/ miércoles 24 de marzo de 2021

Sin resultados, las mesas de seguridad

Los ciudadanos y organizaciones productivas que viven aterrados por la crítica violencia que se presenta en Veracruz se preguntan si en realidad sirven de algo esas publicitadas Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz que diariamente reúnen a altos mandos de seguridad, encabezadas por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, o éstas resultan inútiles.

Y, a juzgar por los resultados, hacerlas o no aportan muy poco, o nada, para resolver los problemas en esta difícil situación. El asunto no son los acuerdos que toman, sino cómo los aterrizan y se reflejan en resultados. Cuando ocurre un caso grave que afecta o puede afectar la imagen del gobierno morenista, se acude al municipio donde éste sucedió y ahí sesionan y se ofrecen soluciones; es decir, esas Mesas de Coordinación han sido utilizadas de “apaga-fuegos”, no para establecer estrategias efectivas que eviten una mayor incidencia de delitos, lamentables en su mayoría, o raros algunos como el que acaba de suceder en Sayula de Alemán, donde un comando armado irrumpió de madrugada a un rancho ganadero, sometió a los caporales y robaron 187 novillos que subieron a varios camiones y, como por arte de magia, desaparecieron. Increíblemente no pudieron ser localizados por la policía, pese a que debieron transportarse por caminos y después por carreteras federales o estatales. Lo que tratan en esas reuniones sólo ellos lo saben, los asiduos asistentes, pero más allá de rendir informes detallados al gobernador de la situación que guarda Veracruz y los riesgos que se presentan en cada región del estado, el verdadero reclamo de la sociedad es que se garantice seguridad. Por ejemplo, Veracruz se mantiene a la cabeza en secuestros. Conforme al último reporte de la organización “Alto al Secuestro”, con cifras de diciembre de 2018 a febrero de este año, se han registrado tres mil 388 raptos a nivel nacional, de los cuales 55.7% de ellos han sido en Veracruz con 709, Estado de México con 578, Ciudad de México con 298, Puebla con 154 y Morelos con 149; y en enero-febrero, de 86 casos de este tipo contabilizados a nivel nacional, 17 fueron en Veracruz y 7 en Sonora; en Zacatecas, Sinaloa, Quintana Roo, Puebla, Jalisco e Hidalgo, tres en cada uno de ellos. Son cifras inquietantes, frente a lo cual las autoridades de Seguridad Pública y la Fiscalía General del Estado, se encuentran saturadas y casi atadas de manos. En municipios con alto índice de este delito, Coatzacoalcos, Córdoba, Veracruz, Xalapa y Martínez de la Torre, los ciudadanos están a merced de la delincuencia y las autoridades, todas, no aciertan qué hacer. Sí existe labor de inteligencia no sólo del Ejército y la Armada, también de la FGE, pero es insuficiente y, por lo regular, es un trabajo a contrademanda, cuando ya sucedieron los hechos. Algo debe cambiar en esas Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz, No se trata de sólo mensajes de que las instituciones trabajan por la seguridad, sino de que en los hechos se cumpla con la obligación del estado de garantizar la vida y bienes de las personas.

opedro2006@gmail.com

Los ciudadanos y organizaciones productivas que viven aterrados por la crítica violencia que se presenta en Veracruz se preguntan si en realidad sirven de algo esas publicitadas Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz que diariamente reúnen a altos mandos de seguridad, encabezadas por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, o éstas resultan inútiles.

Y, a juzgar por los resultados, hacerlas o no aportan muy poco, o nada, para resolver los problemas en esta difícil situación. El asunto no son los acuerdos que toman, sino cómo los aterrizan y se reflejan en resultados. Cuando ocurre un caso grave que afecta o puede afectar la imagen del gobierno morenista, se acude al municipio donde éste sucedió y ahí sesionan y se ofrecen soluciones; es decir, esas Mesas de Coordinación han sido utilizadas de “apaga-fuegos”, no para establecer estrategias efectivas que eviten una mayor incidencia de delitos, lamentables en su mayoría, o raros algunos como el que acaba de suceder en Sayula de Alemán, donde un comando armado irrumpió de madrugada a un rancho ganadero, sometió a los caporales y robaron 187 novillos que subieron a varios camiones y, como por arte de magia, desaparecieron. Increíblemente no pudieron ser localizados por la policía, pese a que debieron transportarse por caminos y después por carreteras federales o estatales. Lo que tratan en esas reuniones sólo ellos lo saben, los asiduos asistentes, pero más allá de rendir informes detallados al gobernador de la situación que guarda Veracruz y los riesgos que se presentan en cada región del estado, el verdadero reclamo de la sociedad es que se garantice seguridad. Por ejemplo, Veracruz se mantiene a la cabeza en secuestros. Conforme al último reporte de la organización “Alto al Secuestro”, con cifras de diciembre de 2018 a febrero de este año, se han registrado tres mil 388 raptos a nivel nacional, de los cuales 55.7% de ellos han sido en Veracruz con 709, Estado de México con 578, Ciudad de México con 298, Puebla con 154 y Morelos con 149; y en enero-febrero, de 86 casos de este tipo contabilizados a nivel nacional, 17 fueron en Veracruz y 7 en Sonora; en Zacatecas, Sinaloa, Quintana Roo, Puebla, Jalisco e Hidalgo, tres en cada uno de ellos. Son cifras inquietantes, frente a lo cual las autoridades de Seguridad Pública y la Fiscalía General del Estado, se encuentran saturadas y casi atadas de manos. En municipios con alto índice de este delito, Coatzacoalcos, Córdoba, Veracruz, Xalapa y Martínez de la Torre, los ciudadanos están a merced de la delincuencia y las autoridades, todas, no aciertan qué hacer. Sí existe labor de inteligencia no sólo del Ejército y la Armada, también de la FGE, pero es insuficiente y, por lo regular, es un trabajo a contrademanda, cuando ya sucedieron los hechos. Algo debe cambiar en esas Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz, No se trata de sólo mensajes de que las instituciones trabajan por la seguridad, sino de que en los hechos se cumpla con la obligación del estado de garantizar la vida y bienes de las personas.

opedro2006@gmail.com