/ miércoles 23 de septiembre de 2020

En Morena se está gestando “el principio del fin”

La carrera por la sucesión presidencial, aseguran los politólogos aztecas, comienza el día primero de diciembre de cada seis años, puesto que el acomodo de las fichas con que jugará el jefe máximo su asunción, ejercicio y abandono del más alto encargo público, tiene que ser cuidadosamente estudiado, si lo que se pretende es ejercer la plenitud del “pinche poder” para finalmente dejar un sucesor a modo que le cuide las espaldas.

Hasta hoy quien preside el gobierno de la 4T ha ido presentando sus fichas, aprovechando los reflectores que le dan las conferencias mañaneras, a través de las cuales “muestrea” a cada uno de los talentos que designó al frente de las responsabilidades públicas de su administración sexenal. Maquiavelo recomendaba el mayor cuidado a los príncipes en el nombramiento de sus colaboradores, porque en ellos el pueblo sustenta la calificación que le da al gobernante.

A temprana hora, antes de cumplir dos años de gobierno, AMLO no oculta sus preferencias por su viejo amigo y correligionario Marcelo Ebrard Casaubón, a quien con el nombramiento de canciller le ha encomendado no sólo las relaciones exteriores, sino también funciones constitucionalmente establecidas para su desempeño en la Secretaría de Gobernación, Hacienda, Seguridad y ahora hasta una notable intromisión en el nombramiento del líder nacional de Morena, lo que le ha generado al “carnal Marcelo” una confrontación directa con quien le abrió las puertas a López Obrador (Porfirio Muñoz Ledo) en la izquierda mexicana (PRD).

Por encima de sus detractores, Muñoz Ledo representa al más preparado ideólogo de la 4T, porque nadie puede negar su contribución al modelo de gobierno que pretendía implantar el presidente López Obrador. Hoy, AMLO gobierna con el ánimo difamatorio de descalificar y borrar todo lo bueno que hicieron sus antecesores en la construcción de las instituciones públicas, el Estado de Derecho y el desarrollo nacional.

El descarrilamiento de la 4T llegará más temprano que tarde, ya que Muñoz Ledo acusó a Marcelo Ebrard de promover una gran corrupción en el INE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial y en las tribus de Morena para asegurar una candidatura con dinero mal habido.

Los pleitos entre las grandes figuras de la 4T harán que Morena pierda las elecciones intermedias de 2021 y la sucesión de 2024.

La carrera por la sucesión presidencial, aseguran los politólogos aztecas, comienza el día primero de diciembre de cada seis años, puesto que el acomodo de las fichas con que jugará el jefe máximo su asunción, ejercicio y abandono del más alto encargo público, tiene que ser cuidadosamente estudiado, si lo que se pretende es ejercer la plenitud del “pinche poder” para finalmente dejar un sucesor a modo que le cuide las espaldas.

Hasta hoy quien preside el gobierno de la 4T ha ido presentando sus fichas, aprovechando los reflectores que le dan las conferencias mañaneras, a través de las cuales “muestrea” a cada uno de los talentos que designó al frente de las responsabilidades públicas de su administración sexenal. Maquiavelo recomendaba el mayor cuidado a los príncipes en el nombramiento de sus colaboradores, porque en ellos el pueblo sustenta la calificación que le da al gobernante.

A temprana hora, antes de cumplir dos años de gobierno, AMLO no oculta sus preferencias por su viejo amigo y correligionario Marcelo Ebrard Casaubón, a quien con el nombramiento de canciller le ha encomendado no sólo las relaciones exteriores, sino también funciones constitucionalmente establecidas para su desempeño en la Secretaría de Gobernación, Hacienda, Seguridad y ahora hasta una notable intromisión en el nombramiento del líder nacional de Morena, lo que le ha generado al “carnal Marcelo” una confrontación directa con quien le abrió las puertas a López Obrador (Porfirio Muñoz Ledo) en la izquierda mexicana (PRD).

Por encima de sus detractores, Muñoz Ledo representa al más preparado ideólogo de la 4T, porque nadie puede negar su contribución al modelo de gobierno que pretendía implantar el presidente López Obrador. Hoy, AMLO gobierna con el ánimo difamatorio de descalificar y borrar todo lo bueno que hicieron sus antecesores en la construcción de las instituciones públicas, el Estado de Derecho y el desarrollo nacional.

El descarrilamiento de la 4T llegará más temprano que tarde, ya que Muñoz Ledo acusó a Marcelo Ebrard de promover una gran corrupción en el INE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial y en las tribus de Morena para asegurar una candidatura con dinero mal habido.

Los pleitos entre las grandes figuras de la 4T harán que Morena pierda las elecciones intermedias de 2021 y la sucesión de 2024.