/ lunes 11 de julio de 2022

Todos lo sabían…

Todos lo sabían, gobiernos, prestadores de servicios turísticos y ciudadanos, que el Carnaval de Veracruz 2022 sería la mayor fuente de contagio masivo de Covid-19; sin embargo, se privilegió la derrama económica, más que la salud. Las consecuencias mortales, afortunadamente, no son en nada proporcionales a las que hubo en 2020 o 2021, pero a menos de una semana de celebrarse esta fiesta, existe un altísimo registro de enfermos, no necesariamente hospitalizados, y el ausentismo en fuentes de trabajo y escuelas, como consecuencia de la quinta ola de esta enfermedad. En términos generales, se calcula una afluencia de 700 mil visitantes a las carnestolendas y un estimado de medio millón de lugareños a los paseos de comparsas y carrozas, así como a los espectáculos masivos en el Malecón del Paseo, es decir, un millón 200 mil asistentes, que muy difícilmente habrían evitado el contagio. En redes sociales, por ejemplo, varios “influencers” que acudieron a la mayor fiesta popular del estado, publicaron que resultaron contagiados del virus en esta visita, entre ellos Papi Kunno, Fernanda Blaz, Werevertumorro y la estrella del espectáculo para adultos Luna Bella. ¿Cuántos contagiados hay? No se sabe, quizá superior a las cifras en la cresta de la crisis sanitaria, aunque ahora la enfermedad ha dejado de ser mortal, salvo excepciones, debido a la protección que ha generado la exitosa vacunación, a la cual han acudido la gran mayoría de las personas de todas las edades, principalmente adultos mayores, y últimamente hasta a los de 5 a 11 años de edad. Aún así, los especialistas estiman que podría regresar a las restricciones epidemiológicas que ya se habían eliminado y generó un total relajamiento social. En Veracruz y la zona conurbada, el Carnaval dejó una derrama de alrededor de 400 millones de pesos, según cálculos del gobierno municipal. Habrá que esperar un poco más para saber si se tomó la decisión correcta al realizar esta fiesta veracruzana que, por cierto, ha sido la más polémica de todas, por los excesos de alcohol, drogas y exhibicionismo que se presentaron, de día y de noches, y que lleva a la conclusión de que dejó de ser una fiesta de carácter familiar para convertirse en un festejo de adultos.

¿A quién le dan pan que llore?, reza un dicho popular, y encaja exactamente en ese agradecimiento que hizo el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, al secretario de Marina del gobierno norteamericano, Carlos del Toro, quien hace unos días visitó la Escuela Naval Militar de Antón Lizardo y fugazmente el auditorio de la USBI para dictar una conferencia magistral. Los reporteros se le acercaron para entrevistarlo y tuvo respuestas amables, más que basada en la realidad. “A bote pronto”, respondió que todo estaba “precioso”, en relación a la ciudad de Veracruz, su comida y música, y sobre la seguridad en la entidad, expresó que “muy seguro”. Desde luego, que esa frase amable del secretario de Marina de EEUU no quita la nota de recomendación que emitió el Departamento de Estado a sus conciudadanos de “tener (la) mayor precaución al viajar” a Veracruz, por los riesgos de delincuencia y secuestro, pero la oportunidad que dio fue propicia para agradecer lo que en realidad no es, que Veracruz es un estado seguro. La violencia la padecen los veracruzanos todos los días.

opedro2006@gmail.com

Todos lo sabían, gobiernos, prestadores de servicios turísticos y ciudadanos, que el Carnaval de Veracruz 2022 sería la mayor fuente de contagio masivo de Covid-19; sin embargo, se privilegió la derrama económica, más que la salud. Las consecuencias mortales, afortunadamente, no son en nada proporcionales a las que hubo en 2020 o 2021, pero a menos de una semana de celebrarse esta fiesta, existe un altísimo registro de enfermos, no necesariamente hospitalizados, y el ausentismo en fuentes de trabajo y escuelas, como consecuencia de la quinta ola de esta enfermedad. En términos generales, se calcula una afluencia de 700 mil visitantes a las carnestolendas y un estimado de medio millón de lugareños a los paseos de comparsas y carrozas, así como a los espectáculos masivos en el Malecón del Paseo, es decir, un millón 200 mil asistentes, que muy difícilmente habrían evitado el contagio. En redes sociales, por ejemplo, varios “influencers” que acudieron a la mayor fiesta popular del estado, publicaron que resultaron contagiados del virus en esta visita, entre ellos Papi Kunno, Fernanda Blaz, Werevertumorro y la estrella del espectáculo para adultos Luna Bella. ¿Cuántos contagiados hay? No se sabe, quizá superior a las cifras en la cresta de la crisis sanitaria, aunque ahora la enfermedad ha dejado de ser mortal, salvo excepciones, debido a la protección que ha generado la exitosa vacunación, a la cual han acudido la gran mayoría de las personas de todas las edades, principalmente adultos mayores, y últimamente hasta a los de 5 a 11 años de edad. Aún así, los especialistas estiman que podría regresar a las restricciones epidemiológicas que ya se habían eliminado y generó un total relajamiento social. En Veracruz y la zona conurbada, el Carnaval dejó una derrama de alrededor de 400 millones de pesos, según cálculos del gobierno municipal. Habrá que esperar un poco más para saber si se tomó la decisión correcta al realizar esta fiesta veracruzana que, por cierto, ha sido la más polémica de todas, por los excesos de alcohol, drogas y exhibicionismo que se presentaron, de día y de noches, y que lleva a la conclusión de que dejó de ser una fiesta de carácter familiar para convertirse en un festejo de adultos.

¿A quién le dan pan que llore?, reza un dicho popular, y encaja exactamente en ese agradecimiento que hizo el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, al secretario de Marina del gobierno norteamericano, Carlos del Toro, quien hace unos días visitó la Escuela Naval Militar de Antón Lizardo y fugazmente el auditorio de la USBI para dictar una conferencia magistral. Los reporteros se le acercaron para entrevistarlo y tuvo respuestas amables, más que basada en la realidad. “A bote pronto”, respondió que todo estaba “precioso”, en relación a la ciudad de Veracruz, su comida y música, y sobre la seguridad en la entidad, expresó que “muy seguro”. Desde luego, que esa frase amable del secretario de Marina de EEUU no quita la nota de recomendación que emitió el Departamento de Estado a sus conciudadanos de “tener (la) mayor precaución al viajar” a Veracruz, por los riesgos de delincuencia y secuestro, pero la oportunidad que dio fue propicia para agradecer lo que en realidad no es, que Veracruz es un estado seguro. La violencia la padecen los veracruzanos todos los días.

opedro2006@gmail.com