/ jueves 27 de agosto de 2020

No a la destrucción del puerto de Veracruz

Soy orgullosamente porteña. En el puerto de Veracruz no solo están mis raíces, también parte de mis sueños.

He visto su transformación y desde que inicié mi vida laboral he intentado aportar un grano de arena para contribuir a su engrandecimiento. Este puerto no solo es una pieza fundamental en la historia del país, es motor de su economía y un peldaño hacia el futuro, por eso urge defenderlo de quienes atentan contra su progreso.

Pese a que el puerto de Veracruz da sustento a miles de familias de manera directa; más allá de su crecimiento exponencial en infraestructura o a que es primer lugar en toneladas importadas y tercero en exportadas, Morena ya le echó el ojo para aplastar esta inversión. Ese, desafortunadamente, ha sido el sello de la casa: llegaron y lo primero que hicieron fue cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ahuyentando así la inversión; luego fueron contra una cervecera en Baja California y ahora vienen con nuestra terminal portuaria.

El pasado 19 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió contra la concesión de la Administración Portuaria Integral de Veracruz (Apiver), exclamando que ni Porfirio Díaz se había atrevido a tanto, lo que fue la primera gran estocada a Veracruz, la destrucción de la Apiver, alegando de nuevo corrupción sin comprobarla y peor aún, sin un plan para un cambio.

Lejos de propiciar las condiciones para atraer inversiones y generar empleo, estos gobiernos federal y estatal pasarán a la historia por la velocidad que aplican para destruir los empleos: más de un millón desde que inició la pandemia, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y casi 2 mil en la región del puerto de Veracruz.

Por lo anterior, como porteña, pero también cumpliendo con mi obligación de representante popular, presenté un punto de acuerdo en la Cámara de Diputados con la finalidad de exhortar a la secretarías de Comunicaciones y Transportes (SCT) y de Economía (SE), en el ámbito de sus atribuciones, a impulsar el desarrollo nacional y el crecimiento económico elevado, sostenido y sustentable, a través de la continuidad de los planes y programas de ampliación del puerto de Veracruz, impulsando la productividad y la competitividad del país y del estado de Veracruz. Además solicité mantener la vigencia plena del Estado de derecho bajo la observancia irrestricta de la Ley de Puertos, Capítulo IV, artículos 20 al 34, relativo a concesiones y permisos.

El puerto de Veracruz se ha posicionado como motor y polo de desarrollo en la región al generar 10 mil empleos directos y más de 30 mil indirectos; según las proyecciones, al terminar la segunda fase de la ampliación y modernización en Bahía Norte se generarán 40 mil empleos directos y cien mil indirectos; asimismo, mantiene una comunidad portuaria sólida y bien organizada a través de 21 operadores y cesionarios en el puerto que atienden a 27 líneas navieras con 54 rutas marítimas comerciales.

Lo que hoy necesita el puerto son inversiones, impulso para seguir proyectándolo como una terminal líder en el país. Si la miopía electoral les impide ver esto, los porteños estamos aquí para recordárselos.

Diputada federal del PRI

@AniluIngram

Soy orgullosamente porteña. En el puerto de Veracruz no solo están mis raíces, también parte de mis sueños.

He visto su transformación y desde que inicié mi vida laboral he intentado aportar un grano de arena para contribuir a su engrandecimiento. Este puerto no solo es una pieza fundamental en la historia del país, es motor de su economía y un peldaño hacia el futuro, por eso urge defenderlo de quienes atentan contra su progreso.

Pese a que el puerto de Veracruz da sustento a miles de familias de manera directa; más allá de su crecimiento exponencial en infraestructura o a que es primer lugar en toneladas importadas y tercero en exportadas, Morena ya le echó el ojo para aplastar esta inversión. Ese, desafortunadamente, ha sido el sello de la casa: llegaron y lo primero que hicieron fue cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ahuyentando así la inversión; luego fueron contra una cervecera en Baja California y ahora vienen con nuestra terminal portuaria.

El pasado 19 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió contra la concesión de la Administración Portuaria Integral de Veracruz (Apiver), exclamando que ni Porfirio Díaz se había atrevido a tanto, lo que fue la primera gran estocada a Veracruz, la destrucción de la Apiver, alegando de nuevo corrupción sin comprobarla y peor aún, sin un plan para un cambio.

Lejos de propiciar las condiciones para atraer inversiones y generar empleo, estos gobiernos federal y estatal pasarán a la historia por la velocidad que aplican para destruir los empleos: más de un millón desde que inició la pandemia, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y casi 2 mil en la región del puerto de Veracruz.

Por lo anterior, como porteña, pero también cumpliendo con mi obligación de representante popular, presenté un punto de acuerdo en la Cámara de Diputados con la finalidad de exhortar a la secretarías de Comunicaciones y Transportes (SCT) y de Economía (SE), en el ámbito de sus atribuciones, a impulsar el desarrollo nacional y el crecimiento económico elevado, sostenido y sustentable, a través de la continuidad de los planes y programas de ampliación del puerto de Veracruz, impulsando la productividad y la competitividad del país y del estado de Veracruz. Además solicité mantener la vigencia plena del Estado de derecho bajo la observancia irrestricta de la Ley de Puertos, Capítulo IV, artículos 20 al 34, relativo a concesiones y permisos.

El puerto de Veracruz se ha posicionado como motor y polo de desarrollo en la región al generar 10 mil empleos directos y más de 30 mil indirectos; según las proyecciones, al terminar la segunda fase de la ampliación y modernización en Bahía Norte se generarán 40 mil empleos directos y cien mil indirectos; asimismo, mantiene una comunidad portuaria sólida y bien organizada a través de 21 operadores y cesionarios en el puerto que atienden a 27 líneas navieras con 54 rutas marítimas comerciales.

Lo que hoy necesita el puerto son inversiones, impulso para seguir proyectándolo como una terminal líder en el país. Si la miopía electoral les impide ver esto, los porteños estamos aquí para recordárselos.

Diputada federal del PRI

@AniluIngram