Córdoba, Ver.- Desde su infancia José Antonio Ruiz Ruiz tuvo complicaciones de salud debido a su enfermedad mielomeningocele con hidrocefalia y lesión medular lo que le ha impedido desde niños moverse de la cintura para abajo, no obstante esto no le ha impedido cumplir sus sueños dentro del deporte como el baloncesto e incluso en el lanzamiento de bala, ahora se encuentra descansando por problemas de salud, pero para el 2022 regresará con todo la fuerza.
Desde nacimiento este joven de ahora 32 años, narró que la etapa estudiantil fue complicado pues las burlas afectan su estado emocional pues al no tener sensibilidad en las piernas desde edad temprana recuerda hacer uso de silla de ruedas, “fue difícil porque había compañeros que eran pesados, pero con respecto a mi educación me fue bien, curse hasta el bachillerato y luego de me dedique al deporte”.
Desde niño recuerda ver las competencias paralímpicas en la televisión deseando llegar a ese nivel deportivo y trabajando en una empresa le fue comentado el deporte del baloncesto para personas con discapacidad donde “probó suerte” a los 20 años.
En su etapa estudiantil nunca tuvo impedimentos pues trataba de acoplarse, sin embargo, los roces entre sus compañeros por las burlas de su silla de ruedas fue algo que ahora queda en su recuerdo.
Para Antonio su fuerza está en sus piernas y mentalidad así como en sus sueños pues al estar trabajando en este deporte, tuvo que hacer uso de sillas de ruedas especiales que fungen como sus piernas en la cancha, “es un reto, como bien lo dijiste debes de mover la silla de ruedas como el balón, más que nada es práctica con el balón porque con la silla ya la posees, estas sillas son especiales y en la parte de las piernas tiene una base al frente para evitar los golpes en las piernas”.
Luego de estudiar el bachillerato empezó a tomar fuerza el deporte en su vida diaria pues entró más de lleno al baloncesto siendo este como uno de los primeros deportes que práctico, pero en ese momento el lanzamiento de bala y disco se “cruzaron” en su vida donde por un año estuvo inmiscuido en este, pero regresó a su verdadera pasión el baloncesto.
Son más de 10 años los que Antonio ha estado en el baloncesto con su silla de ruedas y esto le ha valido acudir a competencias nacionales, sin embargo, sigue con su sueño de llegar a un nivel mundial; entre los nacionales destacó en Guadalajara, Morelia y San Luis Potosí dejando en alto su nombre, personalidad, estado y ciudad.
Debido a su enfermedad, por el momento está en pausa pues las complicaciones de salud le impiden realizar alguna actividad, pero espera para el 2022 poder volver a las canchas y seguir con la práctica de baloncesto, lamentablemente para Antonio su condición de salud se ve complicada con las secuelas al tener dolores de riñón, dolor de cabeza, mareos entre otros más donde ha sido sometido en sus 32 años de vida a 22 operaciones, pero esto no le ha dado como impedimento el seguir con este deporte que le ha abierto puertas a este mundo.
Antonio Ruiz, en el mundo del deporte es conocido como “Rambo” pues el deportista manifestó que en alguna de sus competencias nacionales el calor era realmente fuerte y luego de una sesión y un fuerte dolor de cabeza tomó la decisión de relajarse, pero a unos minutos de empezar la segunda sesión optó por mojarse el cabello largo que en su momento tenía y con una banda roja en su cabeza, así se presentó al juego y desde ahí se le quedó el sobrenombre por el cual le conocen.
Este jueves 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y el entrevistado comentó para todas aquellas personas que padecen de alguna enfermedad que crean les impedirá realizar sueños o metas a corto plazo los invitó a que no se rindan y que luchen por lo que quieren, “si tienes algún sueño que no lo dejen y que nunca se limiten pues estas solo viven en nuestras cabezas”.
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“Rambo” está agradecido con su familia y con aquellas personas que han tenido que ver en su vida deportiva y personal pues aunque en su momento sus familiares cercanos temían por su salud, él jamás se negó a seguir adelante, “mi mamá me decía que tuviera cuidado y catalogaba al baloncesto como un deporte peligroso, lo decía más por mis operaciones pues eso le preocupaba, pero poco a poco se fue acostumbrando a que me gustaba el deporte y como te mencione siempre me han apoyado a pesar de que les tenía preocupados siempre”.
