/ lunes 20 de junio de 2022

Evolucionar o morir, así se hacen los sellos de goma

A sus 74 años de edad, don Manuel se ha adaptado pero extraña cuando lo común era la plancha y una pasta especial para manufacturarlos

En la empedrada calle de González Ortega número 25, en la ciudad de Xalapa, el tipógrafo Manuel Hernández Cuevas mantiene un negocio dedicado a los sellos de goma, instrumentos que han logrado su permanencia pero que obligan a quienes los hacen a aprender y evolucionar al ritmo acelerado de los avances tecnológicos.

En la actualidad, todo es más sencillo y se ha reducido el tiempo para manufacturarlos. "Son muchos quienes los hacen", afirma en entrevista don Manuel, quien a sus 74 años de edad se ha adaptado pero extraña cuando lo común era la plancha y una pasta especial elaborada con talco, caolín y yeso.

¿Cómo se hacen los sellos de goma?

“A mí eso me gustaba, trabajar esa mezcla, moldear las letras, usar la plancha, la prensa, el petróleo y cocer la pasta en anafre, con el riesgo de que si se pasaba de calor, tronaba y había que empezar de nuevo… Estaba la presión de que al cliente ya se le había dado hora de entrega”, rememora.

Al trasladarse al pasado, duda que ahora pudiera trabajar así, “porque se necesita mucha paciencia para ir letra por letra”. Además, el proceso de un solo sello duraba entre tres y cuatro horas, cuando en la actualidad solo una o incluso menos.

Los insumos eran tan distintos… Para lograr la goma, don Manuel usaba cuatro capas de hule de llanta en lugar de polímero. Así estuvo unos 25 años. En su pequeño establecimiento trabajaban cuatro personas y apenas si cabían.

“Andábamos de acá para allá, siempre apurados porque entonces sí había chamba”. Y es que además de los sellos, él y su equipo ofrecían servicios de imprenta.

El tipógrafo Manuel Hernández Cuevas mantiene un negocio dedicado a los sellos de goma | Foto: José Romero | Diario de Xalapa

¿En dónde se ponen sellos de goma?

Creaban volantes, invitaciones para fiestas, notas de venta, boletos para rifas y hasta los bolos de bautizo, pues dice que la costumbre era dar un recuerdo con algún texto y moneda o cualquier otro detalle.

En los últimos años, la computadora ha sido aliada pero también enemiga. Las personas hacen sus propios diseños e imprimen en sus casas.

“Los buenos tiempos de la imprenta ya pasaron”, afirma quien reconoce el apoyo de su esposa, Gloria Bonilla. Ella no se involucraba mucho pero después se fue incorporando y hoy es un pilar importante, dice con orgullo.

Te puede interesar: ¿Vas a barberías? Aún existen peluquerías tradicionales y una tiene 95 años de antigüedad

Sobre cómo llegó a ser el personaje xalapeño que es hoy, comparte que se inició cuando apenas era un chamaco de 15 años. Más por necesidad que por gusto, pues en la casa materna había gastos por cubrir.

Trabajó así con la familia Olvera en la imprenta “La Pluma de Oro”, donde descubrió un mundo fascinante donde la precisión, la rapidez, la creatividad y resiliencia eran imprescindibles para un buen desempeño.

Los sellos no son algo que se haya descontinuado, permanecen / Foto ilustrativa: Brett Hondow | Pixabay

Después se independizó y logró atraer a un buen número de maestros, notarios e instituciones educativas y de gobierno. Don Manuel, además de tener la satisfacción de hacer algo que le gusta, menciona que ha cultivado grandes amistades.

De su negocio, explica que le quedó el nombre de “Sellos de goma”, en memoria de una época en la cual hasta 30 sellos al día hacía, con una competencia mínima de solo tres personas en la ciudad. Ahora ya ni las cuenta, para qué.

De cualquier manera, asegura ya no estar en edad para esas carreras. Ya las personas compran sus maquinitas, comparables a una impresora; con diseño ya realizado, lo pasan a película, le ponen polímero y listo.

¿Cuánto cuesta un sello de goma?

Actualmente el sello en líneas él lo vende en 60 o 70 pesos; el comercial con texto, 100, y el oficial, 150 pesos, porque es el más delicado y se requiere oficio de la institución, pues él conoce un caso en Xalapa de falsificación y encarcelamiento. “¡Ay, nanita!”, exclama.

En el pequeño local en González Ortega hay servicio de medio tiempo. De 10:30 a 15 horas. Ha bajado la clientela, pero don Manuel no se desanima.

Y es que finalmente, los sellos no son algo que se haya descontinuado, permanecen, según datos históricos, desde antes de la llegada de los españoles.

Pruebas de carbono de ejemplares antiguos que datan del año 1000 a.C. así lo indican.

Larga se vislumbra aún su vida para autorizar documentación o dar identidad a algunos objetos, como los libros, que también han acompañado a la humanidad por cientos de miles de años.

Publicada originalmente en Diario de Xalapa.

En la empedrada calle de González Ortega número 25, en la ciudad de Xalapa, el tipógrafo Manuel Hernández Cuevas mantiene un negocio dedicado a los sellos de goma, instrumentos que han logrado su permanencia pero que obligan a quienes los hacen a aprender y evolucionar al ritmo acelerado de los avances tecnológicos.

En la actualidad, todo es más sencillo y se ha reducido el tiempo para manufacturarlos. "Son muchos quienes los hacen", afirma en entrevista don Manuel, quien a sus 74 años de edad se ha adaptado pero extraña cuando lo común era la plancha y una pasta especial elaborada con talco, caolín y yeso.

¿Cómo se hacen los sellos de goma?

“A mí eso me gustaba, trabajar esa mezcla, moldear las letras, usar la plancha, la prensa, el petróleo y cocer la pasta en anafre, con el riesgo de que si se pasaba de calor, tronaba y había que empezar de nuevo… Estaba la presión de que al cliente ya se le había dado hora de entrega”, rememora.

Al trasladarse al pasado, duda que ahora pudiera trabajar así, “porque se necesita mucha paciencia para ir letra por letra”. Además, el proceso de un solo sello duraba entre tres y cuatro horas, cuando en la actualidad solo una o incluso menos.

Los insumos eran tan distintos… Para lograr la goma, don Manuel usaba cuatro capas de hule de llanta en lugar de polímero. Así estuvo unos 25 años. En su pequeño establecimiento trabajaban cuatro personas y apenas si cabían.

“Andábamos de acá para allá, siempre apurados porque entonces sí había chamba”. Y es que además de los sellos, él y su equipo ofrecían servicios de imprenta.

El tipógrafo Manuel Hernández Cuevas mantiene un negocio dedicado a los sellos de goma | Foto: José Romero | Diario de Xalapa

¿En dónde se ponen sellos de goma?

Creaban volantes, invitaciones para fiestas, notas de venta, boletos para rifas y hasta los bolos de bautizo, pues dice que la costumbre era dar un recuerdo con algún texto y moneda o cualquier otro detalle.

En los últimos años, la computadora ha sido aliada pero también enemiga. Las personas hacen sus propios diseños e imprimen en sus casas.

“Los buenos tiempos de la imprenta ya pasaron”, afirma quien reconoce el apoyo de su esposa, Gloria Bonilla. Ella no se involucraba mucho pero después se fue incorporando y hoy es un pilar importante, dice con orgullo.

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Sobre cómo llegó a ser el personaje xalapeño que es hoy, comparte que se inició cuando apenas era un chamaco de 15 años. Más por necesidad que por gusto, pues en la casa materna había gastos por cubrir.

Trabajó así con la familia Olvera en la imprenta “La Pluma de Oro”, donde descubrió un mundo fascinante donde la precisión, la rapidez, la creatividad y resiliencia eran imprescindibles para un buen desempeño.

Los sellos no son algo que se haya descontinuado, permanecen / Foto ilustrativa: Brett Hondow | Pixabay

Después se independizó y logró atraer a un buen número de maestros, notarios e instituciones educativas y de gobierno. Don Manuel, además de tener la satisfacción de hacer algo que le gusta, menciona que ha cultivado grandes amistades.

De su negocio, explica que le quedó el nombre de “Sellos de goma”, en memoria de una época en la cual hasta 30 sellos al día hacía, con una competencia mínima de solo tres personas en la ciudad. Ahora ya ni las cuenta, para qué.

De cualquier manera, asegura ya no estar en edad para esas carreras. Ya las personas compran sus maquinitas, comparables a una impresora; con diseño ya realizado, lo pasan a película, le ponen polímero y listo.

¿Cuánto cuesta un sello de goma?

Actualmente el sello en líneas él lo vende en 60 o 70 pesos; el comercial con texto, 100, y el oficial, 150 pesos, porque es el más delicado y se requiere oficio de la institución, pues él conoce un caso en Xalapa de falsificación y encarcelamiento. “¡Ay, nanita!”, exclama.

En el pequeño local en González Ortega hay servicio de medio tiempo. De 10:30 a 15 horas. Ha bajado la clientela, pero don Manuel no se desanima.

Y es que finalmente, los sellos no son algo que se haya descontinuado, permanecen, según datos históricos, desde antes de la llegada de los españoles.

Pruebas de carbono de ejemplares antiguos que datan del año 1000 a.C. así lo indican.

Larga se vislumbra aún su vida para autorizar documentación o dar identidad a algunos objetos, como los libros, que también han acompañado a la humanidad por cientos de miles de años.

Publicada originalmente en Diario de Xalapa.

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