/ miércoles 23 de junio de 2021

Un caso para Ripley

De Ripley ese asalto a mano armada ocurrido anteayer lunes a cuenta-habientes en el interior de la principal sucursal de Bancomer en pleno centro de la ciudad de Veracruz...

Si eso no fuera poco, ocurrió a plena luz del día, a las 12 horas, y todavía más, distante escasamente a una cuadra del Palacio Municipal porteño. Así, de ese tamaño es la inseguridad que vive la ciudad heroica, y en el resto de la entidad, donde la delincuencia ha sentado sus reales y sigue adueñándose de ciudades, mientras quienes tienen la responsabilidad de contener los delitos, literalmente se encuentran rebasados y se demuestra en ese alarde de poder y hasta descaro con que actúan los criminales. Se vive al filo de la navaja, sin ley ni Dios en las calles, y este hecho es sólo una pequeña muestra de la inquietante inseguridad que se padece. Robar o asaltar, secuestrar o ejecutar, se ha vuelto cosa común en el estado, y desde los altos mandos del gobierno todavía se presume de que los índices delictivos van a la baja, a pesar de que la realidad muestra una cara distinta. Desde luego que, en este caso, la principal responsabilidad recae en la institución bancaria por su falta de controles para impedir el acceso a personas armadas a sus instalaciones, como ocurrió en este caso, y los elementos de seguridad que contrata, que claramente que no cuentan con la suficiente capacitación para enfrentar una situación de este tipo y únicamente se convierten en espectadores; de la Policía Municipal, ostensiblemente ineficiente, a pesar de presumirse con alta preparación y equipo de primera clase. No tal. Tras 48 horas no han sido identificados los atracadores, hasta donde se sabe, menos localizados ¿Y las videocámaras de vigilancia, aquellas que se adquirieron con inversión de mil 100 millones de pesos para garantizar una efectiva acción contra la delincuencia? Ahí se encuentran, pegadas a los postes, sin funcionar o funcionando a medias, y antes ni ahora se ha obligado al proveedor a que las arregle. Después de ese asalto, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado difundió un comunicado recomendando a los cuenta-habientes solicitar resguardo policiaco cuando acuden al banco a retirar elevadas cantidades de dinero, a fin de evitar asaltos, sólo que en este caso, fue dentro del banco, no fuera de él. Mal inicio de semana.

Los porteños habían pedido el regreso del futbol, beisbol y basquetbol al puerto, o Boca del Río, y más por la afición que tiene el presidente de la República del llamado “rey de los deportes”, se logró reactivar la franquicia del “Águila de Veracruz”, con todo el apoyo del gobierno estatal, que destinó una multimillonaria inversión en rehabilitar y acondicionar el estadio “Beto Ávila”. Hay juegos regularmente cada dos semanas, y aunque el semáforo se encuentra en “rojo”, hay cientos o miles de aficionados que se congregan y conviven dentro de esas instalaciones, sin mayores restricciones que las impuestas al ingresar. Ya dentro, los aficionados pueden hablar, gritar, saludarse de manos y abrazarse sin mayor problema, lo que en nada contribuye a cuidar la salud y la vida de las personas por posibles contagios de Covid-19. Si realmente existe preocupación de las autoridades de Salud, debería intervenir en este asunto que puede resultar grave.

opedro2006@gmail.com



Te recomendamos el podcast ⬇️

Acast

Spotify

Apple Podcasts

Google Podcasts

Deezer

Amazon Music

De Ripley ese asalto a mano armada ocurrido anteayer lunes a cuenta-habientes en el interior de la principal sucursal de Bancomer en pleno centro de la ciudad de Veracruz...

Si eso no fuera poco, ocurrió a plena luz del día, a las 12 horas, y todavía más, distante escasamente a una cuadra del Palacio Municipal porteño. Así, de ese tamaño es la inseguridad que vive la ciudad heroica, y en el resto de la entidad, donde la delincuencia ha sentado sus reales y sigue adueñándose de ciudades, mientras quienes tienen la responsabilidad de contener los delitos, literalmente se encuentran rebasados y se demuestra en ese alarde de poder y hasta descaro con que actúan los criminales. Se vive al filo de la navaja, sin ley ni Dios en las calles, y este hecho es sólo una pequeña muestra de la inquietante inseguridad que se padece. Robar o asaltar, secuestrar o ejecutar, se ha vuelto cosa común en el estado, y desde los altos mandos del gobierno todavía se presume de que los índices delictivos van a la baja, a pesar de que la realidad muestra una cara distinta. Desde luego que, en este caso, la principal responsabilidad recae en la institución bancaria por su falta de controles para impedir el acceso a personas armadas a sus instalaciones, como ocurrió en este caso, y los elementos de seguridad que contrata, que claramente que no cuentan con la suficiente capacitación para enfrentar una situación de este tipo y únicamente se convierten en espectadores; de la Policía Municipal, ostensiblemente ineficiente, a pesar de presumirse con alta preparación y equipo de primera clase. No tal. Tras 48 horas no han sido identificados los atracadores, hasta donde se sabe, menos localizados ¿Y las videocámaras de vigilancia, aquellas que se adquirieron con inversión de mil 100 millones de pesos para garantizar una efectiva acción contra la delincuencia? Ahí se encuentran, pegadas a los postes, sin funcionar o funcionando a medias, y antes ni ahora se ha obligado al proveedor a que las arregle. Después de ese asalto, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado difundió un comunicado recomendando a los cuenta-habientes solicitar resguardo policiaco cuando acuden al banco a retirar elevadas cantidades de dinero, a fin de evitar asaltos, sólo que en este caso, fue dentro del banco, no fuera de él. Mal inicio de semana.

Los porteños habían pedido el regreso del futbol, beisbol y basquetbol al puerto, o Boca del Río, y más por la afición que tiene el presidente de la República del llamado “rey de los deportes”, se logró reactivar la franquicia del “Águila de Veracruz”, con todo el apoyo del gobierno estatal, que destinó una multimillonaria inversión en rehabilitar y acondicionar el estadio “Beto Ávila”. Hay juegos regularmente cada dos semanas, y aunque el semáforo se encuentra en “rojo”, hay cientos o miles de aficionados que se congregan y conviven dentro de esas instalaciones, sin mayores restricciones que las impuestas al ingresar. Ya dentro, los aficionados pueden hablar, gritar, saludarse de manos y abrazarse sin mayor problema, lo que en nada contribuye a cuidar la salud y la vida de las personas por posibles contagios de Covid-19. Si realmente existe preocupación de las autoridades de Salud, debería intervenir en este asunto que puede resultar grave.

opedro2006@gmail.com



Te recomendamos el podcast ⬇️

Acast

Spotify

Apple Podcasts

Google Podcasts

Deezer

Amazon Music