Yolanda Reyes Apodaca
Morir sale caro y mucho, porque hayquienes van a su último viaje en ataúdes de pino cuyo paquete es de 2 mil 800pesos, hasta los que van en cajas de cedro oxochicuahuitl de 45mil pesos.
Eso sin contar con los gastos paraobtener los permisos de la autoridad municipal que es de 80 pesos,equivalente al salariomínimo, el acta dedefunción en el Registro Civil cuesta 80 pesos, pagar la cuota alos panteoneros que supera los mil pesos, hasta lo que se debeerogar durante el novenario.
En esos momentos de dolor, cuando lafamilia debe escoger un ataúd para su difundo son por los quenadie quiere pasar, pero alguien lo tiene que hacer.
Gil Chacón Morales, gerente de unafuneraria de Córdoba, explicó a El Sol de Córdoba, lo queimplica cuándo alguien muere. De entrada dejó en claro que en unfuturo cercano podrían desaparecer los ataúdes de metal poraquello de la contaminación, por eso ahora se trabaja más con lamadera.
Al menos en esta funeraria se otorgaun servicio por día, lo que significa que al mes se alcanza lacifra de 30, de los cuales unos dos son cremados, ya que poca gentetoma la cremación como una opción. Las urnas para las cenizastambién ya son biodegradables.
La mayoría de la gente opta por lainhumación y los precios del paquete que utilizan van de 3 mil a 5mil pesos. Del paquete que cuesta 45 mil pesos se vende uno enpromedio cada dos o tres años.
Chacón Morales comentó que paratrabajar en una funeraria hay que ser fuerte de carácter, ya quemuchos llegan pero no aguantan y hasta se enferman yrenuncian.
Es que los trabajadores debenpreparar a los muertos, vestirlos y maquillarlos, y hay personasque no les gusta agarrarlos.
El tamaño estándar de las cajas esde 1.95 centímetros y la más grande es de 2 metros con 15centímetros.
En el caso de los niños, lamayoría de los óbitos son de los que murieron al nacer o en el vientre de sumadre. En promedio mensual son cinco servicios de estetipo.