/ lunes 7 de junio de 2021

¡Yankees Go Home!: AMLO

Por primera vez en su historia, el gobierno de México carece de una verdadera política exterior. Durante el gobierno de López Obrador, las relaciones internacionales de México se han reducido al vínculo con Estados Unidos: primero con una abierta sumisión y obediencia a la administración de Donald Trump y después, un beligerante desafío frente al actual presidente Joe Biden. Ambos inexplicables.

La visita de Estado que hoy inicia la vicepresidenta Kamala Harris a nuestro país, se da en el más complejo escenario posible, al día siguiente de la elección federal más importante en décadas y el naciente desencuentro diplomático a causa del reclamo del presidente mexicano por el financiamiento que concede el gobierno de Estados Unidos a ONG dedicadas a la investigación, el combate a la corrupción y la defensa de derechos humanos.

Hace un mes, el presidente López Obrador dio a conocer en su conferencia mañanera, como si se trata de un secreto de Estado, que la organización Mexicanos Unidos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), que preside la prestigiadísima académica María Amparo Casar, recibe financiamiento del gobierno de Estados Unidos.

Debido a que considera el trabajo de esta organización como “golpista” y de “traición a la patria”, el presidente envió una nota diplomática para pedir una explicación, al considerar que el financiamiento “promueve el golpismo y se trata de un acto de intervencionismo”. Sin embargo, lo que no dijo López Obrador es que estos fondos se han enviado durante todos los gobiernos anteriores a un sinnúmero de organizaciones en todo el mundo.

Desde 2015, MCCI ha documentado algunos de los casos más sonados de corrupción durante la administración anterior, incluidos en gobiernos estatales como el de Veracruz. Según su sitio web, esta ONG recibe financiamiento de la Confederación Suiza y los fondos privados Ford Foundation, MacArthur Foundation, National Endowment for Democracy y USAID. Es decir, su financiamiento nunca fue un secreto.

De hecho, días después del reclamo del presidente, el periódico Milenio publicó que los recursos enviados por las estadounidenses Usaid –dependiente del Departamento de Estado–, y la Fundación Nacional para la Democracia a ONG mexicanas y de Estados Unidos, alcanzaban 591.5 millones de dólares en lo que va de la gestión del presidente Biden.

Como parte de su estrategia en la víspera de la jornada electoral, AMLO aseguró que la embajada de Estados Unidos “está repartiendo maíz con gorgojo en México”, en alusión a los apoyos que da a organizaciones de la sociedad civil del país, a quienes considera sus adversarios. Incluso, urgió al gobierno de EU a cesar de inmediato el financiamiento a organizaciones opositoras a su gobierno. “Se están tardando”, desafió durante una conferencia mañanera.

La respuesta llegó del mismísimo presidente Biden. “El combate a la corrupción es un interés de seguridad nacional para Estados Unidos y, por lo tanto, apoyará la capacidad de instituciones nacionales e internacionales y fortalecerá la capacidad de la sociedad civil y los medios enfocados en investigar y destapar casos sobre el tema”, anunció la Casa Blanca en un comunicado firmado por el mandatario norteamericano.

En el Memorándum Estudio de Seguridad Nacional, Biden afirmó que la corrupción “amenaza la seguridad nacional de Estados Unidos, la equidad económica, los esfuerzos contra la pobreza global y en pro del desarrollo, y la democracia, en sí misma”. Es decir, van a seguir financiando a estas organizaciones.

A pesar de la contundente respuesta, el gobierno mexicano no se dio por aludido. Justificó que la comunicación de Estados Unidos de que seguirá financiado a ONG y medios enfocados a investigar la corrupción, no es una respuesta a la nota diplomática que envió sobre el financiamiento que recibe Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). Entonces, ¿qué parte no entendió el gobierno mexicano?

Incluso, el senador Ricardo Monreal señaló que no existían condiciones para recibir en el Senado de la República la visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, debido a la falta de consenso entre las distintas fuerzas políticas, cuando en realidad se trata de un acto protocolario en el marco de una visita oficial. Sólo Morena estaría en desacuerdo en realizar el encuentro.

López Obrador jamás aceptaría que el resultado de ayer –al momento de entregar este artículo la jornada electoral aun no concluía– resultó ser una evaluación a su gobierno. De confirmarse las derrotas en algunas gubernaturas, congresos locales y alcaldías de la CdMx, acusará que se trató de la acción concertada de “los conservadores y la mafia del poder que han visto afectados sus intereses y se han unido en contra de su administración”, ahora financiados por Estados Unidos.

La visita de Kamala Harris podría marcar un nuevo rumbo de nuestra relación con Estados Unidos, en un país que desde ayer será distinto. Esperemos que sea mucho mejor.

Facebook: com/HectorYunes

Instagram: hectoryuneslanda

Twt: @HectorYunes

Por primera vez en su historia, el gobierno de México carece de una verdadera política exterior. Durante el gobierno de López Obrador, las relaciones internacionales de México se han reducido al vínculo con Estados Unidos: primero con una abierta sumisión y obediencia a la administración de Donald Trump y después, un beligerante desafío frente al actual presidente Joe Biden. Ambos inexplicables.

La visita de Estado que hoy inicia la vicepresidenta Kamala Harris a nuestro país, se da en el más complejo escenario posible, al día siguiente de la elección federal más importante en décadas y el naciente desencuentro diplomático a causa del reclamo del presidente mexicano por el financiamiento que concede el gobierno de Estados Unidos a ONG dedicadas a la investigación, el combate a la corrupción y la defensa de derechos humanos.

Hace un mes, el presidente López Obrador dio a conocer en su conferencia mañanera, como si se trata de un secreto de Estado, que la organización Mexicanos Unidos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), que preside la prestigiadísima académica María Amparo Casar, recibe financiamiento del gobierno de Estados Unidos.

Debido a que considera el trabajo de esta organización como “golpista” y de “traición a la patria”, el presidente envió una nota diplomática para pedir una explicación, al considerar que el financiamiento “promueve el golpismo y se trata de un acto de intervencionismo”. Sin embargo, lo que no dijo López Obrador es que estos fondos se han enviado durante todos los gobiernos anteriores a un sinnúmero de organizaciones en todo el mundo.

Desde 2015, MCCI ha documentado algunos de los casos más sonados de corrupción durante la administración anterior, incluidos en gobiernos estatales como el de Veracruz. Según su sitio web, esta ONG recibe financiamiento de la Confederación Suiza y los fondos privados Ford Foundation, MacArthur Foundation, National Endowment for Democracy y USAID. Es decir, su financiamiento nunca fue un secreto.

De hecho, días después del reclamo del presidente, el periódico Milenio publicó que los recursos enviados por las estadounidenses Usaid –dependiente del Departamento de Estado–, y la Fundación Nacional para la Democracia a ONG mexicanas y de Estados Unidos, alcanzaban 591.5 millones de dólares en lo que va de la gestión del presidente Biden.

Como parte de su estrategia en la víspera de la jornada electoral, AMLO aseguró que la embajada de Estados Unidos “está repartiendo maíz con gorgojo en México”, en alusión a los apoyos que da a organizaciones de la sociedad civil del país, a quienes considera sus adversarios. Incluso, urgió al gobierno de EU a cesar de inmediato el financiamiento a organizaciones opositoras a su gobierno. “Se están tardando”, desafió durante una conferencia mañanera.

La respuesta llegó del mismísimo presidente Biden. “El combate a la corrupción es un interés de seguridad nacional para Estados Unidos y, por lo tanto, apoyará la capacidad de instituciones nacionales e internacionales y fortalecerá la capacidad de la sociedad civil y los medios enfocados en investigar y destapar casos sobre el tema”, anunció la Casa Blanca en un comunicado firmado por el mandatario norteamericano.

En el Memorándum Estudio de Seguridad Nacional, Biden afirmó que la corrupción “amenaza la seguridad nacional de Estados Unidos, la equidad económica, los esfuerzos contra la pobreza global y en pro del desarrollo, y la democracia, en sí misma”. Es decir, van a seguir financiando a estas organizaciones.

A pesar de la contundente respuesta, el gobierno mexicano no se dio por aludido. Justificó que la comunicación de Estados Unidos de que seguirá financiado a ONG y medios enfocados a investigar la corrupción, no es una respuesta a la nota diplomática que envió sobre el financiamiento que recibe Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). Entonces, ¿qué parte no entendió el gobierno mexicano?

Incluso, el senador Ricardo Monreal señaló que no existían condiciones para recibir en el Senado de la República la visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, debido a la falta de consenso entre las distintas fuerzas políticas, cuando en realidad se trata de un acto protocolario en el marco de una visita oficial. Sólo Morena estaría en desacuerdo en realizar el encuentro.

López Obrador jamás aceptaría que el resultado de ayer –al momento de entregar este artículo la jornada electoral aun no concluía– resultó ser una evaluación a su gobierno. De confirmarse las derrotas en algunas gubernaturas, congresos locales y alcaldías de la CdMx, acusará que se trató de la acción concertada de “los conservadores y la mafia del poder que han visto afectados sus intereses y se han unido en contra de su administración”, ahora financiados por Estados Unidos.

La visita de Kamala Harris podría marcar un nuevo rumbo de nuestra relación con Estados Unidos, en un país que desde ayer será distinto. Esperemos que sea mucho mejor.

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