Córdoba, Ver.- La temporada decembrina era la más esperada por los comerciantes de temporada, es decir aquello que adecuan su negocio para el día de San Valentín, Fiestas Patrias, Día de Muertos y Navidad, pero este 2020 debido al covid-19 sus ventas respecto a los trajes de Juan Diego sufrieron bajas del 50 por ciento.
Hilda Hernández es una comerciante del Mercado Revolución y cada año pone su puesto conforme a la temporada y en esta toca sacar las faldas y pantalones de manta , huaraches y cestos para los niños guadalupanos y que estos sean llevados a las iglesias, sin embargo por el coronavirus estas actividades quedaron suspendidas pese a que desde días antes se estaba recibiendo a los feligreses en las iglesias.
Cabe hacer mención que al menos en la catedral de la Inmaculada Concepción se había hecho mención que el 12 de Diciembre iba a estar cerrado el templo pero que para no perder la fe y tradición los feligreses podrían llevar a sus hijos vestidos a como marca la tradición Guadalupana, pero esto no ayudó mucho a los comerciantes.
Doña Hilda dijo que las ventas han caído un 50 por ciento y que a comparación del año pasado, cuando aún estaba dentro del mercado Revolución, eran buenas, pero ahora aunque la fe no se ha perdido la economía es la que está dañada.
Señaló que este año su inversión fue menor pues metió más surtido para complementar lo que tenía del 2019 y aunque la compra que hizo no fue mucha, no ha visto aún la recuperación de esto pues inclusive tuvo que bajar los precios de su producto hasta 40 pesos aproximadamente.
Cuestionada sobre la venta foránea que en años pasados registraban a las orillas del mercado Revolución y más en fechas decembrinas acotó que este año las personas de otros lados no llegaron y dudan lo hagan, pues desde mucho antes que llegará el 12 de diciembre ya se veían caminando vendiendo un producto que ellos hacen pero dan más caro.
El caso de Doña Hilda es otro más de los comerciantes que luego del incendio del zoco se quedaron sin establecimiento y llevan tiempo ubicados en las calles aledañas al lugar y temen no volver a tener un puesto fijo o bien que se demoren otro año en darles una respuesta sobre cuándo estará finalizada la actual obra del mercado.