/ domingo 28 de febrero de 2021

Los cárteles quieren poner candidatos

En el actual proceso electoral suman más de cinco los aspirantes a candidatos a puestos de elección popular que, en distintos puntos del país, han sido asesinados. Además, al menos uno fue secuestrado y ha habido varios atentados.

Todos esos hechos han ocurrido en zonas en donde operan cárteles y otros grupos de la delincuencia organizada. ¿Simple coincidencia?

Hay aspirantes que deben andar con cuidado en Veracruz y, en ese sentido, la consultora Lantia Intelligence, advierte que en las siguientes semanas se espera un aumento en el número de eventos de violencia político-electoral en Veracruz.

El último atentado de este tipo ocurrió en Quintana Roo, apenas el pasado 24 de febrero, cuando mataron a Ignacio Sánchez Cordero, secretario de Desarrollo Social y Turismo en Puerto Morelos y a quien daban como seguro candidato a la alcaldía de ese lugar por la coalición de Morena-Verde-PT-MAS, este último un partido local (Movimiento Auténtico Social). La mañana de ese día estaba en un café de la colonia Pescadores cuando entró un hombre que le disparó por la espalda, a quemarropa, en seis ocasiones. Puerto Morelos es un municipio ubicado en la Riviera Maya, entre Cancún y Playa del Carmen, zona dominada por los cárteles y escenario de balaceras, ejecuciones, secuestros y extorsiones.

Antonio Hernández Godínez, aspirante a alcaldía de Chilapa por el PRD, fue asesinado el 25 de noviembre del año pasado, lo mismo que Efrén Valois Morales, quien pretendía ser edil en Pilcaya y lo mataron el 21 de diciembre 2020.

Aquí en Veracruz la tarde del 11 febrero fue asesinado Gilberto Ortiz Parra, quien aspiraba a ser candidato de Morena a la alcaldía de Úrsulo Galván. Estaba en el interior de su camioneta, al lado de la carretera cerca de Cardel, cuando lo balearon.

Unos días después, en la madrugada del 15, ocurrió en Cosoleacaque el asesinato de la exalcaldesa y exdiputada Gladys Merlín y de su hija Carla Enríquez Merlín. No está claro el motivo del doble crimen, se habla de un robo, pero lo político no puede ser separado de este muy lamentable caso.

Úrsulo Galván está en una zona de influencia de los cárteles del narcotráfico, pues por ahí pasa droga, y Cosoleacaque, junto con Las Choapas, Coatzacoalcos, Minatitlán, Jáltipan, Acayucan y Sayula, entre otros municipios del sur de Veracruz, forma un amplio corredor en donde los cárteles hacen de las suyas.

Líneas arriba expusimos que la consultora Lantia Intelligence realizó un análisis en el que expone que en las siguientes semanas es esperado un aumento en el número de eventos de violencia político- electoral en Veracruz.

Según el análisis de esos expertos en violencia y políticas de seguridad, uno de los grandes desafíos que enfrentan las autoridades estatales es el creciente interés del Cártel de Jalisco Nueva Generación por colocar candidatos afines, a alcaldes, que ganen las elecciones el próximo junio.

Refiere que los asesinatos de la exalcaldesa de Cosoleacaque, Gladys Merlín, y de su hija Carla Enríquez Merlín, presuntamente aspirante a la candidatura a la presidencia municipal, confirman los problemas de seguridad por los que atraviesa el sur de Veracruz.

“El sureste del estado tiene presencia del CJNG y Los Zetas Vieja Escuela. Es probable que algunas de las víctimas de violencia político-electoral en esta región se hayan negado a establecer acuerdos con el crimen organizado”, señala la consultora. Indica que, por otro lado, las disputas criminales regionales pueden detonar agresiones contra actores políticos que tengan alianzas con organizaciones criminales rivales. La mayoría de los municipios donde se registró violencia político-electoral tienen un alto grado de alternancia política, remarca.

Señala también que la inclinación de algunas organizaciones criminales por eliminar viejos cacicazgos generará nuevos equilibrios políticos regionales, en los que bandas criminales tendrán un papel protagónico.

Conclusión: hay que cuidarse. Algunos aspirantes finalmente no serán candidatos y ojalá no ocurra un crimen más.

En el actual proceso electoral suman más de cinco los aspirantes a candidatos a puestos de elección popular que, en distintos puntos del país, han sido asesinados. Además, al menos uno fue secuestrado y ha habido varios atentados.

Todos esos hechos han ocurrido en zonas en donde operan cárteles y otros grupos de la delincuencia organizada. ¿Simple coincidencia?

Hay aspirantes que deben andar con cuidado en Veracruz y, en ese sentido, la consultora Lantia Intelligence, advierte que en las siguientes semanas se espera un aumento en el número de eventos de violencia político-electoral en Veracruz.

El último atentado de este tipo ocurrió en Quintana Roo, apenas el pasado 24 de febrero, cuando mataron a Ignacio Sánchez Cordero, secretario de Desarrollo Social y Turismo en Puerto Morelos y a quien daban como seguro candidato a la alcaldía de ese lugar por la coalición de Morena-Verde-PT-MAS, este último un partido local (Movimiento Auténtico Social). La mañana de ese día estaba en un café de la colonia Pescadores cuando entró un hombre que le disparó por la espalda, a quemarropa, en seis ocasiones. Puerto Morelos es un municipio ubicado en la Riviera Maya, entre Cancún y Playa del Carmen, zona dominada por los cárteles y escenario de balaceras, ejecuciones, secuestros y extorsiones.

Antonio Hernández Godínez, aspirante a alcaldía de Chilapa por el PRD, fue asesinado el 25 de noviembre del año pasado, lo mismo que Efrén Valois Morales, quien pretendía ser edil en Pilcaya y lo mataron el 21 de diciembre 2020.

Aquí en Veracruz la tarde del 11 febrero fue asesinado Gilberto Ortiz Parra, quien aspiraba a ser candidato de Morena a la alcaldía de Úrsulo Galván. Estaba en el interior de su camioneta, al lado de la carretera cerca de Cardel, cuando lo balearon.

Unos días después, en la madrugada del 15, ocurrió en Cosoleacaque el asesinato de la exalcaldesa y exdiputada Gladys Merlín y de su hija Carla Enríquez Merlín. No está claro el motivo del doble crimen, se habla de un robo, pero lo político no puede ser separado de este muy lamentable caso.

Úrsulo Galván está en una zona de influencia de los cárteles del narcotráfico, pues por ahí pasa droga, y Cosoleacaque, junto con Las Choapas, Coatzacoalcos, Minatitlán, Jáltipan, Acayucan y Sayula, entre otros municipios del sur de Veracruz, forma un amplio corredor en donde los cárteles hacen de las suyas.

Líneas arriba expusimos que la consultora Lantia Intelligence realizó un análisis en el que expone que en las siguientes semanas es esperado un aumento en el número de eventos de violencia político- electoral en Veracruz.

Según el análisis de esos expertos en violencia y políticas de seguridad, uno de los grandes desafíos que enfrentan las autoridades estatales es el creciente interés del Cártel de Jalisco Nueva Generación por colocar candidatos afines, a alcaldes, que ganen las elecciones el próximo junio.

Refiere que los asesinatos de la exalcaldesa de Cosoleacaque, Gladys Merlín, y de su hija Carla Enríquez Merlín, presuntamente aspirante a la candidatura a la presidencia municipal, confirman los problemas de seguridad por los que atraviesa el sur de Veracruz.

“El sureste del estado tiene presencia del CJNG y Los Zetas Vieja Escuela. Es probable que algunas de las víctimas de violencia político-electoral en esta región se hayan negado a establecer acuerdos con el crimen organizado”, señala la consultora. Indica que, por otro lado, las disputas criminales regionales pueden detonar agresiones contra actores políticos que tengan alianzas con organizaciones criminales rivales. La mayoría de los municipios donde se registró violencia político-electoral tienen un alto grado de alternancia política, remarca.

Señala también que la inclinación de algunas organizaciones criminales por eliminar viejos cacicazgos generará nuevos equilibrios políticos regionales, en los que bandas criminales tendrán un papel protagónico.

Conclusión: hay que cuidarse. Algunos aspirantes finalmente no serán candidatos y ojalá no ocurra un crimen más.