/ sábado 3 de julio de 2021

Tlacuaches, vecinos incomprendidos que llevan 60 millones de años

La estructura de estos mamíferos prácticamente no ha sufrido mutaciones en 60 millones de años

Xalapa, Ver.- Se les confunde con ratas por su aspecto desaliñado, algunos les temen por creer que transmiten la rabia o incluso se les mata porque se rumora que su cola tiene poderes mágicos-curativos; sin embargo, los tlacuaches son animales pacíficos pero incomprendidos que han sabido adaptarse al paso de los siglos.

A estos pequeños marsupiales —tienen un pliegue en el vientre donde se ubican las mamas y llevan a sus crías—, se les considera un fósil viviente, nos dice el doctor Alberto González Romero, investigador del Instituto Nacional de Ecología (Inecol).

Explica que la estructura de estos mamíferos prácticamente no ha sufrido mutaciones en 60 millones de años, es decir, es una especie que convivió con los dinosaurios, por lo que ha demostrado una gran capacidad para adaptarse al paso del tiempo, lo que permite que podamos incluso verlos en las ciudades como un vecino más que puede ocupar cualquier resquicio entre las piedras o árboles para vivir, esto debido a que no hacen madriguera y son nómadas.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Ni un pelo de tontos

Su nombre viene del náhuatl, tlacuatzin, y significa “pequeño que come fuego”, haciendo referencia a una leyenda ancestral que cuenta que este animalito robó una brasa del fuego de los dioses y se lo llevó a la humanidad dentro de su marsupio.

En Veracruz contamos con dos especies: la Didelphis virginiana, comúnmente conocido como tlacuache norteño o blanco, y la Didelphis marsupiales, que se da en toda la zona tropical del país y es de color negro.

En Xalapa el que suele encontrarse en áreas verdes y jardines es el norteño, que vive en zonas templadas, y aunque nos dice González Romero que suelen ser tomados por “tontos”, estos animales se adaptan fácilmente a su entorno y su sistema inmune les permite sobrevivir a diversos virus y bacterias.

Además de ello, cuentan con un sistema de protección contra los depredadores conocido como tanatosis, es decir, fingen estar muertos cuando están ante un ataque, lo que muchas veces hace que el agresor pierda interés en su presa.

En zonas de campo o donde hay corrales, las personas suelen ver a los tlacuaches como enemigos, debido a que pueden comer pollos u otros animales pequeños; pero también prestan un servicio al alimentarse de garrapatas e insectos y son dispersores de semillas debido a que también consumen diversos frutos.

Aprender a convivir

Alberto González, quien lleva 35 años de investigación, entre ellas una relativa a la ecología en el valle de Perote, con énfasis en una ardilla que es endémica de esa zona, señala que es necesario que las personas aprendan a convivir con los animales silvestres.

“Debemos ser conscientes que nosotros somos quienes los invadimos, les quitamos espacio y después nos molestamos porque ellos intentan recuperar algo del terreno perdido y los vemos como invasores”, indica el especialista.

Agrega que hay personas que su primera reacción ante lo desconocido es matar, cuando se deben pensar en qué acciones se pueden tomar para vivir en armonía con otras especies.

“Por ejemplo si llega y se come un pollo, en lugar de salir y matar a todos los tlacuaches que nos encontremos, porque no mejor pensar en qué tipo de cerca puedo usar para que ellos no puedan entrar; se trata de respetarlos y aprender a admirarlos”, agrega.

Advierte que, dado que los tlacuaches se encuentran en la ciudad, las mascotas de casa son sus principales depredadores, además de que también mueren atropellados al desplazarse.

Encontrarse con un tlacuache pequeño es poco común, porque se adhiere fuertemente a su madre, así que lo más probable es que ésta haya muerto, lo que llevará inevitablemente a que la cría muera, pues no son animales que puedan estar en cautiverio. Lo mejor que puede hacerse, indica el investigador, es soltarlo en un área verde.

Alberto González Romero, investigador del Instituto Nacional de Ecología/Foto: Cortesía | investigador

“De pequeños llaman la atención, pero al crecer pierden la gracia y la gente los libera cuando ya están acostumbrados a estar enjaulados; ningún animal silvestre debe tenerse en cautiverio, hay que liberarlos y aprender a admirarlos en libertad”, indica.

  • Especies

En Veracruz encontramos dos especies la Didelphis virginiana y la Didelphis marsupiales.

  • Numeralia

60 Millones de años tiene esta especie, sin que tenga modificaciones sustanciales.

  • Transmisor

Aunque se cree que transmite la rabia esto es falso; sin embargo, sí es reservorio del Mal de Chagas.

  • De buen diente

Estos animales comen prácticamente de todo, desde insectos, principalmente garrapatas, hasta frutas, vegetales y pequeños roedores.

Los tlacuaches son solitarios, solo buscan compañía en época de reproducción; en zonas frías se da una vez al año y en zonas tropicales hasta tres al año.

Seis u ocho es el promedio de crías que tienen, aunque podrían alcanzar máximo 13.

Son buenos trepadores y nadadores, aunque ellos prefieren desplazarse más por el suelo.

Xalapa, Ver.- Se les confunde con ratas por su aspecto desaliñado, algunos les temen por creer que transmiten la rabia o incluso se les mata porque se rumora que su cola tiene poderes mágicos-curativos; sin embargo, los tlacuaches son animales pacíficos pero incomprendidos que han sabido adaptarse al paso de los siglos.

A estos pequeños marsupiales —tienen un pliegue en el vientre donde se ubican las mamas y llevan a sus crías—, se les considera un fósil viviente, nos dice el doctor Alberto González Romero, investigador del Instituto Nacional de Ecología (Inecol).

Explica que la estructura de estos mamíferos prácticamente no ha sufrido mutaciones en 60 millones de años, es decir, es una especie que convivió con los dinosaurios, por lo que ha demostrado una gran capacidad para adaptarse al paso del tiempo, lo que permite que podamos incluso verlos en las ciudades como un vecino más que puede ocupar cualquier resquicio entre las piedras o árboles para vivir, esto debido a que no hacen madriguera y son nómadas.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Ni un pelo de tontos

Su nombre viene del náhuatl, tlacuatzin, y significa “pequeño que come fuego”, haciendo referencia a una leyenda ancestral que cuenta que este animalito robó una brasa del fuego de los dioses y se lo llevó a la humanidad dentro de su marsupio.

En Veracruz contamos con dos especies: la Didelphis virginiana, comúnmente conocido como tlacuache norteño o blanco, y la Didelphis marsupiales, que se da en toda la zona tropical del país y es de color negro.

En Xalapa el que suele encontrarse en áreas verdes y jardines es el norteño, que vive en zonas templadas, y aunque nos dice González Romero que suelen ser tomados por “tontos”, estos animales se adaptan fácilmente a su entorno y su sistema inmune les permite sobrevivir a diversos virus y bacterias.

Además de ello, cuentan con un sistema de protección contra los depredadores conocido como tanatosis, es decir, fingen estar muertos cuando están ante un ataque, lo que muchas veces hace que el agresor pierda interés en su presa.

En zonas de campo o donde hay corrales, las personas suelen ver a los tlacuaches como enemigos, debido a que pueden comer pollos u otros animales pequeños; pero también prestan un servicio al alimentarse de garrapatas e insectos y son dispersores de semillas debido a que también consumen diversos frutos.

Aprender a convivir

Alberto González, quien lleva 35 años de investigación, entre ellas una relativa a la ecología en el valle de Perote, con énfasis en una ardilla que es endémica de esa zona, señala que es necesario que las personas aprendan a convivir con los animales silvestres.

“Debemos ser conscientes que nosotros somos quienes los invadimos, les quitamos espacio y después nos molestamos porque ellos intentan recuperar algo del terreno perdido y los vemos como invasores”, indica el especialista.

Agrega que hay personas que su primera reacción ante lo desconocido es matar, cuando se deben pensar en qué acciones se pueden tomar para vivir en armonía con otras especies.

“Por ejemplo si llega y se come un pollo, en lugar de salir y matar a todos los tlacuaches que nos encontremos, porque no mejor pensar en qué tipo de cerca puedo usar para que ellos no puedan entrar; se trata de respetarlos y aprender a admirarlos”, agrega.

Advierte que, dado que los tlacuaches se encuentran en la ciudad, las mascotas de casa son sus principales depredadores, además de que también mueren atropellados al desplazarse.

Encontrarse con un tlacuache pequeño es poco común, porque se adhiere fuertemente a su madre, así que lo más probable es que ésta haya muerto, lo que llevará inevitablemente a que la cría muera, pues no son animales que puedan estar en cautiverio. Lo mejor que puede hacerse, indica el investigador, es soltarlo en un área verde.

Alberto González Romero, investigador del Instituto Nacional de Ecología/Foto: Cortesía | investigador

“De pequeños llaman la atención, pero al crecer pierden la gracia y la gente los libera cuando ya están acostumbrados a estar enjaulados; ningún animal silvestre debe tenerse en cautiverio, hay que liberarlos y aprender a admirarlos en libertad”, indica.

  • Especies

En Veracruz encontramos dos especies la Didelphis virginiana y la Didelphis marsupiales.

  • Numeralia

60 Millones de años tiene esta especie, sin que tenga modificaciones sustanciales.

  • Transmisor

Aunque se cree que transmite la rabia esto es falso; sin embargo, sí es reservorio del Mal de Chagas.

  • De buen diente

Estos animales comen prácticamente de todo, desde insectos, principalmente garrapatas, hasta frutas, vegetales y pequeños roedores.

Los tlacuaches son solitarios, solo buscan compañía en época de reproducción; en zonas frías se da una vez al año y en zonas tropicales hasta tres al año.

Seis u ocho es el promedio de crías que tienen, aunque podrían alcanzar máximo 13.

Son buenos trepadores y nadadores, aunque ellos prefieren desplazarse más por el suelo.

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