/ jueves 27 de enero de 2022

Tropiezos, Hacienda pobre, futuro incierto

Se dice que la infanta Cristina de España, cuando se investigaba su participación en un caso de corrupción que involucró a su esposo, explotó un día diciendo: "Me educaron en lo que tenía que hacer, pero nunca me dijeron lo que no debía hacer".

Algo estamos haciendo mal cuando los líderes políticos, las personas con la mejor formación a la que pueda accederse en el mundo, y quienes mediante esfuerzo y talento ocupan posiciones sobresalientes en la sociedad, dan consistentemente muestras de soberbia, debilidad de carácter, mal juicio, perversidad, majadería e ignorancia. Está claro que no es un tema de educación.

Algo está extraviado en la manera como la propia sociedad crea esa plataforma de privilegios para algunos que termina convenciéndolos de que se encuentran por encima de las leyes, la ética, la ciencia y la decencia. Y es que somos nosotros, la sociedad, los que les damos a esos privilegiados la agencia y el trato preferencial que con el tiempo terminan haciéndoles pensar que el trato preferencial que reciben es su derecho. Lo anterior demuestra que la construcción de privilegios y de una cultura donde los abusos de los poderosos son posibles, no solamente requiere de imbéciles que actúan como si estuvieran investidos de una patente de impunidad, también se sostiene gracias a una sociedad que normaliza y alienta esos privilegios.

Nuevamente en esta columna extiendo mis reflexiones sobre 2022. Al igual que las anteriores, no me ocupo de los pronósticos puntuales como si éstos fueran profecías o carecieran de un intervalo de incertidumbre. En esta ocasión nos concentramos en lo concerniente a Banxico, la composición de su Junta de Gobierno en su quehacer establecido en la ley y la principal fuente de riesgos.

Primero, tenemos un relevo importante al frente del Banco Central mexicano. Es importante recordar que las labores de la nueva gobernadora de Banxico no solo se circunscriben dentro de las decisiones de política monetaria, sino también en los planos regulatorios y de operación de mercados. El papel de la gubernatura no es omnipotente, lo anterior al recordar que alguna de las grandes decisiones son tomadas en el marco de la existencia de consejos, comisiones o juntas con composiciones mixtas por parte de la Junta del Gobierno de Banxico, SHCP y otros organismos reguladores.

Segundo. En lo que respecta al nuevo balance de la Junta de Gobierno y sus decisiones sobre la tasa de interés de referencia. Ningún miembro de tal Junta tiene un antecedente de liga institucional con el Banxico por formación. Esta es una junta donde algunas voces distintas al gobernador son audibles y parece no tener reparo en disentir abiertamente. Ya existe un balance donde fácilmente puede generarse una polarización de opiniones en cuanto al esfuerzo de normalización o restricción monetaria necesaria hacia delante.

Suponiendo la materialización de un sesgo más paloma dentro de la Junta, también sabemos que a la luz del decepcionante desempeño económico reciente y sus perspectivas, será cada vez más urgente para Banxico posicionarse respecto a un escenario donde la tasa neutra de política monetaria sea más baja de lo anticipado, al igual que el esfuerzo para alcanzarla o rebasarla.

Tomando todo lo anterior en cuenta, mi impresión es que los riesgos más relevantes relacionados con el quehacer y labores del Banco Central siguen estando en el Congreso.

Considerando los nuevos datos, el resultado de los primeros tres años de gobierno de esta administración será un retroceso de 3.8% en el valor del PIB respecto al cierre de 2018.

Y si el crecimiento de 2022 fuera de 2.2%, entonces cerraríamos el cuarto año de este sexenio con un nivel inferior en 1.7% al de 2018. Es decir, habría 4 años perdidos, por lo menos.

Aunque el gran déficit que tendremos en este sexenio será en materia de crecimiento de la economía, sigo creyendo que el reto principal para el cierre de este gobierno es salvarnos de una crisis financiera.

Aún cuando el crecimiento sea escaso o simplemente no exista, sería mucho peor si además del estancamiento nos enfrentamos a una situación de inestabilidad financiera que dispare la cotización del dólar y la inflación.

Entiendo la angustia de muchos por el crecimiento, pero no veo la manera de cambiar el resultado de este sexenio.

Lo anterior de acuerdo con las estimaciones que dio a conocer el Inegi y el subgobernador del Banxico, Jonathan Heath, observador acucioso de las variables económicas. Entre inflación, desempleo y mínimo crecimiento que se diluye con las expectativas hacia el futuro, la población está condenada a vivir tiempos aciagos.

Los comparativos de crecimiento de acuerdo a las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el crecimiento del PIB por región ubica a México con un 3.2%, mientras sus socios comerciales Estados Unidos y Canadá los ubica en 5.2% y 4.9%, respectivamente. Costa Rica con un 3.5%, Honduras con 3.6%, Guatemala 4%, El Salvador 4.6%, República Dominicana con 5.5% y Panamá con 8.2%, son algunos de los 20 países de América Latina que superan a México en las expectativas de crecimiento económico.

La construcción de privilegios y de una cultura donde los abusos de los poderosos son posibles, no solamente requiere de imbéciles que actúan como si estuvieran investidos de una patente de impunidad, también se sostiene gracias a una sociedad que normaliza y alienta esos privilegios.

Se dice que la infanta Cristina de España, cuando se investigaba su participación en un caso de corrupción que involucró a su esposo, explotó un día diciendo: "Me educaron en lo que tenía que hacer, pero nunca me dijeron lo que no debía hacer".

Algo estamos haciendo mal cuando los líderes políticos, las personas con la mejor formación a la que pueda accederse en el mundo, y quienes mediante esfuerzo y talento ocupan posiciones sobresalientes en la sociedad, dan consistentemente muestras de soberbia, debilidad de carácter, mal juicio, perversidad, majadería e ignorancia. Está claro que no es un tema de educación.

Algo está extraviado en la manera como la propia sociedad crea esa plataforma de privilegios para algunos que termina convenciéndolos de que se encuentran por encima de las leyes, la ética, la ciencia y la decencia. Y es que somos nosotros, la sociedad, los que les damos a esos privilegiados la agencia y el trato preferencial que con el tiempo terminan haciéndoles pensar que el trato preferencial que reciben es su derecho. Lo anterior demuestra que la construcción de privilegios y de una cultura donde los abusos de los poderosos son posibles, no solamente requiere de imbéciles que actúan como si estuvieran investidos de una patente de impunidad, también se sostiene gracias a una sociedad que normaliza y alienta esos privilegios.

Nuevamente en esta columna extiendo mis reflexiones sobre 2022. Al igual que las anteriores, no me ocupo de los pronósticos puntuales como si éstos fueran profecías o carecieran de un intervalo de incertidumbre. En esta ocasión nos concentramos en lo concerniente a Banxico, la composición de su Junta de Gobierno en su quehacer establecido en la ley y la principal fuente de riesgos.

Primero, tenemos un relevo importante al frente del Banco Central mexicano. Es importante recordar que las labores de la nueva gobernadora de Banxico no solo se circunscriben dentro de las decisiones de política monetaria, sino también en los planos regulatorios y de operación de mercados. El papel de la gubernatura no es omnipotente, lo anterior al recordar que alguna de las grandes decisiones son tomadas en el marco de la existencia de consejos, comisiones o juntas con composiciones mixtas por parte de la Junta del Gobierno de Banxico, SHCP y otros organismos reguladores.

Segundo. En lo que respecta al nuevo balance de la Junta de Gobierno y sus decisiones sobre la tasa de interés de referencia. Ningún miembro de tal Junta tiene un antecedente de liga institucional con el Banxico por formación. Esta es una junta donde algunas voces distintas al gobernador son audibles y parece no tener reparo en disentir abiertamente. Ya existe un balance donde fácilmente puede generarse una polarización de opiniones en cuanto al esfuerzo de normalización o restricción monetaria necesaria hacia delante.

Suponiendo la materialización de un sesgo más paloma dentro de la Junta, también sabemos que a la luz del decepcionante desempeño económico reciente y sus perspectivas, será cada vez más urgente para Banxico posicionarse respecto a un escenario donde la tasa neutra de política monetaria sea más baja de lo anticipado, al igual que el esfuerzo para alcanzarla o rebasarla.

Tomando todo lo anterior en cuenta, mi impresión es que los riesgos más relevantes relacionados con el quehacer y labores del Banco Central siguen estando en el Congreso.

Considerando los nuevos datos, el resultado de los primeros tres años de gobierno de esta administración será un retroceso de 3.8% en el valor del PIB respecto al cierre de 2018.

Y si el crecimiento de 2022 fuera de 2.2%, entonces cerraríamos el cuarto año de este sexenio con un nivel inferior en 1.7% al de 2018. Es decir, habría 4 años perdidos, por lo menos.

Aunque el gran déficit que tendremos en este sexenio será en materia de crecimiento de la economía, sigo creyendo que el reto principal para el cierre de este gobierno es salvarnos de una crisis financiera.

Aún cuando el crecimiento sea escaso o simplemente no exista, sería mucho peor si además del estancamiento nos enfrentamos a una situación de inestabilidad financiera que dispare la cotización del dólar y la inflación.

Entiendo la angustia de muchos por el crecimiento, pero no veo la manera de cambiar el resultado de este sexenio.

Lo anterior de acuerdo con las estimaciones que dio a conocer el Inegi y el subgobernador del Banxico, Jonathan Heath, observador acucioso de las variables económicas. Entre inflación, desempleo y mínimo crecimiento que se diluye con las expectativas hacia el futuro, la población está condenada a vivir tiempos aciagos.

Los comparativos de crecimiento de acuerdo a las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el crecimiento del PIB por región ubica a México con un 3.2%, mientras sus socios comerciales Estados Unidos y Canadá los ubica en 5.2% y 4.9%, respectivamente. Costa Rica con un 3.5%, Honduras con 3.6%, Guatemala 4%, El Salvador 4.6%, República Dominicana con 5.5% y Panamá con 8.2%, son algunos de los 20 países de América Latina que superan a México en las expectativas de crecimiento económico.

La construcción de privilegios y de una cultura donde los abusos de los poderosos son posibles, no solamente requiere de imbéciles que actúan como si estuvieran investidos de una patente de impunidad, también se sostiene gracias a una sociedad que normaliza y alienta esos privilegios.