/ jueves 11 de agosto de 2022

La crisis económica y el regreso a clases

Comenzó el viacrucis para miles de familias veracruzanas. El próximo lunes 29 de agosto regresarán a las aulas de las más de 23 mil 500 escuelas en la entidad, poco más de 2 millones de estudiantes. El arranque del ciclo escolar 2022-2023 significa también otro duro golpe para la economía, por el gasto que representa la compra de útiles escolares y uniformes.

Dependiendo del grado escolar, el desembolso puede ir desde 4 mil hasta 6 mil pesos. A eso hay que sumarle, claro, la cuota de la asociación de padres que piden algunas escuelas públicas y hay que multiplicarlo por el número de hijos.

Se trata de un gasto que puede significar más de un mes de ingreso salarial; lo peor es que a raíz de la pandemia y el disparo de la inflación, la economía en Veracruz y en todo el país es paupérrima, por lo que puede sonar inverosímil que ya en algunos hogares ni siquiera hay algo para empeñar.

En otros estados -de oposición a Morena, por supuesto-, conscientes del boquete que el regreso a clases representa en el gasto familiar, las ayudan con programas de uniformes, útiles o zapatos; en Veracruz eso no existe.

No existe porque, en primer término, Morena no tiene la empatía de ponerse en los zapatos de los padres y madres de familia y, en segundo, porque para ellos todo lo que haga alguien que no piensa igual que ellos, que no tiene sus siglas, no sirve.

En el Grupo Legislativo del PRI, uno de los tres ejes que rigen nuestro trabajo es la necesidad de una urgente reactivación económica de Veracruz. Si la gente tiene dinero en la bolsa, el alimento seguro en la mesa, se torna en un efecto cascada que hace que al estado le vaya mejor, que haya gasto, movimiento de dinero.

Hoy, con esta crisis económica en la que nos tienen sumidos, hay incertidumbre, preocupación y hasta un aumento en la delincuencia, en delitos del fuero común. Han pasado casi cuatro años desde que Morena llegó al poder y hemos padecido la pérdida del poder adquisitivo: el dinero no alcanza; hay menos trabajo y, a quienes sí tienen, no les alcanza para comprar lo mismo de siempre. La inflación se manifiesta en el precio del kilo de tortilla, del litro de leche; y los cuadernos, lápices, uniformes y mochilas no se escapan de esta espiral de precios.

A nosotros sí nos preocupa que un niño, una niña, un joven se quede sin estudiar, porque en su casa simplemente no hay para comprar zapatos o una bata de laboratorio. A nosotros sí nos importa que la brecha de la desigualdad siga en aumento; a nosotros sí nos ocupa que la falta de oportunidades se arraigue en Veracruz.

Nuestro estado nos necesita para que el derecho a la educación laica, gratuita y obligatoria sea una realidad. Las asociaciones no deben mandarse con las cuotas; las y los maestros deben permitir que se lleven útiles y uniformes reciclados; y la sociedad civil debe organizarse para echar una mano a las familias menos favorecidas.

A nosotros, diputadas y diputados, nos corresponde impulsar leyes y reformas que permitan que nadie se quede sin estudiar por razones de espacio o de dinero y, al gobierno ser más sensible y ponerse a trabajar.

Que el que está por iniciar sea un provechoso ciclo escolar para todas y todos.

(*) Coordinadora Grupo Legislativo PRI Congreso Local

@AniluIngram

Comenzó el viacrucis para miles de familias veracruzanas. El próximo lunes 29 de agosto regresarán a las aulas de las más de 23 mil 500 escuelas en la entidad, poco más de 2 millones de estudiantes. El arranque del ciclo escolar 2022-2023 significa también otro duro golpe para la economía, por el gasto que representa la compra de útiles escolares y uniformes.

Dependiendo del grado escolar, el desembolso puede ir desde 4 mil hasta 6 mil pesos. A eso hay que sumarle, claro, la cuota de la asociación de padres que piden algunas escuelas públicas y hay que multiplicarlo por el número de hijos.

Se trata de un gasto que puede significar más de un mes de ingreso salarial; lo peor es que a raíz de la pandemia y el disparo de la inflación, la economía en Veracruz y en todo el país es paupérrima, por lo que puede sonar inverosímil que ya en algunos hogares ni siquiera hay algo para empeñar.

En otros estados -de oposición a Morena, por supuesto-, conscientes del boquete que el regreso a clases representa en el gasto familiar, las ayudan con programas de uniformes, útiles o zapatos; en Veracruz eso no existe.

No existe porque, en primer término, Morena no tiene la empatía de ponerse en los zapatos de los padres y madres de familia y, en segundo, porque para ellos todo lo que haga alguien que no piensa igual que ellos, que no tiene sus siglas, no sirve.

En el Grupo Legislativo del PRI, uno de los tres ejes que rigen nuestro trabajo es la necesidad de una urgente reactivación económica de Veracruz. Si la gente tiene dinero en la bolsa, el alimento seguro en la mesa, se torna en un efecto cascada que hace que al estado le vaya mejor, que haya gasto, movimiento de dinero.

Hoy, con esta crisis económica en la que nos tienen sumidos, hay incertidumbre, preocupación y hasta un aumento en la delincuencia, en delitos del fuero común. Han pasado casi cuatro años desde que Morena llegó al poder y hemos padecido la pérdida del poder adquisitivo: el dinero no alcanza; hay menos trabajo y, a quienes sí tienen, no les alcanza para comprar lo mismo de siempre. La inflación se manifiesta en el precio del kilo de tortilla, del litro de leche; y los cuadernos, lápices, uniformes y mochilas no se escapan de esta espiral de precios.

A nosotros sí nos preocupa que un niño, una niña, un joven se quede sin estudiar, porque en su casa simplemente no hay para comprar zapatos o una bata de laboratorio. A nosotros sí nos importa que la brecha de la desigualdad siga en aumento; a nosotros sí nos ocupa que la falta de oportunidades se arraigue en Veracruz.

Nuestro estado nos necesita para que el derecho a la educación laica, gratuita y obligatoria sea una realidad. Las asociaciones no deben mandarse con las cuotas; las y los maestros deben permitir que se lleven útiles y uniformes reciclados; y la sociedad civil debe organizarse para echar una mano a las familias menos favorecidas.

A nosotros, diputadas y diputados, nos corresponde impulsar leyes y reformas que permitan que nadie se quede sin estudiar por razones de espacio o de dinero y, al gobierno ser más sensible y ponerse a trabajar.

Que el que está por iniciar sea un provechoso ciclo escolar para todas y todos.

(*) Coordinadora Grupo Legislativo PRI Congreso Local

@AniluIngram

ÚLTIMASCOLUMNAS