Córdoba, Ver.- La historia de los payasos se remonta a la Edad Media, cuando surgieron los denominados bufones que eran personas disfrazadas encargadas de hacer diversas actividades circenses para entretener las fiestas de reyes y burgueses; con el paso de los años esta actividad se ha ido modificando tanto en vestuario como en actividades, sin embargo, a pesar de todo, ser payaso es actualmente una profesión poco valorada.
Y es que quienes se dedican al arte de hacer reír a los demás no cuentan con una fuente de empleo segura, tampoco tienen seguridad social ni prestaciones de ley, mucho menos un fondo para el retiro, viven al día con lo que logran recaudar de hacer shows en fiestas particulares o de regalar unos minutos de distracción en la vía pública.
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Ser payaso va más allá de maquillarse la cara, colocarse una nariz grande y roja y ponerse trajes llamativos, ser payaso incluye una constante actualización en cuanto a chistes y rutinas, pues cada vez el público es más exigente, reconocen los integrantes de Una Familia Súper Chiflada, quienes llevan más de 15 años en el mundo de los payasos.
Incluso reconocen que la crisis más fuerte para el gremio fue la pasada emergencia sanitaria por Covid-19, donde por cuestiones de salud se suspendieron diversas actividades públicas y sociales, lo que provocó que el trabajo de quienes se dedican a este arte cayera de manera considerable al no poderse realizar fiestas donde pudieran ser contratados para dar su show.
Relatan que ser payaso es una verdadera vocación, pues no cualquiera puede tener la chispa para hacer reír a los demás y sobre todo la capacidad para separar sus problemas diarios a la hora de realizar un show, pues la gente ve en los payasos un espacio para distraerse y reír un poco.
Cuentan que aunque propiamente ser payaso no requiere de una formación académica como cualquier otra profesión, sí requiere de una capacitación constante, asistir a congresos y talleres donde aprenden nuevos shows y números que los ayudan a distinguirse del resto de sus compañeros.
“Ser payaso es como toda profesión o carrera, tenemos que prepararnos, en el transcurso del año siempre estamos en cursos, en congresos, preparándonos porque ya los niños de hoy son muy distintos a los de hace años y tenemos que aprender a tener su atención, parece fácil, pero no” dice Pestañita.
Ser payaso es un arte, que requiere profesionalismo
Quien insiste que ser payaso es un arte que requiere de mucho esfuerzo, profesionalización y capacitación que les permita mantenerse en el gusto de su público, pues los payasos no son exclusivos de fiestas infantiles, también hay algunos que se especializan en shows para adultos y eso requiere de un poco más de formación.
Puntualizan que en Córdoba no existe un padrón real del número de personas que se dedican a ser payasos, sin embargo, estiman qué hay al rededor de 200 y otros más han comenzado a mostrar interés por incursionar en este arte.