/ miércoles 9 de diciembre de 2020

La vivaracha Felipa

Buen día, apreciado lector. Ora que basado en su más que exaltada honestidad, que es “inge” y por los cuestionados negocios de la vivaracha parienta Felipa, se habla que su cuatacho el Presidente nos lo quiere quitar para enviarlo a Pemex.

Quién iba a pensar que los acuerdos empresariales de la prima-hermana iban a repercutir y afectar a los paisanos de este lado, cuando apenas hemos disfrutado dos años de sus inolvidables atenciones.

¿Qué culpa tiene la estaca?, diría el inmortal Chico Che, para que los veracruzanos estemos a punto de perder “al más honesto” de los gobernadores de toda la historia política.

Entre más lo quiere aclarar el “inge”, más se enreda y se intensifica el tema. Como lo adelantó el agudo y muy perspicaz periodista Miguel Ángel Cristiani González en su Bitácora Política, el Congreso del Estado podría traernos en su lugar a la muy apreciada y respetable maestra y senadora Gloria Sánchez Hernández, militante de izquierda de toda la vida y con la suficiente sensibilidad y tamaños para tener un gran desempeño.

Y es que gobernar tiene su magia, el reportero nunca se cansará de recordar a un gobernador austero que sirvió a Veracruz y a los veracruzanos con seriedad, con energía, con responsabilidad, a conciencia y con evidente honestidad; “ho-nes-ti-dad” remarcaba, que dejó obra pública y ejemplo de cómo hacerlo: don Agustín Acosta Lagunes.

En un texto de puño y letra que en diciembre de 1986 envió a este reportero, escribió: “La palabra gobernador se pronunciaba en mi casa con genuflexiones en la voz. Gobernar era convertirse en mago, constructor, en hacedor. La palabra gobernador y la palabra Dios se me confundían en mi mente infantil. Dios era el creador de todas las cosas, pero los gobernadores eran los que hacían la paz, las carreteras, los puentes, las escuelas, las presas y estadios.

“En todo caso, el gobernador era alguien con poderes sublimes que podía utilizar para hacer producir la tierra, para establecer la concordia, para ayudar a los niños, a los ancianos y a todos los veracruzanos.

“Y lo fui y goberné en la salud y en la enfermedad, pensando siempre en el bien general de mi estado. Nada hice pensando en mi persona o en mi familia, nada. Mi esfuerzo y mi dedicación fueron íntegra y totalmente para el estado de Veracruz. Si de algo fui acusado y, con razón, fue de avaro con el tiempo y con los dineros del pueblo, pero así tenía que ser”.

Que haya paz y armonía en su hogar. Cuide el agua y las plantas, por favor.

mail:

gustavocadenamathey@gmail.com

gustavocadenamathey@gmail.com

Buen día, apreciado lector. Ora que basado en su más que exaltada honestidad, que es “inge” y por los cuestionados negocios de la vivaracha parienta Felipa, se habla que su cuatacho el Presidente nos lo quiere quitar para enviarlo a Pemex.

Quién iba a pensar que los acuerdos empresariales de la prima-hermana iban a repercutir y afectar a los paisanos de este lado, cuando apenas hemos disfrutado dos años de sus inolvidables atenciones.

¿Qué culpa tiene la estaca?, diría el inmortal Chico Che, para que los veracruzanos estemos a punto de perder “al más honesto” de los gobernadores de toda la historia política.

Entre más lo quiere aclarar el “inge”, más se enreda y se intensifica el tema. Como lo adelantó el agudo y muy perspicaz periodista Miguel Ángel Cristiani González en su Bitácora Política, el Congreso del Estado podría traernos en su lugar a la muy apreciada y respetable maestra y senadora Gloria Sánchez Hernández, militante de izquierda de toda la vida y con la suficiente sensibilidad y tamaños para tener un gran desempeño.

Y es que gobernar tiene su magia, el reportero nunca se cansará de recordar a un gobernador austero que sirvió a Veracruz y a los veracruzanos con seriedad, con energía, con responsabilidad, a conciencia y con evidente honestidad; “ho-nes-ti-dad” remarcaba, que dejó obra pública y ejemplo de cómo hacerlo: don Agustín Acosta Lagunes.

En un texto de puño y letra que en diciembre de 1986 envió a este reportero, escribió: “La palabra gobernador se pronunciaba en mi casa con genuflexiones en la voz. Gobernar era convertirse en mago, constructor, en hacedor. La palabra gobernador y la palabra Dios se me confundían en mi mente infantil. Dios era el creador de todas las cosas, pero los gobernadores eran los que hacían la paz, las carreteras, los puentes, las escuelas, las presas y estadios.

“En todo caso, el gobernador era alguien con poderes sublimes que podía utilizar para hacer producir la tierra, para establecer la concordia, para ayudar a los niños, a los ancianos y a todos los veracruzanos.

“Y lo fui y goberné en la salud y en la enfermedad, pensando siempre en el bien general de mi estado. Nada hice pensando en mi persona o en mi familia, nada. Mi esfuerzo y mi dedicación fueron íntegra y totalmente para el estado de Veracruz. Si de algo fui acusado y, con razón, fue de avaro con el tiempo y con los dineros del pueblo, pero así tenía que ser”.

Que haya paz y armonía en su hogar. Cuide el agua y las plantas, por favor.

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gustavocadenamathey@gmail.com

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