/ sábado 7 de marzo de 2020

Se realiza la tradicional misa negra en Catemaco

En ella brujos y chamanes pidieron les concedan salud, dinero y amor venerando al "Príncipe del averno"

Catemaco, Ver.– Con el sacrificio de un macho cabrío, brujos, hechiceros y chamanes veneraron a Satanás, con la llegada del primer viernes de marzo.

La celebración se realizó en el Centro Ceremonial, ubicado en la colonia Paraiso 2, en donde Enrique Marthen Berdón, el "brujo mayor" o "el ahijado", invocó a las fuerzas oscuras para idolatrar al príncipe del averno.

Enrique Marthen Berdón, "El Ahijado" / Foto: Alberto Delgado | Diario de Xalapa

A las 11:05 de la noche inició el sonido por el golpeteo de tambores y un grupo de danzantes prehispánicos se apoderó de la explanada principal para dar paso a la ceremonia.

El olor a incienso fue llevado por el aire hasta el último rincón; más de 50 chamanes, brujos y hechiceros, hombres y mujeres, solicitaron permiso a los cuatro elementos: tierra, agua, viento y fuego, para invocar al diablo.

Entre gritos y plegarias, pidieron a Lucifer, representado por una serpiente que cargaba el "brujo mayor" sin dejar de acariciar, salud, dinero y amor.

El sacrificio consistió en un macho cabrío, al que le fue arrebatada la vida a la medianoche, para otorgarla como presente al "rey de las tinieblas"; la sangre del animal, que no dejaba de chillar por su vida, fue degustada por los brujos, ante la mirada de un sinnúmero de espectadores que llegaron incluso de España y de Guatemala.

Enrique Marthen Berdón, "El Brujo Mayor" / Foto: Jesús Escamiroza | Diario de Xalapa

Cuando "el ahijado" enterró una daga en el cuello del animal, se sintió una racha de viento enrarecido que, además de sacudir las ramas de los árboles, avivó el carbón con un rojo intenso en los alrededores.

La misa negra se realizó sobre una estrella de cinco picos, que simbolizaba a Lucifer, que además estuvo rodeada de decenas de veladoras encendidas.

Entre los presentes hubo tres nuevos brujos que, durante esa noche llena de misticismo, se iniciaron y pusieron al servicio del ángel caído. Al fondo del escenario y durante todo el ritual se mantuvo un joven atado en una cruz de cabeza.

Al final de la ceremonia, minutos después de las 2:00 de la madrugada, el "brujo mayor" prendió fuego a una enorme cruz invertida y a una estrella de cinco picos, con las que, según sus creencias, se cerraron los portales que en este primer viernes de marzo permitieron convivir con Luzbel en esta tierra de magia y misticismo.

Catemaco, Ver.– Con el sacrificio de un macho cabrío, brujos, hechiceros y chamanes veneraron a Satanás, con la llegada del primer viernes de marzo.

La celebración se realizó en el Centro Ceremonial, ubicado en la colonia Paraiso 2, en donde Enrique Marthen Berdón, el "brujo mayor" o "el ahijado", invocó a las fuerzas oscuras para idolatrar al príncipe del averno.

Enrique Marthen Berdón, "El Ahijado" / Foto: Alberto Delgado | Diario de Xalapa

A las 11:05 de la noche inició el sonido por el golpeteo de tambores y un grupo de danzantes prehispánicos se apoderó de la explanada principal para dar paso a la ceremonia.

El olor a incienso fue llevado por el aire hasta el último rincón; más de 50 chamanes, brujos y hechiceros, hombres y mujeres, solicitaron permiso a los cuatro elementos: tierra, agua, viento y fuego, para invocar al diablo.

Entre gritos y plegarias, pidieron a Lucifer, representado por una serpiente que cargaba el "brujo mayor" sin dejar de acariciar, salud, dinero y amor.

El sacrificio consistió en un macho cabrío, al que le fue arrebatada la vida a la medianoche, para otorgarla como presente al "rey de las tinieblas"; la sangre del animal, que no dejaba de chillar por su vida, fue degustada por los brujos, ante la mirada de un sinnúmero de espectadores que llegaron incluso de España y de Guatemala.

Enrique Marthen Berdón, "El Brujo Mayor" / Foto: Jesús Escamiroza | Diario de Xalapa

Cuando "el ahijado" enterró una daga en el cuello del animal, se sintió una racha de viento enrarecido que, además de sacudir las ramas de los árboles, avivó el carbón con un rojo intenso en los alrededores.

La misa negra se realizó sobre una estrella de cinco picos, que simbolizaba a Lucifer, que además estuvo rodeada de decenas de veladoras encendidas.

Entre los presentes hubo tres nuevos brujos que, durante esa noche llena de misticismo, se iniciaron y pusieron al servicio del ángel caído. Al fondo del escenario y durante todo el ritual se mantuvo un joven atado en una cruz de cabeza.

Al final de la ceremonia, minutos después de las 2:00 de la madrugada, el "brujo mayor" prendió fuego a una enorme cruz invertida y a una estrella de cinco picos, con las que, según sus creencias, se cerraron los portales que en este primer viernes de marzo permitieron convivir con Luzbel en esta tierra de magia y misticismo.

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