/ jueves 18 de agosto de 2022

Derechos humanos y tejido social

Hemos referido aquí el apunte histórico de la antropóloga y poetisa Margaret Mead cuando señala que el primer rastro de civilización fue el hallazgo de un fémur fracturado y sanado por los cuidados de otra persona. En el mundo salvaje de la prehistoria, un ser vivo herido era presa fácil de los depredadores. Por ello creo que el ser humano empezó a serlo cuando volteó a ver al otro, su compañero de viaje e historia.

Mi comentario viene a colación nuevamente, al escuchar al maestro Luis Raúl González Pérez en una conferencia virtual que dictó en la UNAM dentro del Seminario Permanente de las Ciencias Sociales “Reflexiones del Mundo Contemporáneo desde las Ciencias Sociales Estudios y Aportaciones”.

La desigualdad es uno de los principales problemas que enfrentamos como sociedad y como país, pero si se retoma la ruta de los derechos humanos y con ella se busca que todos puedan tomar las decisiones vitales para su vida en un entorno adecuado, esto marcará la pauta para llegar a una sociedad más justa, incluyente y libre, expuso el académico.

“Más allá de ideologías, el tema de derechos humanos es lo que permitirá recobrar esa cicatrización como país, el restablecimiento del tejido social porque, más allá de las ideologías, si nos centramos en el respeto de los derechos humanos podremos avanzar”, consideró.

El autor de “Autonomía Universitaria y Universidad Pública”, “El autogobierno universitario” y “Tópicos de derechos universitarios” detalló que la igualdad entre las personas se basa directamente en el ejercicio de las garantías inalienables, por lo que el Estado debe asegurar un entorno adecuado para el desarrollo de las personas y el ejercicio de estas prerrogativas.

La envoltura de los binomios pobreza-discriminación o exclusión, violencia e inseguridad, corrupción e impunidad, es la debilidad del estado de Derecho. Si no se cumple la satisfacción de los derechos civiles, económicos, políticos, sociales y culturales algo nos está pasando, aseveró.

“Nos enorgullecimos de los derechos humanos desde 1917, pero cómo entender que tenemos cerca de 55 millones de mexicanas y mexicanos en la pobreza, cómo entender que de esta cifra cerca de 10 millones viven pobreza extrema y que los mayores niveles de exclusión se dan en los territorios donde hay mayores asentamientos indígenas”, refirió.

De ahí que combatir la pobreza implicará atacar las causas de desigualdad y discriminación, enfrentar la violencia y la inseguridad permitirá incidir y crear condiciones para que las personas puedan desarrollarse, no estén inmersas en circunstancias que afectan sus vidas e integridades o patrimonios y esto no se puede hacer sin establecer acciones preventivas para ello, anotó.

Así que la ruta y el camino de todo proyecto político debe ser el ser humano, íntegro, en todas sus dimensiones. Sólo así podremos sentirnos orgullosamente humanos y civilizados.

Nos vemos los jueves.

mail:

valeramk@hotmail.com

valeramk@hotmail.com

Hemos referido aquí el apunte histórico de la antropóloga y poetisa Margaret Mead cuando señala que el primer rastro de civilización fue el hallazgo de un fémur fracturado y sanado por los cuidados de otra persona. En el mundo salvaje de la prehistoria, un ser vivo herido era presa fácil de los depredadores. Por ello creo que el ser humano empezó a serlo cuando volteó a ver al otro, su compañero de viaje e historia.

Mi comentario viene a colación nuevamente, al escuchar al maestro Luis Raúl González Pérez en una conferencia virtual que dictó en la UNAM dentro del Seminario Permanente de las Ciencias Sociales “Reflexiones del Mundo Contemporáneo desde las Ciencias Sociales Estudios y Aportaciones”.

La desigualdad es uno de los principales problemas que enfrentamos como sociedad y como país, pero si se retoma la ruta de los derechos humanos y con ella se busca que todos puedan tomar las decisiones vitales para su vida en un entorno adecuado, esto marcará la pauta para llegar a una sociedad más justa, incluyente y libre, expuso el académico.

“Más allá de ideologías, el tema de derechos humanos es lo que permitirá recobrar esa cicatrización como país, el restablecimiento del tejido social porque, más allá de las ideologías, si nos centramos en el respeto de los derechos humanos podremos avanzar”, consideró.

El autor de “Autonomía Universitaria y Universidad Pública”, “El autogobierno universitario” y “Tópicos de derechos universitarios” detalló que la igualdad entre las personas se basa directamente en el ejercicio de las garantías inalienables, por lo que el Estado debe asegurar un entorno adecuado para el desarrollo de las personas y el ejercicio de estas prerrogativas.

La envoltura de los binomios pobreza-discriminación o exclusión, violencia e inseguridad, corrupción e impunidad, es la debilidad del estado de Derecho. Si no se cumple la satisfacción de los derechos civiles, económicos, políticos, sociales y culturales algo nos está pasando, aseveró.

“Nos enorgullecimos de los derechos humanos desde 1917, pero cómo entender que tenemos cerca de 55 millones de mexicanas y mexicanos en la pobreza, cómo entender que de esta cifra cerca de 10 millones viven pobreza extrema y que los mayores niveles de exclusión se dan en los territorios donde hay mayores asentamientos indígenas”, refirió.

De ahí que combatir la pobreza implicará atacar las causas de desigualdad y discriminación, enfrentar la violencia y la inseguridad permitirá incidir y crear condiciones para que las personas puedan desarrollarse, no estén inmersas en circunstancias que afectan sus vidas e integridades o patrimonios y esto no se puede hacer sin establecer acciones preventivas para ello, anotó.

Así que la ruta y el camino de todo proyecto político debe ser el ser humano, íntegro, en todas sus dimensiones. Sólo así podremos sentirnos orgullosamente humanos y civilizados.

Nos vemos los jueves.

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valeramk@hotmail.com

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