/ martes 25 de junio de 2019

Lo que parece es

Mario Moreno “Cantinflas” inventó muchas palabras, de las cuales el propio público que se las oía le otorgó la paternidad de las mismas.

Viene a mi mente una de ellas: concentrancia.

Sin ánimo de pretender equipararnos al Mimo de México, pienso que el toma y daca que a diario vive la cuarta transformación con la ciudadanía tiene mucho que ver con “la concentrancia” no solamente del uso de la voz diariamente por parte del Presidente López Obrador, sino también con “la concentrancia” de la imagen, de las televisoras y de las redes sociales.

En el Gobierno federal sólo hay una voz, sólo hay una imagen, sólo hay una verdad y el dueño de ésta es la misma persona. No hay más.

No importa el tema de que se trate, tampoco importa a que segmento de la población va dirigido el mensaje y el discurso. Si se trata del problema migratorio, del tren maya, de la inseguridad, de la refinería, de las calificaciones crediticias, del programa social del día, del proyecto de la Laguna o del sargazo, solamente hay una persona poseedora de la verdad y su comentario estará encaminado a que “los corruptos quieren afectar el gobierno”.

Percibo una ciudadanía que en ciertas partes de la República Mexicana se está cansando de la novedad, se está cansando del discurso trillado y se está cansando de la falta de resultados.

Entre lo último por citar se destacan la batería de amparos y suspensiones que han otorgado Jueces federales ordenando frenar las obras del aeropuerto de Santa Lucia.

Se dice que lo que se maneja al respecto en la oficina presidencial que “hay un grupo de empresarios y políticos afectados por la cancelación de Texcoco que han sido asesorados por algunos ministros de la Suprema Corte de la Nación, en el diseño y presentación de los amparos…”

Se dice que “los corruptos” decidieron refugiarse en la Suprema Corte y buscaron el apoyo de ministros que son adversos a la 4T para que los asesoraran sobre cómo obtener el apoyo de los jueces y magistrados del Poder Judicial en este tema”.

Me pregunto: ¿No sería recomendable reconocer que a nadie pertenece la verdad absoluta y que por ello, los mandatarios deben contar con un equipo de trabajo calificado, especialista, que pueda opinar y direccionar y en su caso asesorar, respecto a los temas neurálgicos de la administración pública mexicana?

Mi otra pregunta: ¿acaso existe ese equipo y el problema no radica en ello?

Mantendré mi “concentrancia” en este punto.

Mario Moreno “Cantinflas” inventó muchas palabras, de las cuales el propio público que se las oía le otorgó la paternidad de las mismas.

Viene a mi mente una de ellas: concentrancia.

Sin ánimo de pretender equipararnos al Mimo de México, pienso que el toma y daca que a diario vive la cuarta transformación con la ciudadanía tiene mucho que ver con “la concentrancia” no solamente del uso de la voz diariamente por parte del Presidente López Obrador, sino también con “la concentrancia” de la imagen, de las televisoras y de las redes sociales.

En el Gobierno federal sólo hay una voz, sólo hay una imagen, sólo hay una verdad y el dueño de ésta es la misma persona. No hay más.

No importa el tema de que se trate, tampoco importa a que segmento de la población va dirigido el mensaje y el discurso. Si se trata del problema migratorio, del tren maya, de la inseguridad, de la refinería, de las calificaciones crediticias, del programa social del día, del proyecto de la Laguna o del sargazo, solamente hay una persona poseedora de la verdad y su comentario estará encaminado a que “los corruptos quieren afectar el gobierno”.

Percibo una ciudadanía que en ciertas partes de la República Mexicana se está cansando de la novedad, se está cansando del discurso trillado y se está cansando de la falta de resultados.

Entre lo último por citar se destacan la batería de amparos y suspensiones que han otorgado Jueces federales ordenando frenar las obras del aeropuerto de Santa Lucia.

Se dice que lo que se maneja al respecto en la oficina presidencial que “hay un grupo de empresarios y políticos afectados por la cancelación de Texcoco que han sido asesorados por algunos ministros de la Suprema Corte de la Nación, en el diseño y presentación de los amparos…”

Se dice que “los corruptos” decidieron refugiarse en la Suprema Corte y buscaron el apoyo de ministros que son adversos a la 4T para que los asesoraran sobre cómo obtener el apoyo de los jueces y magistrados del Poder Judicial en este tema”.

Me pregunto: ¿No sería recomendable reconocer que a nadie pertenece la verdad absoluta y que por ello, los mandatarios deben contar con un equipo de trabajo calificado, especialista, que pueda opinar y direccionar y en su caso asesorar, respecto a los temas neurálgicos de la administración pública mexicana?

Mi otra pregunta: ¿acaso existe ese equipo y el problema no radica en ello?

Mantendré mi “concentrancia” en este punto.