/ jueves 2 de diciembre de 2021

Ómicron

La semana pasada nos sorprendió la noticia de una nueva mutación del virus SARS-CoV-2 que apareció en la parte sur del continente africano, misma que al parecer se ha extendido rápidamente entre seis naciones de esa área y ha viajado ya a Europa y Canadá; ayer leí otro reporte de dos casos en Brasil.

Por el momento mucho se ha especulado respecto a esta nueva variante del Covid-19, aunque en realidad aún no se sabe mucho de su potencialidad y riesgo. Al parecer tiene una alta capacidad de contagio, pero en cuanto a sintomatología y complicaciones para la vida, todavía es temprano para poder decir si es más peligrosa que la variante Delta, la cual ha demostrado su elevada contagiosidad y complicaciones que pueden llevar a la muerte, como ya se ha observado en adultos vacunados, jóvenes y niños.

Tampoco sabemos aún si las vacunas que se están aplicando en todo el mundo van a proteger contra esta nueva variante o habrá que reestructurar las vacunas para bloquear el contagio, o al menos la sintomatología grave de la enfermedad.

Israel, Inglaterra, Alemania y otros países están cerrando vuelos hacia los países africanos, donde se ha manifestado la variante Ómicron, como medida de protección, y no es difícil que en breve la Unión Europea y Estados Unidos se sumen a este bloqueo aéreo, con la finalidad de evitar la propagación masiva del virus, lo cual, a pesar de los reclamos y opiniones en contra, no me parece descabellado, máxime que el virus original chino se propagó principalmente por esa vía y se extendió a una velocidad impresionante por todo el mundo.

Aquí en nuestro país, nuevamente las autoridades federales, en particular el vocero de la Secretaría de Salud, obedeciendo órdenes ha dicho que no es una cepa peligrosa, que no cerrarán vías aéreas a esos países y que no hay de qué preocuparse, cuando todas sus declaraciones, desde la no necesidad del cubrebocas, minimizando la mortandad nacional por Covid, y todas las consecuencias de la pandemia, han sido pifias descabelladas. Lo que hace más evidente la necesidad de vacunar más rápido a la población, incluidos niños pequeños, nueva dosis a maestros y tercera dosis a la tercera edad y personas con padecimientos crónicos, ya que al menos la variante predominante actualmente llamada Delta, es más peligrosa que la cepa original y no sabemos en qué momento empecemos a tener enfermos de la variante Ómicron, sobre todo porque además de hacerse muy pocas pruebas de laboratorio a la población abierta, son menos las que se hacen para identificar la variante causal en contagiados y enfermos graves.

La única manera de contener esta mortal pandemia es alcanzar la mayoría de población vacunada, insistir a que la gente que se resiste a vacunarse reciba el biológico, vacunar a los niños que ya están asistiendo a las aulas y reforzar la vacunación a los maestros, que recibieron la unidosis de Cansino.

La semana pasada nos sorprendió la noticia de una nueva mutación del virus SARS-CoV-2 que apareció en la parte sur del continente africano, misma que al parecer se ha extendido rápidamente entre seis naciones de esa área y ha viajado ya a Europa y Canadá; ayer leí otro reporte de dos casos en Brasil.

Por el momento mucho se ha especulado respecto a esta nueva variante del Covid-19, aunque en realidad aún no se sabe mucho de su potencialidad y riesgo. Al parecer tiene una alta capacidad de contagio, pero en cuanto a sintomatología y complicaciones para la vida, todavía es temprano para poder decir si es más peligrosa que la variante Delta, la cual ha demostrado su elevada contagiosidad y complicaciones que pueden llevar a la muerte, como ya se ha observado en adultos vacunados, jóvenes y niños.

Tampoco sabemos aún si las vacunas que se están aplicando en todo el mundo van a proteger contra esta nueva variante o habrá que reestructurar las vacunas para bloquear el contagio, o al menos la sintomatología grave de la enfermedad.

Israel, Inglaterra, Alemania y otros países están cerrando vuelos hacia los países africanos, donde se ha manifestado la variante Ómicron, como medida de protección, y no es difícil que en breve la Unión Europea y Estados Unidos se sumen a este bloqueo aéreo, con la finalidad de evitar la propagación masiva del virus, lo cual, a pesar de los reclamos y opiniones en contra, no me parece descabellado, máxime que el virus original chino se propagó principalmente por esa vía y se extendió a una velocidad impresionante por todo el mundo.

Aquí en nuestro país, nuevamente las autoridades federales, en particular el vocero de la Secretaría de Salud, obedeciendo órdenes ha dicho que no es una cepa peligrosa, que no cerrarán vías aéreas a esos países y que no hay de qué preocuparse, cuando todas sus declaraciones, desde la no necesidad del cubrebocas, minimizando la mortandad nacional por Covid, y todas las consecuencias de la pandemia, han sido pifias descabelladas. Lo que hace más evidente la necesidad de vacunar más rápido a la población, incluidos niños pequeños, nueva dosis a maestros y tercera dosis a la tercera edad y personas con padecimientos crónicos, ya que al menos la variante predominante actualmente llamada Delta, es más peligrosa que la cepa original y no sabemos en qué momento empecemos a tener enfermos de la variante Ómicron, sobre todo porque además de hacerse muy pocas pruebas de laboratorio a la población abierta, son menos las que se hacen para identificar la variante causal en contagiados y enfermos graves.

La única manera de contener esta mortal pandemia es alcanzar la mayoría de población vacunada, insistir a que la gente que se resiste a vacunarse reciba el biológico, vacunar a los niños que ya están asistiendo a las aulas y reforzar la vacunación a los maestros, que recibieron la unidosis de Cansino.

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