/ jueves 14 de octubre de 2021

Nuestras niñas veracruzanas

Hace apenas unos días conmemoramos el Día Internacional de las Niñas. Más allá de fijar una fecha en el calendario, lo que tenemos que hacer es trabajar desde diversas esferas para eliminar las desigualdades; para garantizarles el acceso a un mejor presente y futuro a todas ellas, en el que las profesiones u oficios no tengan género; en el que puedan vivir plenas y seguras.

La UNICEF reveló este 11 de octubre que 1 de cada 4 niñas de entre 15 y 19 años en todo el mundo no recibe educación, empleo o capacitación, en comparación con 1 de cada 10 niños. En nuestro país los números son peores y, la pandemia del COVID19, los ha agudizado.

No podemos llamarnos un Estado moderno cuando aún hay 6 millones de niñas que son forzadas al matrimonio siendo menores de edad y del que tristemente, mi estado, Veracruz, no es la excepción; pese a que las legislaciones locales lo prohíben, son prácticas, usos y costumbres arraigadas. De la mano viene que sean madres a muy temprana edad, cuando sus cuerpos ni siquiera se han terminado de desarrollar.

A propósito de esto, en el PRI iniciamos una importante lucha por ellas, con la que se busca que los productos indispensables para su higiene y salud, tengan cero impuestos.

Pudiera parecerles a muchos increíble, pero es alto el número de menores aquí también en México, que dejan de ir a la escuela por el simple hecho de no tener recursos para comprar toallas femeninas. Ni que decir del costo que llegan a tener métodos anticonceptivos. Ponerles impuestos a las toallas femeninas, por ejemplo, es discriminatorio y retrógrado.

Las y los actuales diputados federales, que han retomado esta propuesta, dejaban muy en claro la problemática, al referir que este gasto representa cerca de 26 mil pesos si usan toallas sanitarias desde los 13 hasta los 50 años; 30 mil si son tampones y 2 mil 800 pesos en copas menstruales. A eso súmele analgésicos y demás cosas que necesitamos cada vez que iniciamos nuestro periodo.

Negar, por un alto precio, el acceso a preservativos, es vulnerar su derecho a decidir, a planificar e, incluso, a estar sanas. De ese tamaño es el problema.

Para cerrar esas desigualdades que aún prevalecen por el simple hecho de haber nacido como niñas, se debe dar en los presupuestos Federal y locales, la perspectiva de género que se requiere. Es urgente dar mayores recursos en acciones y programas destinos a ellas, así como en leyes y mecanismos que pongan un freno al matrimonio infantil y a la violencia que sufren.

Para que nuestras niñas se conviertan en mujeres plenas, tenemos que trabajar todos los días, sin uno solo que perder, para erradicar la violencia por razón de género; no hay tiempo que desperdiciar para que tengan acceso igualitario a la educación sin estereotipos, a la tecnología y a su salud en todas las etapas de su vida: hay que empoderarlas.

Coordinadora Estatal Programa Recupera PRI

@AniluIngram

@AniluIngram

Hace apenas unos días conmemoramos el Día Internacional de las Niñas. Más allá de fijar una fecha en el calendario, lo que tenemos que hacer es trabajar desde diversas esferas para eliminar las desigualdades; para garantizarles el acceso a un mejor presente y futuro a todas ellas, en el que las profesiones u oficios no tengan género; en el que puedan vivir plenas y seguras.

La UNICEF reveló este 11 de octubre que 1 de cada 4 niñas de entre 15 y 19 años en todo el mundo no recibe educación, empleo o capacitación, en comparación con 1 de cada 10 niños. En nuestro país los números son peores y, la pandemia del COVID19, los ha agudizado.

No podemos llamarnos un Estado moderno cuando aún hay 6 millones de niñas que son forzadas al matrimonio siendo menores de edad y del que tristemente, mi estado, Veracruz, no es la excepción; pese a que las legislaciones locales lo prohíben, son prácticas, usos y costumbres arraigadas. De la mano viene que sean madres a muy temprana edad, cuando sus cuerpos ni siquiera se han terminado de desarrollar.

A propósito de esto, en el PRI iniciamos una importante lucha por ellas, con la que se busca que los productos indispensables para su higiene y salud, tengan cero impuestos.

Pudiera parecerles a muchos increíble, pero es alto el número de menores aquí también en México, que dejan de ir a la escuela por el simple hecho de no tener recursos para comprar toallas femeninas. Ni que decir del costo que llegan a tener métodos anticonceptivos. Ponerles impuestos a las toallas femeninas, por ejemplo, es discriminatorio y retrógrado.

Las y los actuales diputados federales, que han retomado esta propuesta, dejaban muy en claro la problemática, al referir que este gasto representa cerca de 26 mil pesos si usan toallas sanitarias desde los 13 hasta los 50 años; 30 mil si son tampones y 2 mil 800 pesos en copas menstruales. A eso súmele analgésicos y demás cosas que necesitamos cada vez que iniciamos nuestro periodo.

Negar, por un alto precio, el acceso a preservativos, es vulnerar su derecho a decidir, a planificar e, incluso, a estar sanas. De ese tamaño es el problema.

Para cerrar esas desigualdades que aún prevalecen por el simple hecho de haber nacido como niñas, se debe dar en los presupuestos Federal y locales, la perspectiva de género que se requiere. Es urgente dar mayores recursos en acciones y programas destinos a ellas, así como en leyes y mecanismos que pongan un freno al matrimonio infantil y a la violencia que sufren.

Para que nuestras niñas se conviertan en mujeres plenas, tenemos que trabajar todos los días, sin uno solo que perder, para erradicar la violencia por razón de género; no hay tiempo que desperdiciar para que tengan acceso igualitario a la educación sin estereotipos, a la tecnología y a su salud en todas las etapas de su vida: hay que empoderarlas.

Coordinadora Estatal Programa Recupera PRI

@AniluIngram

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