De acuerdo con la nutrióloga Laura Arróniz, más que crear leyes que prohíban la ingesta de alimentos chatarra, en México se necesita de manera urgente divulgar información rigurosa, brindar una educación alimentaria y nutricional desde temprana edad, así como asumir que los adultos somos responsables de los hábitos alimenticios que adquieren las nuevas generaciones.
En entrevista, no le restó valor a la “Ley de los derechos de niños, niñas y adolescentes para prohibir la venta, regalo y suministro a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico”, la cual fue aprobada en Oaxaca. Sin embargo, mencionó que no cree que con esta medida los chicos dejen de consumir productos de este tipo porque los papás los pueden comprar y dárselos como premio.
“Lo realmente importante es informar y lograr que desde temprana edad se pueda tener la capacidad de decisión; de elegir qué alimentos consumir. Por mucho que los prohíban, alguien más los puede comprar. Tampoco debemos olvidar la influencia que padres y maestros tenemos. Los niños son nuestro reflejo”, puntualizó.
En ese sentido, la profesional de la salud celebró el anuncio de la Secretaría de Educación Pública de incluir en el próximo ciclo escolar la materia “Vida saludable”. Y es que en ese ámbito, alertó que los niños al no estar bien nutridos no tienen un buen desempeño en las clases, no ponen atención y presentan sueño: “Si además consumen ‘chatarra’, podemos comprender los altos índices de enfermedades relacionadas con una mala alimentación”.
Laura Arróniz expone que debe fortalecerse el trabajo en equipo, en el cual participen nutriólogos, pediatras, educadores y psicólogos.
SUGERENCIAS
Con respecto a la cantidad recomendada de azúcar al día, la nutrióloga Valeria Melgarejo explica que son 30 gramos. Ella sugiere que si hay que elegir algo dulce, se opte por las frutas —entre dos y tres para niños y cuatro para los adultos— y por buscar alternativas de postres saludables.
Otras recomendaciones que hace son buscar recetas “fit” o chocolates sin azúcar, evitar agregar azúcar al agua, al té o al café, y aprender a apreciar el sabor natural de estas bebidas.
En cuanto a las personas que están muy habituadas al consumo del dulce y han decidido empezar a reducir las cantidades, cree que se puede hacer de una manera gradual.
Afirma que psicológicamente sí podría afectar hacerlo abruptamente porque hay alimentos como el chocolate y otro tipo de azúcares que provocan la segregación de serotonina, la hormona de la felicidad.
“Hay que apuntar también que cuando hay ansiedad o estrés uno busca lo dulce, pero es posible resolver el problema. Si quieres pastel, cómete una rebanadita. ¿Un chocolate? Que sea sin azúcar. Si tienes antojo de algo, no te prives, pero sí aprende a comer en una cantidad adecuada”, expresó.