Con "She" la canción del británico Elvis Costello interpretada por Majo Pérez, inició la fiesta de despedida dedicada a la memoria de la actriz mexicana Rebecca Jones.
Sus cenizas yacían depositadas en una urna naranja con su imagen en el centro de El Telón de Asfalto, aunque ella había pedido que la reunión se realizara en el Teatro El Galeón, pero no hubo respuesta por parte de las autoridades culturales para tener acceso a ese recinto del Centro Cultural del Bosque.
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Fue una despedida entre amigos, ni su hijo Max, ni su ex esposo Alejandro Camacho acudieron a la cita. Pero ahí estuvieron Ana Serradilla, Liz Gallardo, Gina Pedret -nuera de María Rubio-, Luis Roberto Guzmán, Nora Velázquez, el empresario teatral Rubén Lara, Wendy de los Cobos y Ariane Pellicer.
Rebecca Jones, quien falleció el 22 de marzo pasado dejó instrucciones precisas para su despedida. Se proyectó un video compilatorio de su carrera artística, donde aparecieron los personajes que hizo en telenovelas, obras de teatro y películas en 41 años como actriz.
Al terminar, se regaron botellas de champagne en todo el escenario, incluso en la urna que pendía de un columpio con un telón negro detrás.
Previo a la fiesta de despedida, que tuvo el toque de glamour que la representaba, su amiga Ana Celia Urquidi le dedicó unas palabras, ocupaban las butacas otros amigos muy cercanos como el escritor y cineasta Antonio Serrano y el director de teatro y cine Francisco Franco.
Rubén Lara, otro de los grandes colegas que siempre estuvo al lado de Rebecca Jones dio la primera llamada, Francisco Franco, la segunda y Antonio Serrano, la tercera llamada para iniciar su celebración, una fiesta de etiqueta y darle los últimos aplausos.
Ana Celia comentó que el libreto de este homenaje postmorten lo escribió la propia Rebecca.
Fue el 21 de noviembre del año pasado que a la actriz le dieron un informe médico desalentador en relación a las secuelas del cáncer de ovario que padeció los últimos cinco años.
“Tengo miedo..”, le dijo Rebecca a Ana, cuando se disponía a dejarla en la habitación del hospital, la noche que se quedó internada. Los primeros minutos del día siguiente, añadió Urquidi: “me envió un email que decía: Ana Celia deseo que seas tú quien produzca mi última función”, reveló a los presentes.
“Ella no quería que la viéramos o velarla en la funeraria, sino en el Teatro y estamos cumpliendo tu despedida, lo que querías era esta celebración, esta fiesta, porque para ti, tu vida era una constante fiesta que a la que habría que acudir, eso sí, bien vestidos.
“Pediste que hubiera tres llamadas para comenzar e iniciamos a las 7:15 pm . Un telón negro que hace que luzca la urna naranja. Pediste que yo fuera la maestra de ceremonias y así lo estamos haciendo”.
Y añadió Ana: “mi urna naranja que sea llevada por Max a su casa de Cuernavaca para quedar en uno de sus majestuosos árboles; sino entre tú, María y Max decidan dónde va a descansar mi cascarón en esta vida”.
Y continúa Urquidi hablando emocionada: “Esa eras tú Rebecca, una mujer capaz de escribir en sus momentos más oscuros, un texto con sentido del humor y exigencias y si eras exigente y a veces te pasabas.
“Nos has puesto a trabajar durante dos meses, nos tienes haciendo llamadas, zooms, entre lágrimas, risas y tequilas y hasta con discusiones, pero eso si, todos trabajando con mucho amor para darte tu última función.
Urquidi compartió en su discurso cómo era la Rebecca que a ella le tocó conocer.
“Qué afortunada fuiste de planear cómo querías tu despedida y que afortunados nosotros de darte esta oportunidad, de acompañarte hasta aquí”.
“Rebecca como te gustaba ser una diva, lo dominabas y sabías hacer perfecto; entrabas a donde fuera y hacías que todos voltearon a verte, nunca pasaste desapercibida.
“Ser diva te llevaba a ser tremenda y a veces se te tenía que pedir para que te aplacaras un poco. Tú misma te reías luego de lo cabrona que podrías ser y hasta decías: mana creo que ya me voy a portar bien”.
Ana Celia Urquidi, una de las amigas más cercanas de Rebecca Jones hizo un retrato hablado de intérprete. “Eras la amiga en quien se podía confiar, conspirar, empática y amorosa, con una capacidad para hacer lo que tenías qué hacer, simplemente estar presente para dar una opinión o un sabio consejo a quien sabes que te ama”.
Recordó que una de sus habilidades era la cocina. “Qué hermoso ser invitada por ti para llegar a tu casa a que nos prepararas deliciosos platillos que los sacabas de tus recetas y otros que te inventabas y disfrutabas con tu gente.
“Abrías las puertas de tu casa siempre hermosa llena de flores y nos agasajabas con todo ese gran amor que eras capaz de desparramar. Tú misma te consentías y te llenabas de flores. Tu misma te llenabas de detalles como lo hacías con los demás”.
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“Difícil imaginar la vida sin ti, pero con esa misma practicidad que veías la vida: terminaste tu texto diciendo: ‘Será una noche de fiesta y glamour. La función durará lo que tenga que durar como todos los estrenos. Te amo. No la tienes fácil, pero tu sácale punta como siempre’”.
“Y todo esto lo que hemos preparado en estos días, es lo que nuestra querida Rebecca quería: Teatro, ser dueña del escenario, sus cerezas frente a ustedes, muy bien iluminada, su música favorita, su retrato colgado de dos hilos, sus amigos más queridos para darle su último aplauso”, concluyó.