/ miércoles 17 de abril de 2024

Respetar al respeto

En la Iglesia católica, el ayuno se refiere a la práctica de limitar la cantidad de alimentos que se consumen durante un período específico, generalmente como un acto de penitencia o preparación espiritual. Tiene un significado simbólico de purificación, autocontrol y acercamiento a Dios y se observa en diversas épocas del año litúrgico, como la Cuaresma y ciertas vigilias importantes.

A lo largo de la historia, la anorexia nerviosa ha adoptado diferentes formas y significados, desde la "santa anorexia" en la Edad Media, asociada a motivaciones religiosas, es decir, con el ayuno. En una reflexión personal identifico que la "santa anorexia" emerge como una forma de rebelión contra las normas sociales imperantes y como una búsqueda ferviente de pureza espiritual.

Un ejemplo fue Santa Catalina de Siena, nacida en Catalina Benincasa el 25 de marzo de 1347 en Siena, Italia, que desde temprana edad mostró inclinaciones religiosas extremas, destacándose especialmente en el ayuno, una expresión considerada de castidad y pureza. Aunque la Iglesia regulaba en cierta medida los ayunos, algunas mujeres, como Catalina, los llevaban al extremo, limitándose a comer hierbas durante varios días.

Existen aspectos en la vida de Santa Rosa de Lima, patrona de América y Filipinas, que podrían ser interpretados como comportamientos asociados a la anorexia. Al comparar algunos aspectos psicológicos de la vida de la santa con el comportamiento de personas en la actualidad, se observa una similitud en los patrones de conducta.

Sin embargo, el abstenerse de comer no fue simplemente una cuestión de control corporal religioso.

Hay quienes manifiestan que las religiosas de la Edad Media podrían ser las iniciadoras de lo que hoy conocemos como anorexia, aunque no es exactamente lo mismo.

En otro contexto los integrantes de la clase política mexicana viven en un lugar donde no opera una ley básica de la física: la ley de la causa y el efecto. Así de simple y así de claro. En el mundo en el que ellos viven los actos no tienen consecuencias; todo se puede y todo se vale; todo es posible, pues de sus acciones y omisiones no se derivan efectos que los toquen.

El universo espacio-tiempo en el que deciden, actúan o no nuestros políticos es uno separado del que habitamos el resto de los mortales. Se trata de un pedazo de mundo en cuyo perímetro se alza, imponente, una muralla impenetrable.

No caben el asomo ni el lamento, mucho menos el pleito por determinar quién carga con el muerto. Es una vergüenza.

Si por décadas el Revolucionario Institucional, Acción Nacional y Morena han sido incapaces de garantizar la paz con justicia a los votantes, cómo iban a poder resguardar la vida de los votados. ¿A cuento de qué la furia y la congoja?

Desde el presidente de la República hasta el alcalde del más recóndito municipio, la clase gobernante sabía del amago de la violencia sobre el proceso electoral. Con tal conciencia y conocimiento resultan inaceptables los minutos de silencio que a lo largo de los años, suman más de un sexenio. La guadaña del crimen suena como el tic tac de un reloj sin alarma ni despertador.

Sí, cierto, en el país hay quienes gobiernan sin mandar, pero también hay quienes mandan sin gobernar.

Se ha perdido la noción del mando y gobierno ante la criminalidad. El reino es de la impunidad. No sorprende que a la clase política ya no la conmueva, perturbe, inquiete, altere, mueva fuertemente o con eficacia a alguien o algo, dice el diccionario.

Tratándose de urnas, a la clase política le interesan más las electorales que las fúnebres.

En la Iglesia católica, el ayuno se refiere a la práctica de limitar la cantidad de alimentos que se consumen durante un período específico, generalmente como un acto de penitencia o preparación espiritual. Tiene un significado simbólico de purificación, autocontrol y acercamiento a Dios y se observa en diversas épocas del año litúrgico, como la Cuaresma y ciertas vigilias importantes.

A lo largo de la historia, la anorexia nerviosa ha adoptado diferentes formas y significados, desde la "santa anorexia" en la Edad Media, asociada a motivaciones religiosas, es decir, con el ayuno. En una reflexión personal identifico que la "santa anorexia" emerge como una forma de rebelión contra las normas sociales imperantes y como una búsqueda ferviente de pureza espiritual.

Un ejemplo fue Santa Catalina de Siena, nacida en Catalina Benincasa el 25 de marzo de 1347 en Siena, Italia, que desde temprana edad mostró inclinaciones religiosas extremas, destacándose especialmente en el ayuno, una expresión considerada de castidad y pureza. Aunque la Iglesia regulaba en cierta medida los ayunos, algunas mujeres, como Catalina, los llevaban al extremo, limitándose a comer hierbas durante varios días.

Existen aspectos en la vida de Santa Rosa de Lima, patrona de América y Filipinas, que podrían ser interpretados como comportamientos asociados a la anorexia. Al comparar algunos aspectos psicológicos de la vida de la santa con el comportamiento de personas en la actualidad, se observa una similitud en los patrones de conducta.

Sin embargo, el abstenerse de comer no fue simplemente una cuestión de control corporal religioso.

Hay quienes manifiestan que las religiosas de la Edad Media podrían ser las iniciadoras de lo que hoy conocemos como anorexia, aunque no es exactamente lo mismo.

En otro contexto los integrantes de la clase política mexicana viven en un lugar donde no opera una ley básica de la física: la ley de la causa y el efecto. Así de simple y así de claro. En el mundo en el que ellos viven los actos no tienen consecuencias; todo se puede y todo se vale; todo es posible, pues de sus acciones y omisiones no se derivan efectos que los toquen.

El universo espacio-tiempo en el que deciden, actúan o no nuestros políticos es uno separado del que habitamos el resto de los mortales. Se trata de un pedazo de mundo en cuyo perímetro se alza, imponente, una muralla impenetrable.

No caben el asomo ni el lamento, mucho menos el pleito por determinar quién carga con el muerto. Es una vergüenza.

Si por décadas el Revolucionario Institucional, Acción Nacional y Morena han sido incapaces de garantizar la paz con justicia a los votantes, cómo iban a poder resguardar la vida de los votados. ¿A cuento de qué la furia y la congoja?

Desde el presidente de la República hasta el alcalde del más recóndito municipio, la clase gobernante sabía del amago de la violencia sobre el proceso electoral. Con tal conciencia y conocimiento resultan inaceptables los minutos de silencio que a lo largo de los años, suman más de un sexenio. La guadaña del crimen suena como el tic tac de un reloj sin alarma ni despertador.

Sí, cierto, en el país hay quienes gobiernan sin mandar, pero también hay quienes mandan sin gobernar.

Se ha perdido la noción del mando y gobierno ante la criminalidad. El reino es de la impunidad. No sorprende que a la clase política ya no la conmueva, perturbe, inquiete, altere, mueva fuertemente o con eficacia a alguien o algo, dice el diccionario.

Tratándose de urnas, a la clase política le interesan más las electorales que las fúnebres.