/ lunes 8 de marzo de 2021

Reforma eléctrica: luz más cara para las familias

Con la aprobación de la Reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), promovida por el presidente de la República y que aprobó el Grupo Parlamentario de Morena y sus aliados en la Cámara alta, no solo tendrá un efecto negativo en la salud o en el ambiente, sino también en el económico, y su impacto más grande caerá en los consumidores, es decir, en las familias mexicanas.

Durante la discusión del pasado martes negro para los mexicanos, desde la Cámara de Senadores las palabras más sonadas de los legisladores de Morena fueron: “soberanía nacional”. Bajo esta frase justificaron que el objetivo del Presidente no es apoyar al pueblo, sino darle el poder a una empresa que produce más pena que gloria.

La “soberanía nacional” que pregona el Presidente es que la CFE tenga un papel dominante en la generación eléctrica y Pemex como “productor” de combustóleo y gas natural, este último principal insumo para la generación de esta; y también por el autoconsumo en sus plataformas, a sabiendas de que este energético arrastra más de 10 años de caída en su producción.

Una vez más el Ejecutivo federal y su ejército de colaboradores mintieron a los mexicanos, porque la soberanía no está supeditada a si la CFE produce la energía o las industrias privadas que pagan impuestos y generan inversiones, la soberanía nacional no está en función de un energético o una empresa tan inoperante como la CFE o Pemex.

Esta expropiación disfrazada de reforma, conocida también como “Ley Combustóleo”, fue hecha con un bagaje ideológico radical y diferente a la realidad que ahora pide el mundo: energía limpia y renovable, y la verdad es que la CFE tiene la energía más sucia y cara, y no puede por sí sola satisfacer al cien por ciento la demanda energética del país.

Por otra parte, dañará los compromisos en los que México forma parte, como los tratados internacionales, específicamente el T-MEC, mismo que fue ratificado en junio de 2019 y que meses después el mismo Senado de la República aprueba una ley que violenta dicho tratado; o el Acuerdo de París, donde hay un compromiso que para 2024 la energía generada sea de un 35 por ciento de fuentes limpias.

Pero todos esos argumentos no sirvieron de nada para los legisladores de Morena, PT y PES, porque tenían la encomienda de proteger a Pemex, para que este destine el combustóleo que tiene de más, como resultado de los procesos de refinación del crudo al mantenimiento de las reliquias de plantas que tiene la CFE.

López Obrador no contempla que las centrales de energía que tenemos son tan viejas y no tienen los niveles de disponibilidad necesaria en la generación de esta y Pemex está nadando en combustóleo sin nadie que lo quiera comprar, por eso la obstinación que el único cliente sean esas plantas obsoletas de la CFE.

De por sí nos cuesta muy caro mantener a una empresa incompetente y con esta ley el costo lo absorberán los consumidores de manera general, a través del aumento de precios en alimentos, bienes y servicios, o bien con el pago de un subsidio disfrazado de impuestos para hacer frente al impacto traducido en millones de pesos que le costará a la CFE generar la energía del país.

Pero desde las diferentes trincheras del Partido Acción Nacional vamos a impugnar la reforma de la Ley de la Industria Eléctrica, lucharemos porque cada casa, comercio o industria consuman una energía a bajo costo, que no afecte su salud y que respete los acuerdos contraídos con otros países e impulse el desarrollo de este país.

Porque los mexicanos necesitamos tarifas eléctricas más baratas, queremos que se conserven y generen empleos, que haya más inversión en el país, que se dejen de cerrar comercios y empresas. Sobre todo, en junio queremos quitarle el control a Morena porque ya demostraron que no entienden las necesidades de los mexicanos y del mundo.

Con la aprobación de la Reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), promovida por el presidente de la República y que aprobó el Grupo Parlamentario de Morena y sus aliados en la Cámara alta, no solo tendrá un efecto negativo en la salud o en el ambiente, sino también en el económico, y su impacto más grande caerá en los consumidores, es decir, en las familias mexicanas.

Durante la discusión del pasado martes negro para los mexicanos, desde la Cámara de Senadores las palabras más sonadas de los legisladores de Morena fueron: “soberanía nacional”. Bajo esta frase justificaron que el objetivo del Presidente no es apoyar al pueblo, sino darle el poder a una empresa que produce más pena que gloria.

La “soberanía nacional” que pregona el Presidente es que la CFE tenga un papel dominante en la generación eléctrica y Pemex como “productor” de combustóleo y gas natural, este último principal insumo para la generación de esta; y también por el autoconsumo en sus plataformas, a sabiendas de que este energético arrastra más de 10 años de caída en su producción.

Una vez más el Ejecutivo federal y su ejército de colaboradores mintieron a los mexicanos, porque la soberanía no está supeditada a si la CFE produce la energía o las industrias privadas que pagan impuestos y generan inversiones, la soberanía nacional no está en función de un energético o una empresa tan inoperante como la CFE o Pemex.

Esta expropiación disfrazada de reforma, conocida también como “Ley Combustóleo”, fue hecha con un bagaje ideológico radical y diferente a la realidad que ahora pide el mundo: energía limpia y renovable, y la verdad es que la CFE tiene la energía más sucia y cara, y no puede por sí sola satisfacer al cien por ciento la demanda energética del país.

Por otra parte, dañará los compromisos en los que México forma parte, como los tratados internacionales, específicamente el T-MEC, mismo que fue ratificado en junio de 2019 y que meses después el mismo Senado de la República aprueba una ley que violenta dicho tratado; o el Acuerdo de París, donde hay un compromiso que para 2024 la energía generada sea de un 35 por ciento de fuentes limpias.

Pero todos esos argumentos no sirvieron de nada para los legisladores de Morena, PT y PES, porque tenían la encomienda de proteger a Pemex, para que este destine el combustóleo que tiene de más, como resultado de los procesos de refinación del crudo al mantenimiento de las reliquias de plantas que tiene la CFE.

López Obrador no contempla que las centrales de energía que tenemos son tan viejas y no tienen los niveles de disponibilidad necesaria en la generación de esta y Pemex está nadando en combustóleo sin nadie que lo quiera comprar, por eso la obstinación que el único cliente sean esas plantas obsoletas de la CFE.

De por sí nos cuesta muy caro mantener a una empresa incompetente y con esta ley el costo lo absorberán los consumidores de manera general, a través del aumento de precios en alimentos, bienes y servicios, o bien con el pago de un subsidio disfrazado de impuestos para hacer frente al impacto traducido en millones de pesos que le costará a la CFE generar la energía del país.

Pero desde las diferentes trincheras del Partido Acción Nacional vamos a impugnar la reforma de la Ley de la Industria Eléctrica, lucharemos porque cada casa, comercio o industria consuman una energía a bajo costo, que no afecte su salud y que respete los acuerdos contraídos con otros países e impulse el desarrollo de este país.

Porque los mexicanos necesitamos tarifas eléctricas más baratas, queremos que se conserven y generen empleos, que haya más inversión en el país, que se dejen de cerrar comercios y empresas. Sobre todo, en junio queremos quitarle el control a Morena porque ya demostraron que no entienden las necesidades de los mexicanos y del mundo.