/ martes 24 de noviembre de 2020

Leyendas Orizaba: La historia jamás contada de la casa embrujada de la Sur 2

Un matrimonio rico y con hijos compró la hermosa mansión para vivir en ella, pero su riqueza provocó la envidia de un hombre que logró colarse como mayordomo

Orizaba, Ver.- Puertas que se abren solas, ruidos de pisadas en el pasillo, tener la sensación de ser siempre observado y en las noches ser despertado por aterradores gritos y lamentos. Esta y otras temibles situaciones las puedes experimentar en la casa embrujada del Pueblo Mágico, Sur 2 casi esquina Poniente 5.

El edificio en cuestión, relató don Fernando Gómez, está en el Centro Histórico de la ciudad. Sobre ella se dice que tiene más de un siglo deshabitada. La gente cuenta que está maldita porque ahí ocurrió el sangriento asesinato de toda una familia y sus fantasmas no dejan habitarla. Dicen que a la persona que pase una noche ahí se la regalan, pero aquellos que lo intentaron amanecieron en la calle.

Relatan los viejos que hace más de 100 años un matrimonio rico y con hijos compró la hermosa mansión para vivir en ella, pero su riqueza provocó la envidia de un hombre que logró colarse como mayordomo.

Luego de estudiar la rutina diaria, el sirviente armó un plan para matar al matrimonio e hijos y quedarse con el dinero de las cajas fuertes y las joyas. Un día preparó la comida a la que agregó veneno. Luego de matarlos se dispuso a arrojarlos a una letrina en el sótano.

El mayordomo, dicen, escuchaba voces…

-Parece que encontraste la solución, pero, ¿qué te hace pensar que van a caber todos ahí?, se llenará rápido, ¿no crees?

Esa voz volvía a entorpecer sus planes, pero tenía razón de nuevo; los cuerpos ocuparían demasiado espacio, entonces se le ocurrió la macabra idea de cortar los cuerpos; con un hacha o serrucho los descuartizó a todos y en pedazos los arrojó al interior del foso.

Esa noche, a unas cuadras de la casa se veía un jinete, era amigo de la familia, a quien hacía tiempo le habían brindado tal hospitalidad en la casa.

La leyenda cuenta que esa amistad dejó el caballo unas cuadras antes para ir a pie, recorrer las calles y dar la sorpresa al matrimonio.

Logró entrar dando pequeños y silenciosos pasos, pero pudo notar el tremendo olor a muerte que se desprendía del interior de la casa, parecía no creer lo que estaba viendo, se dirigió hacia donde escuchaba fuertes golpes y vio al mayordomo dar tremendo castigo a los cuerpos; entonces la voz regresó a la cabeza del mayordomo:

- ¿Lo ves?, te dije que te iban a encontrar, ahora no puedes esconderte...

Foto: Miguel Castillo | El Sol de Orizaba

Entonces, el mayordomo dio un grito de desesperación de ¡No!, ¡cállate!, ¡Nadie lo sabe!, y el testigo veía cómo se daba golpes en la cabeza. Al ver partes de cuerpos y sangre le dieron ganas de vomitar, pero no podía ni moverse por el inmenso terror que sentía, y así dando un mal paso chocó con una botella que al caer dio tremendo cristalazo en el suelo, llamando la atención del asesino.

Fueron minutos de miedo silencioso, entonces, el verdugo prosiguió con su fechoría para terminar de una vez; entonces, el tipo, al ver que el sirviente se retiró, cegado de miedo salió de su escondite.

La historia cuenta que antes de salir, él tipo escucho una voz que le dijo:

- ¿Por qué te vas?, ¿Ayúdame?

Pero el amigo de la familia, lleno de miedo salió de ahí, caminó aprisa por la calle y llegó hasta su caballo para escapar lo más rápido.

Foto: Miguel Castillo | El Sol de Orizaba

Entrada la madrugada, el mayordomo ya había terminado de arrojar los cuerpos a la fosa y lavado el cuarto de sangre.

Dicen que tomó el puñal y se lo clavó en la cabeza, otras, que resbaló y cayó al hoyo y ahí, herido entre la sangre y los cuerpos mutilados, se ahogó.

Al otro día, las calles vecinas permanecían quietas, cuando llegó la máxima autoridad presenció lo ocurrido. Descubrieron el botín en bolsas de tela. Decidieron ocultar toda evidencia, rellenaron y taparon el hueco de la fosa y confiscaron los muebles.

Foto: Miguel Castillo | El Sol de Orizaba


Se dice que la casa pasó a manos de un importante personaje adinerado de Orizaba, quien ha tratado de venderla, pero cuando los compradores ingresaban sentían mareos y vomitaban.

Quienes lograron habitar la casa embrujada, a las pocas horas sufrían alucinaciones y, otros amanecían en la calle. Dicen que solo quien sea aceptado por las almas la tendrá como suya.

Orizaba, Ver.- Puertas que se abren solas, ruidos de pisadas en el pasillo, tener la sensación de ser siempre observado y en las noches ser despertado por aterradores gritos y lamentos. Esta y otras temibles situaciones las puedes experimentar en la casa embrujada del Pueblo Mágico, Sur 2 casi esquina Poniente 5.

El edificio en cuestión, relató don Fernando Gómez, está en el Centro Histórico de la ciudad. Sobre ella se dice que tiene más de un siglo deshabitada. La gente cuenta que está maldita porque ahí ocurrió el sangriento asesinato de toda una familia y sus fantasmas no dejan habitarla. Dicen que a la persona que pase una noche ahí se la regalan, pero aquellos que lo intentaron amanecieron en la calle.

Relatan los viejos que hace más de 100 años un matrimonio rico y con hijos compró la hermosa mansión para vivir en ella, pero su riqueza provocó la envidia de un hombre que logró colarse como mayordomo.

Luego de estudiar la rutina diaria, el sirviente armó un plan para matar al matrimonio e hijos y quedarse con el dinero de las cajas fuertes y las joyas. Un día preparó la comida a la que agregó veneno. Luego de matarlos se dispuso a arrojarlos a una letrina en el sótano.

El mayordomo, dicen, escuchaba voces…

-Parece que encontraste la solución, pero, ¿qué te hace pensar que van a caber todos ahí?, se llenará rápido, ¿no crees?

Esa voz volvía a entorpecer sus planes, pero tenía razón de nuevo; los cuerpos ocuparían demasiado espacio, entonces se le ocurrió la macabra idea de cortar los cuerpos; con un hacha o serrucho los descuartizó a todos y en pedazos los arrojó al interior del foso.

Esa noche, a unas cuadras de la casa se veía un jinete, era amigo de la familia, a quien hacía tiempo le habían brindado tal hospitalidad en la casa.

La leyenda cuenta que esa amistad dejó el caballo unas cuadras antes para ir a pie, recorrer las calles y dar la sorpresa al matrimonio.

Logró entrar dando pequeños y silenciosos pasos, pero pudo notar el tremendo olor a muerte que se desprendía del interior de la casa, parecía no creer lo que estaba viendo, se dirigió hacia donde escuchaba fuertes golpes y vio al mayordomo dar tremendo castigo a los cuerpos; entonces la voz regresó a la cabeza del mayordomo:

- ¿Lo ves?, te dije que te iban a encontrar, ahora no puedes esconderte...

Foto: Miguel Castillo | El Sol de Orizaba

Entonces, el mayordomo dio un grito de desesperación de ¡No!, ¡cállate!, ¡Nadie lo sabe!, y el testigo veía cómo se daba golpes en la cabeza. Al ver partes de cuerpos y sangre le dieron ganas de vomitar, pero no podía ni moverse por el inmenso terror que sentía, y así dando un mal paso chocó con una botella que al caer dio tremendo cristalazo en el suelo, llamando la atención del asesino.

Fueron minutos de miedo silencioso, entonces, el verdugo prosiguió con su fechoría para terminar de una vez; entonces, el tipo, al ver que el sirviente se retiró, cegado de miedo salió de su escondite.

La historia cuenta que antes de salir, él tipo escucho una voz que le dijo:

- ¿Por qué te vas?, ¿Ayúdame?

Pero el amigo de la familia, lleno de miedo salió de ahí, caminó aprisa por la calle y llegó hasta su caballo para escapar lo más rápido.

Foto: Miguel Castillo | El Sol de Orizaba

Entrada la madrugada, el mayordomo ya había terminado de arrojar los cuerpos a la fosa y lavado el cuarto de sangre.

Dicen que tomó el puñal y se lo clavó en la cabeza, otras, que resbaló y cayó al hoyo y ahí, herido entre la sangre y los cuerpos mutilados, se ahogó.

Al otro día, las calles vecinas permanecían quietas, cuando llegó la máxima autoridad presenció lo ocurrido. Descubrieron el botín en bolsas de tela. Decidieron ocultar toda evidencia, rellenaron y taparon el hueco de la fosa y confiscaron los muebles.

Foto: Miguel Castillo | El Sol de Orizaba


Se dice que la casa pasó a manos de un importante personaje adinerado de Orizaba, quien ha tratado de venderla, pero cuando los compradores ingresaban sentían mareos y vomitaban.

Quienes lograron habitar la casa embrujada, a las pocas horas sufrían alucinaciones y, otros amanecían en la calle. Dicen que solo quien sea aceptado por las almas la tendrá como suya.

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