electoral investigue al hermano responsable de esa recaudación.

La nueva reforma electoral que intenta imponer López Obrador no es más que un catálogo de “derivaciones absolutamente perversas” como lo ha planteado el expresidente del IFE, José Woldenberg.

En síntesis, lo que el Presidente propondrá al Congreso es que la población elija a los consejeros electorales del INE y a los magistrados de manera directa, con voto abierto. No importa que no tengan experiencia ni conocimiento en el tema, basta con que él los proponga para que ocupen el cargo.

La iniciativa plantea que cada uno de los Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) proponga 20 ciudadanos para ser votados en elecciones abiertas y el que saque más votos va a ser el titular del INE y del TEPJF, buscando además que estos organismos estén integrados por mujeres y hombres en la misma proporción.

Suena bien, pero tiene razón Woldenberg. Es absurdo y perverso. El Presidente propondrá a los suyos, los que recibirán todo el apoyo y la movilización del gobierno para ser electos, lo que convertirá al resto de las propuestas en meras comparsas.

No vayamos lejos. El gobierno y los partidos políticos estaban impedidos por ley para promover e intervenir en el proceso de revocación de mandato. Los más de 15 millones de votos emitidos sólo son la consecuencia de millones de personas movilizadas con recursos públicos por parte de Morena y sus gobiernos.

Eso es lo que se pretende hacer con los consejeros electorales y magistrados. Con millones de votos puestos en su favor, los nuevos Presidentes del INE y del Tribunal Electoral sólo serán dos empleados más de López Obrador.

También se propone un recorte al financiamiento del INE y el que se destina a los partidos políticos. Pero entonces, ¿de dónde saldrá el dinero para las campañas de quienes aspiren a ser consejeros y magistrados? ¿Quién pagará una la organización de elección tan costosa como innecesaria? No se trata de ahorrar, se trata de desaparecer al INE y a los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES).

En el caso de la Guardia Nacional, la iniciativa plantea su incorporación a la Sedena, con lo que pretende eliminar por completo el mando civil en esa corporación. Es decir, los soldados nunca volverán a sus cuarteles como prometió el Presidente, sino que mantendrá a las fuerzas armadas en las tareas de seguridad pública. Es el reconocimiento del fracaso de la estrategia de seguridad pública.

Durante el gobierno de López Obrador, México ha vivido los años más violentos de su historia, en los que la delincuencia organizada ha extendido su influencia a todo el país. Feminicidios, ejecuciones, secuestros y extorsiones alcanzan cifras nunca antes vistas, lo que ha costado la vida a más 118 mil personas durante el gobierno de Morena. Hay más muertos que en un país en guerra.

México ocupa el cuarto lugar mundial en el índice de países con mayor criminalidad, de acuerdo con el Índice Global en Delincuencia Organizada. Tiene un mercado consolidado de armas y sirve como un conducto importante para el flujo de armas hacia y desde los Estados Unidos.

Hoy el Presidente pretende esconder a la Guardia Nacional bajo la alfombra del Ejército.

OBITUARIO

Se han ido dos grandes y muy queridos amigos: don Luis A. Cetto y el maestro Ignacio González Rebolledo. El primero, un personaje icónico y extraordinario empresario vitivinícola que puso el vino de Baja California en el paladar del mundo. El segundo, un hombre inteligente y caballeroso, abogado brillante y servidor público ejemplar.

Facebook:

HectorYunes

Instagram:

hectoryuneslanda

Twitter:

@HectorYunes

Facebook.com/HectorYunes

Instagram: hectoryuneslanda

Twitter: @HectorYunes