/ domingo 5 de enero de 2020

La cuesta de enero: la economía tiene otros datos

El mes de enero suele ser un periodo complicado para la economía de las familias. Concluidas las fiestas decembrinas y con la resaca financiera a cuestas, el inicio del año nos trae muchos compromisos y obligaciones difíciles de afrontar.

Debemos realizar los pagos del impuesto predial y del servicio anual de agua potable, el alto recibo de la luz así como el aumento de precios resultado de la inflación y el ajuste al salario mínimo; eso sin contar los gastos ordinarios que tienen que ver con el pago de colegiaturas o tarjetas de crédito. Esto es lo que tradicionalmente conocemos como la cuesta de enero.

Por esta razón, es la economía quien se encarga de ponérnosla difícil, aunque el gobierno también aporta su parte con el pago obligado de algunas de las contribuciones ya mencionadas. Suponer que el gobierno federal es capaz de atenuar estas dificultades, no es más que un acto de propaganda de los simpatizantes de la 4T que han demostrado que entienden muy poco del comportamiento de la economía.

Para cualquier ciudadano acostumbrado a ir al supermercado, ha sido notable el aumento de precios aún antes de la temporada decembrina; si bien los precios suelen modificarse por el aumento en la demanda, lo cierto es que alimentos y productos básicos hoy cuestan más caros que hace un par de semanas. Marcas de consumo popular como Gamesa, Modelo, Sabritas, Barcel, Nestlé, Lala, Alpura, Marinela y Tía Rosa anunciaron que sus productos tendrían ajustes a partir de la semana anterior.

Además, desde el miércoles pasado, a estos incrementos se han sumado los nuevos impuestos aplicados a la gasolina, cigarros y refrescos, anunciados la semana pasada por la propia Secretaría de Hacienda y cuyo impacto ya desató una ola especulativa de precios en los primeros días de este año nuevo.

Los simpatizantes de la 4T han tomado por asalto las redes sociales para presumir que en esta cuesta de enero no habrá más gasolinazos y que el país mantiene una inflación a la baja. Que tampoco habrá nuevos impuestos y que el salario mínimo tuvo el aumento más importante de los últimos años. Sin embargo, la terca economía tiene otros datos.

En efecto, los combustibles no tuvieron un incremento sustancial porque ya lo hicieron a lo largo del año: la gasolina y el diesel no bajaron de precio en México durante 2019, por el contrario, reportaron una serie de altibajos que generaron un encarecimiento superior a 13%, según las propias cifras oficiales.

Durante meses, el Presidente prometió que el precio subiría sólo en relación al índice de inflacionario. Mintió deliberadamente: el precio de la gasolina cuadruplicó la tasa anual inflación, que al cierre de la primera quincena de diciembre promedió apenas 2.63%.

Si bien el gobierno ha cumplido con su meta anual, tampoco se trata de un descenso significativo; apenas en 2016 se tuvo una inflación de 2.59%, según registró el Inegi, es decir, el pasado gobierno federal tuvo años con una inflación menor que la actual.

En diciembre pasado, el gobierno también anunció que el salario mínimo tendría un incremento de 20%, por lo que ha pasado de 102.68 a 123.22 pesos diarios –esto significa un ingreso mensual de 3 mil 746 pesos en el país-, según el acuerdo alcanzado en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).

Sin embargo, ha resultado un espejismo. La Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) advirtió que este incremento se verá pulverizado por la carestía en los precios de la canasta básica, así como por la actualización del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que ya se aplicó a gasolinas y diesel, lo que provocó un aumento generalizado de precios.

Este año, la cuesta de enero nos alcanza con una economía estancada y un creciente desempleo. Las expectativas de expertos auguran un año difícil donde no habrá mejoría en el ingreso y la inversión del gobierno estará destinada a programas sociales que le garanticen votos en el año 2021.

Tal vez por ello, el Presidente prefiera hablar de todo, menos de la economía familiar de los mexicanos.

RESEÑA DIP. HECTOR YUNES

Héctor Yunes es veracruzano por origen y destino. Nació en Soledad de Doblado, donde descubrió su amor al campo, su pasión por la política y su creciente afición por la escritura. Es un hombre de familia que cultiva la amistad y la cultura.

Es un hombre tenaz. Como estudiante de la Facultad de Derecho, egresó de la Universidad Veracruzana con Mención Honorífica gracias al promedio histórico de 10 de calificación. Eso lo llevó al mundo a continuar con sus estudios: Maestría en Derecho Internacional y Comparado en las Universidades de Georgetown y George Washington University en Washington, D.C., especialidad en Administración Pública y Análisis Político en la Universidad de Warwick, Inglaterra; y en Derecho Constitucional y Ciencia Política en el Centro de Estudios Constitucionales de Madrid.

También realizó estudios en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en Holanda y en el Instituto Internacional de los Derechos Humanos en Estrasburgo, Francia.

Es un político de tiempo completo. De militancia priista, ha sido dirigente Estatal del Movimiento Nacional de la Juventud Revolucionaria en Veracruz y dirigente Nacional de la Juventud Popular Revolucionaria de la CNOP. Y ha recorrido el país como delegado del CEN del PRI en los estados de Sinaloa, Nayarit, Estado de México, D.F., Puebla, Tlaxcala, Morelos, Hidalgo, Guerrero y Baja California.

En Veracruz fue Presidente del Comité Directivo Estatal y a nivel nacional ha ocupado diversos cargos de dirigencia partidista. Fue candidato al gobierno de Veracruz.

Su vida política también ha transcurrido en las cámaras legislativas. Ha sido senador de la República, diputado federal en un par de ocasiones –una de ellas siendo el diputado más joven del país-, y diputado local, ocupando la Presidencia de la Junta de Coordinación Política y Presidente del Congreso.

Cuenta también con una larga trayectoria en la administración pública federal y estatal, donde ha ocupado cargos en el Infonavit, Fonatur y Fonhapo, mientras que en Veracruz ha sido Subsecretario de Gobierno en un par de ocasiones.

Este año cumple una década como articulista invitado en diversos medios nacionales y estatales.

El mes de enero suele ser un periodo complicado para la economía de las familias. Concluidas las fiestas decembrinas y con la resaca financiera a cuestas, el inicio del año nos trae muchos compromisos y obligaciones difíciles de afrontar.

Debemos realizar los pagos del impuesto predial y del servicio anual de agua potable, el alto recibo de la luz así como el aumento de precios resultado de la inflación y el ajuste al salario mínimo; eso sin contar los gastos ordinarios que tienen que ver con el pago de colegiaturas o tarjetas de crédito. Esto es lo que tradicionalmente conocemos como la cuesta de enero.

Por esta razón, es la economía quien se encarga de ponérnosla difícil, aunque el gobierno también aporta su parte con el pago obligado de algunas de las contribuciones ya mencionadas. Suponer que el gobierno federal es capaz de atenuar estas dificultades, no es más que un acto de propaganda de los simpatizantes de la 4T que han demostrado que entienden muy poco del comportamiento de la economía.

Para cualquier ciudadano acostumbrado a ir al supermercado, ha sido notable el aumento de precios aún antes de la temporada decembrina; si bien los precios suelen modificarse por el aumento en la demanda, lo cierto es que alimentos y productos básicos hoy cuestan más caros que hace un par de semanas. Marcas de consumo popular como Gamesa, Modelo, Sabritas, Barcel, Nestlé, Lala, Alpura, Marinela y Tía Rosa anunciaron que sus productos tendrían ajustes a partir de la semana anterior.

Además, desde el miércoles pasado, a estos incrementos se han sumado los nuevos impuestos aplicados a la gasolina, cigarros y refrescos, anunciados la semana pasada por la propia Secretaría de Hacienda y cuyo impacto ya desató una ola especulativa de precios en los primeros días de este año nuevo.

Los simpatizantes de la 4T han tomado por asalto las redes sociales para presumir que en esta cuesta de enero no habrá más gasolinazos y que el país mantiene una inflación a la baja. Que tampoco habrá nuevos impuestos y que el salario mínimo tuvo el aumento más importante de los últimos años. Sin embargo, la terca economía tiene otros datos.

En efecto, los combustibles no tuvieron un incremento sustancial porque ya lo hicieron a lo largo del año: la gasolina y el diesel no bajaron de precio en México durante 2019, por el contrario, reportaron una serie de altibajos que generaron un encarecimiento superior a 13%, según las propias cifras oficiales.

Durante meses, el Presidente prometió que el precio subiría sólo en relación al índice de inflacionario. Mintió deliberadamente: el precio de la gasolina cuadruplicó la tasa anual inflación, que al cierre de la primera quincena de diciembre promedió apenas 2.63%.

Si bien el gobierno ha cumplido con su meta anual, tampoco se trata de un descenso significativo; apenas en 2016 se tuvo una inflación de 2.59%, según registró el Inegi, es decir, el pasado gobierno federal tuvo años con una inflación menor que la actual.

En diciembre pasado, el gobierno también anunció que el salario mínimo tendría un incremento de 20%, por lo que ha pasado de 102.68 a 123.22 pesos diarios –esto significa un ingreso mensual de 3 mil 746 pesos en el país-, según el acuerdo alcanzado en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).

Sin embargo, ha resultado un espejismo. La Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) advirtió que este incremento se verá pulverizado por la carestía en los precios de la canasta básica, así como por la actualización del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que ya se aplicó a gasolinas y diesel, lo que provocó un aumento generalizado de precios.

Este año, la cuesta de enero nos alcanza con una economía estancada y un creciente desempleo. Las expectativas de expertos auguran un año difícil donde no habrá mejoría en el ingreso y la inversión del gobierno estará destinada a programas sociales que le garanticen votos en el año 2021.

Tal vez por ello, el Presidente prefiera hablar de todo, menos de la economía familiar de los mexicanos.

RESEÑA DIP. HECTOR YUNES

Héctor Yunes es veracruzano por origen y destino. Nació en Soledad de Doblado, donde descubrió su amor al campo, su pasión por la política y su creciente afición por la escritura. Es un hombre de familia que cultiva la amistad y la cultura.

Es un hombre tenaz. Como estudiante de la Facultad de Derecho, egresó de la Universidad Veracruzana con Mención Honorífica gracias al promedio histórico de 10 de calificación. Eso lo llevó al mundo a continuar con sus estudios: Maestría en Derecho Internacional y Comparado en las Universidades de Georgetown y George Washington University en Washington, D.C., especialidad en Administración Pública y Análisis Político en la Universidad de Warwick, Inglaterra; y en Derecho Constitucional y Ciencia Política en el Centro de Estudios Constitucionales de Madrid.

También realizó estudios en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en Holanda y en el Instituto Internacional de los Derechos Humanos en Estrasburgo, Francia.

Es un político de tiempo completo. De militancia priista, ha sido dirigente Estatal del Movimiento Nacional de la Juventud Revolucionaria en Veracruz y dirigente Nacional de la Juventud Popular Revolucionaria de la CNOP. Y ha recorrido el país como delegado del CEN del PRI en los estados de Sinaloa, Nayarit, Estado de México, D.F., Puebla, Tlaxcala, Morelos, Hidalgo, Guerrero y Baja California.

En Veracruz fue Presidente del Comité Directivo Estatal y a nivel nacional ha ocupado diversos cargos de dirigencia partidista. Fue candidato al gobierno de Veracruz.

Su vida política también ha transcurrido en las cámaras legislativas. Ha sido senador de la República, diputado federal en un par de ocasiones –una de ellas siendo el diputado más joven del país-, y diputado local, ocupando la Presidencia de la Junta de Coordinación Política y Presidente del Congreso.

Cuenta también con una larga trayectoria en la administración pública federal y estatal, donde ha ocupado cargos en el Infonavit, Fonatur y Fonhapo, mientras que en Veracruz ha sido Subsecretario de Gobierno en un par de ocasiones.

Este año cumple una década como articulista invitado en diversos medios nacionales y estatales.