/ viernes 26 de abril de 2019

La Reforma Educativa y la niñez de México

Este 30 de abril celebramos en nuestro país el Día de la Niña y el Niño. No hay mejor forma de hacerlo que garantizar su derecho a una educación laica, gratuita y obligatoria.

El miércoles en la Cámara de Diputados discutimos y aprobamos diversas reformas al artículo 3 constitucional, con el fin de que en las aulas de todos los niveles escolares, de todo el país, se imparta educación de calidad y excelencia, además de que ésta sea inclusiva.

Las y los diputados federales que integramos el Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en San Lázaro velamos por los intereses de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, por eso impulsamos y logramos incluir y apoyar la educación inicial, que se garanticen recursos para la educación superior en los estados y que se respete la autonomía universitaria; pugnamos también para que los profesores se capaciten, siempre respetando sus derechos y que su permanencia sea conforme a su experiencia.

Más allá de esta adecuación, seguiremos trabajando y sumando esfuerzos, como una prioridad legislativa, para que se mejore la infraestructura de las escuelas, en que podamos superar el reto de que en todos los estados del país se alcance la cobertura universal de por lo menos educación básica, para que ningún niño se quede sin la oportunidad de asistir a la escuela.

Un niño que no aprende a leer bien, a quien nunca se le corrigieron sus faltas de ortografía, a quien no se le enseñó a razonar ni entender las matemáticas, se convertirá en un adulto con severas deficiencias, a quien se le dificultará mucho más el acceso a una vida digna, es por eso que apoyamos esta reforma. Ahora corresponderá a nuestros compañeros senadores lo procedente y, de aprobarla, tocará el turno a los congresos locales de discutirla.

A la par de la educación, que este Día del Niño sea también la fecha propicia para reafirmar nuestro compromiso con su presente y futuro, en garantizarles su cuidado y una buena salud, una alimentación sana, variada y suficiente, su derecho a jugar sin preocupaciones, como a muchos de nosotros nos tocó en las calles. Hoy desafortunadamente eso ya no es posible porque los menores son también un blanco de la delincuencia, como lo vimos en la tragedia de Minatitlán o en los asesinatos de dos mujeres en Comalcalco en Tabasco, o en las cifras sobre explotación infantil con diversos fines. Eso no se puede permitir.

De acuerdo con diversas estimaciones, 36% del total de la población mundial son millones. En México, son casi 33%. Cada año, alrededor del globo terráqueo nacen en promedio 132 millones de pequeños, aunque, según la Unicef, uno de cada cuatro nace en situación de pobreza. En Veracruz y en México conocemos bien y hemos trabajado por erradicar ese problema, pero aún hay mucho por hacer. Este nuevo paso que dimos en educación es por las niñas y niños de este país. Sigamos avanzando en el cumplimiento de nuestra meta por ellas y ellos.

Este 30 de abril celebramos en nuestro país el Día de la Niña y el Niño. No hay mejor forma de hacerlo que garantizar su derecho a una educación laica, gratuita y obligatoria.

El miércoles en la Cámara de Diputados discutimos y aprobamos diversas reformas al artículo 3 constitucional, con el fin de que en las aulas de todos los niveles escolares, de todo el país, se imparta educación de calidad y excelencia, además de que ésta sea inclusiva.

Las y los diputados federales que integramos el Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en San Lázaro velamos por los intereses de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, por eso impulsamos y logramos incluir y apoyar la educación inicial, que se garanticen recursos para la educación superior en los estados y que se respete la autonomía universitaria; pugnamos también para que los profesores se capaciten, siempre respetando sus derechos y que su permanencia sea conforme a su experiencia.

Más allá de esta adecuación, seguiremos trabajando y sumando esfuerzos, como una prioridad legislativa, para que se mejore la infraestructura de las escuelas, en que podamos superar el reto de que en todos los estados del país se alcance la cobertura universal de por lo menos educación básica, para que ningún niño se quede sin la oportunidad de asistir a la escuela.

Un niño que no aprende a leer bien, a quien nunca se le corrigieron sus faltas de ortografía, a quien no se le enseñó a razonar ni entender las matemáticas, se convertirá en un adulto con severas deficiencias, a quien se le dificultará mucho más el acceso a una vida digna, es por eso que apoyamos esta reforma. Ahora corresponderá a nuestros compañeros senadores lo procedente y, de aprobarla, tocará el turno a los congresos locales de discutirla.

A la par de la educación, que este Día del Niño sea también la fecha propicia para reafirmar nuestro compromiso con su presente y futuro, en garantizarles su cuidado y una buena salud, una alimentación sana, variada y suficiente, su derecho a jugar sin preocupaciones, como a muchos de nosotros nos tocó en las calles. Hoy desafortunadamente eso ya no es posible porque los menores son también un blanco de la delincuencia, como lo vimos en la tragedia de Minatitlán o en los asesinatos de dos mujeres en Comalcalco en Tabasco, o en las cifras sobre explotación infantil con diversos fines. Eso no se puede permitir.

De acuerdo con diversas estimaciones, 36% del total de la población mundial son millones. En México, son casi 33%. Cada año, alrededor del globo terráqueo nacen en promedio 132 millones de pequeños, aunque, según la Unicef, uno de cada cuatro nace en situación de pobreza. En Veracruz y en México conocemos bien y hemos trabajado por erradicar ese problema, pero aún hay mucho por hacer. Este nuevo paso que dimos en educación es por las niñas y niños de este país. Sigamos avanzando en el cumplimiento de nuestra meta por ellas y ellos.