/ viernes 17 de junio de 2022

Un aliado indeseable

Convertido para los panistas en el aliado indeseable, en el convidado de piedra, el Partido Revolucionario Institucional enfrenta una profunda crisis de imagen; prácticamente en todas las encuestas se ubica al tricolor como la fuerza política que más rechazo provoca entre los ciudadanos. El PRI tiene enquistados en las dirigencias nacional y estatal a personajes impresentables: en el Altiplano, Alejandro Moreno “Alito” se ha convertido en sinónimo de corrupción (y vaya que se requiere mucho para destacar en esa materia en un partido que por décadas se ha identificado con la tranza y las corruptelas); en Veracruz, Marlon Ramírez no carga con señalamientos por enriquecimiento ilícito ni por negocios al amparo del poder, pero sí con el estigma de la traición.

Quienes lo conocen de cerca, apuntan que Ramírez Marín logró posicionarse en el priismo aprovechando que el partido se encontraba en una profunda crisis; venía de dos derrotas y en el proceso electoral de 2018 se fue al tercer lugar.

Al renovarse la dirigencia estatal priista, una vez que sale del cargo Américo Zúñiga Martínez, no faltó quien mostró cierta preocupación por la dependencia que Marlon Ramírez mostraba hacia el entonces alcalde del puerto, Fernando Yunes Márquez, y en general hacia los Yunes de Estero. Incluso, trascendió que en la alianza con PAN y PRD en 2021, en el puerto los priistas se sumaron al candidato de Morena, Ricardo Exsome Zapata, y dieron la espalda a la abanderada de la alianza “Veracruz va”, Patricia Lobeira de Yunes. Marlon Ramírez no metió las manos para apoyar a la candidata, pero una vez que el asunto se encontraba en los tribunales, habría exigido posiciones en el nuevo ayuntamiento, mismas que le fueron negadas, lo que provocó un distanciamiento entre el del PRI y sus antiguos aliados.

Posteriormente circuló en los pasillos del propio comité estatal que el dirigente, más que un interlocutor, se había convertido en un alfil del ajedrez del secretario de Gobierno; y que comía en la mano de Eric Cisneros; es decir, que en el proceso electoral de ese año, el presidente del CDE no jugó para la alianza, sino para los intereses de Morena. Probablemente por ello en las elecciones extraordinarias de 2022 el partido desempeñó un lamentable papel, bajando al octavo lugar entre los ocho contendientes.

En todo caso, se trata sólo de especulaciones. Lo cierto es que igual que en el altiplano, donde los ex dirigentes del tricolor exigen la salida de Alejando Moreno del comité nacional por los malos resultados, en Veracruz cada vez son más las voces que plantean la necesidad de un cambio en el comité estatal del partido.

En ese contexto, hay nombres que comienzan a manejarse para un posible relevo en el CDE; entre ellos, el del ex diputado Fernando Kuri Kuri; el del ex alcalde de Paso de Ovejas, Adolfo Ramírez Arana; y el del actual alcalde de Altotonga, Juan Ignacio Morales Guevara, una de las pocas cartas ganadoras que tiene el partido en los municipios de la entidad, a quien se identifica con el diputado federal José Francisco Yunes Zorrilla.

Convertido para los panistas en el aliado indeseable, en el convidado de piedra, el Partido Revolucionario Institucional enfrenta una profunda crisis de imagen; prácticamente en todas las encuestas se ubica al tricolor como la fuerza política que más rechazo provoca entre los ciudadanos. El PRI tiene enquistados en las dirigencias nacional y estatal a personajes impresentables: en el Altiplano, Alejandro Moreno “Alito” se ha convertido en sinónimo de corrupción (y vaya que se requiere mucho para destacar en esa materia en un partido que por décadas se ha identificado con la tranza y las corruptelas); en Veracruz, Marlon Ramírez no carga con señalamientos por enriquecimiento ilícito ni por negocios al amparo del poder, pero sí con el estigma de la traición.

Quienes lo conocen de cerca, apuntan que Ramírez Marín logró posicionarse en el priismo aprovechando que el partido se encontraba en una profunda crisis; venía de dos derrotas y en el proceso electoral de 2018 se fue al tercer lugar.

Al renovarse la dirigencia estatal priista, una vez que sale del cargo Américo Zúñiga Martínez, no faltó quien mostró cierta preocupación por la dependencia que Marlon Ramírez mostraba hacia el entonces alcalde del puerto, Fernando Yunes Márquez, y en general hacia los Yunes de Estero. Incluso, trascendió que en la alianza con PAN y PRD en 2021, en el puerto los priistas se sumaron al candidato de Morena, Ricardo Exsome Zapata, y dieron la espalda a la abanderada de la alianza “Veracruz va”, Patricia Lobeira de Yunes. Marlon Ramírez no metió las manos para apoyar a la candidata, pero una vez que el asunto se encontraba en los tribunales, habría exigido posiciones en el nuevo ayuntamiento, mismas que le fueron negadas, lo que provocó un distanciamiento entre el del PRI y sus antiguos aliados.

Posteriormente circuló en los pasillos del propio comité estatal que el dirigente, más que un interlocutor, se había convertido en un alfil del ajedrez del secretario de Gobierno; y que comía en la mano de Eric Cisneros; es decir, que en el proceso electoral de ese año, el presidente del CDE no jugó para la alianza, sino para los intereses de Morena. Probablemente por ello en las elecciones extraordinarias de 2022 el partido desempeñó un lamentable papel, bajando al octavo lugar entre los ocho contendientes.

En todo caso, se trata sólo de especulaciones. Lo cierto es que igual que en el altiplano, donde los ex dirigentes del tricolor exigen la salida de Alejando Moreno del comité nacional por los malos resultados, en Veracruz cada vez son más las voces que plantean la necesidad de un cambio en el comité estatal del partido.

En ese contexto, hay nombres que comienzan a manejarse para un posible relevo en el CDE; entre ellos, el del ex diputado Fernando Kuri Kuri; el del ex alcalde de Paso de Ovejas, Adolfo Ramírez Arana; y el del actual alcalde de Altotonga, Juan Ignacio Morales Guevara, una de las pocas cartas ganadoras que tiene el partido en los municipios de la entidad, a quien se identifica con el diputado federal José Francisco Yunes Zorrilla.