/ martes 29 de septiembre de 2020

Los semáforos y la carabina de ambrosio...

¿Qué porcentaje de la población entiende el significado de los semáforos de Gatell sobre la pandemia? ¿Ayudarán en la práctica a comunicar las medidas sanitarias que se deben tomar? Este gobierno se ha distinguido por emitir mensajes contradictorios desde que el pasado 28 de febrero inició la jornada de sana distancia en México.

Sobra decir que hasta esta semana pasada, el subsecretario de Salud federal aceptó la conveniencia de usar el cubrebocas dentro del transporte público, una medida que los ciudadanos responsables vienen haciendo desde hace meses. El mismo Presidente, quien anda en giras no esenciales, ha dicho que lo usará hasta que se acabe la corrupción.

En México el gobierno ha reportado más de 76 mil muertos y 726 mil casos confirmados por Covid-19 y es el país que ha sufrido el mayor número de médicos fallecidos, convirtiéndose en uno de los lugares más letales por millón de habitantes. La gestión de la pandemia hasta ahora ha sido mala: no se hacen pruebas masivas para detectar el virus, se desmanteló el Seguro Popular, disminuyó la inversión en medicamentos y los mensajes de crisis han sido erráticos.

El pasado 31 de mayo, el Presidente respaldó la decisión de la Secretaría de Salud de dar por terminada la jornada de sana distancia e inició la “nueva normalidad” con el famoso “semáforo”, que pocos entienden. Cada entidad cuenta con cuatro colores distintos: rojo, naranja, amarillo y verde, pero no todos saben qué hacer, además de que se duda sea confiable.

Cuando el presidente López Obrador decretó el fin de la jornada de sana distancia habían muerto 3 mil 227 pacientes de 84 mil 627 casos confirmados; de ese entonces a la fecha se ha incrementado el caso de muertos 23.6 veces (2362.6%) y los casos confirmados 8.5 veces (858.4%). En resumen, los escasos tres meses que duró la sana distancia sin cubrebocas y con los mensajes de “no pasa nada” o “ya pasó lo peor”, fueron nada en comparación con lo que ha ocurrido durante julio, agosto y septiembre.

El gobierno sabe que se le acaba el tiempo y el dinero, por ello quiere que los mexicanos, poniendo en riesgo su salud, se pongan a trabajar para detener el colapso de la economía, que desde la cancelación del NAIM en Texcoco, el 3 de enero de 2019, no levanta y se hunde inexorablemente por la caída de la inversión fija bruta en México.

La política demagógica de dar migajas y circo a los pobres, así como exigir obediencia ciega a los funcionarios de la 4T, en lugar de apoyar empresas y trabajadores, está conduciendo al país a un callejón sin salida, con el agravante del mal manejo de la pandemia. La solución es poner un alto a las ocurrencias del gobierno con diputados electos en 2021 que frenen los despilfarros estatales y reorienten los recursos hacia la salud, seguridad y condiciones de inversión generadora de empleos.

Twitter @basiliodelavega

¿Qué porcentaje de la población entiende el significado de los semáforos de Gatell sobre la pandemia? ¿Ayudarán en la práctica a comunicar las medidas sanitarias que se deben tomar? Este gobierno se ha distinguido por emitir mensajes contradictorios desde que el pasado 28 de febrero inició la jornada de sana distancia en México.

Sobra decir que hasta esta semana pasada, el subsecretario de Salud federal aceptó la conveniencia de usar el cubrebocas dentro del transporte público, una medida que los ciudadanos responsables vienen haciendo desde hace meses. El mismo Presidente, quien anda en giras no esenciales, ha dicho que lo usará hasta que se acabe la corrupción.

En México el gobierno ha reportado más de 76 mil muertos y 726 mil casos confirmados por Covid-19 y es el país que ha sufrido el mayor número de médicos fallecidos, convirtiéndose en uno de los lugares más letales por millón de habitantes. La gestión de la pandemia hasta ahora ha sido mala: no se hacen pruebas masivas para detectar el virus, se desmanteló el Seguro Popular, disminuyó la inversión en medicamentos y los mensajes de crisis han sido erráticos.

El pasado 31 de mayo, el Presidente respaldó la decisión de la Secretaría de Salud de dar por terminada la jornada de sana distancia e inició la “nueva normalidad” con el famoso “semáforo”, que pocos entienden. Cada entidad cuenta con cuatro colores distintos: rojo, naranja, amarillo y verde, pero no todos saben qué hacer, además de que se duda sea confiable.

Cuando el presidente López Obrador decretó el fin de la jornada de sana distancia habían muerto 3 mil 227 pacientes de 84 mil 627 casos confirmados; de ese entonces a la fecha se ha incrementado el caso de muertos 23.6 veces (2362.6%) y los casos confirmados 8.5 veces (858.4%). En resumen, los escasos tres meses que duró la sana distancia sin cubrebocas y con los mensajes de “no pasa nada” o “ya pasó lo peor”, fueron nada en comparación con lo que ha ocurrido durante julio, agosto y septiembre.

El gobierno sabe que se le acaba el tiempo y el dinero, por ello quiere que los mexicanos, poniendo en riesgo su salud, se pongan a trabajar para detener el colapso de la economía, que desde la cancelación del NAIM en Texcoco, el 3 de enero de 2019, no levanta y se hunde inexorablemente por la caída de la inversión fija bruta en México.

La política demagógica de dar migajas y circo a los pobres, así como exigir obediencia ciega a los funcionarios de la 4T, en lugar de apoyar empresas y trabajadores, está conduciendo al país a un callejón sin salida, con el agravante del mal manejo de la pandemia. La solución es poner un alto a las ocurrencias del gobierno con diputados electos en 2021 que frenen los despilfarros estatales y reorienten los recursos hacia la salud, seguridad y condiciones de inversión generadora de empleos.

Twitter @basiliodelavega

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