/ domingo 28 de agosto de 2022

Raquel Gómez, la jarocha que formó parte del elenco artístico de la Orquesta "Pérez Prado"

Raquel se dio a conocer como bailarina profesional en el Carnaval de Veracruz, mientras trabajaba como telefonista

Veracruz, Ver.- Raquel Gómez supo desde que era una niña que triunfaría como bailarina, cuando veía pasar los carros alegóricos del Carnaval de Veracruz sobre la avenida Independencia y sobre ellos a las artistas que animaban la fiesta.

Su tenacidad y talento la llevó a formar parte del elenco de bailarinas que participaba en los espectáculos que ofrecía en México a finales de la década de los años 1980 Dámaso Pérez Prado, arreglista, músico y compositor cubano considerado como “El Rey del Mambo”.

“Yo todo lo que proyecto en mi mente lo hago. Yo desde muy pequeña, nací en un callejón que se llama El Callejón de La Campana, que es donde se hacen los bailes ahora, de ahí mi mamá me llevaba al Carnaval y de niña yo le decía que yo iba a bailar en los carros alegóricos”, dice mientras platica sobre su visión de vida, de siempre cumplir sus sueños.

Y aquel camino inició justamente cuando se dio a conocer como bailarina profesional en el Carnaval de Veracruz, mientras trabajaba como telefonista respondiendo el conmutador de una cadena de tiendas en esta ciudad, era contratada por empresas que pagaban un espacio para tener un carro alegórico durante las fiestas.

El talento que mostraba llegó a oídos de Pérez Prado a través del fundador y director de la Sonora Veracruz, José Vallejo, quien la recomendó con el compositor cubano que un día le habló por teléfono al conmutador que atendía para ofrecerle espacio en su agrupación.

“Soy única en mi genero para bailar, yo trabajaba en un centro comercial de un señor muy apreciado aquí en Veracruz, yo manejaba el conmutador y él me dejaba salir en los carros alegóricos, me pagaban carros alegóricos para eso el maestro Dámaso Pérez Prado supo de mí, porque quería una chica guapa, con presencia y con talento, le habló al maestro Pepe Vallejo, director de la Sonora de Veracruz, fue así como me habló por teléfono al conmutador que me haría una prueba”, narra.

Raquel recuerda que después de pasar la prueba y firmar un contrato para el músico, fue forjando su carrera en presentaciones que daba cada fin de semana. La primera vez que se paró ante un público la recuerda bien, recuerda los nervios y como al final el público aplaudió hasta el cansancio.

Raquel Gómez formó parte del elenco de bailarinas que participaba en los espectáculos de Dámaso Pérez Prado, arreglista, músico y compositor | Foto: Raúl Solis | Diario de Xalapa

“La primera vez si me agarró como vómito por los nervios, me presente en el Teatro Blanquita que era el más importante de la época. Abrí el telón y aproveché para ver, vi lleno el teatro y ahí era de que si no le gustabas al público se acababa todo, entonces yo pensé que tendría que salir, lo hice y me aplaudieron mucho al final”.

Era el año de 1985 cuando formó parte de dicho espectáculo y aunque se convirtió en una persona de confianza del maestro Pérez Padro, afirma que el talento del Rey del Mambo y el suyo eran tan grandes que tuvo que despedirse para abrirse paso en otra agrupación.

Su paso en la Sonora de Veracruz

Entre 1986 y 1990 formó parte de la Sonora de Veracruz, que ofreció espectáculos en escenarios tan imponentes como el Estadio Azteca, así como en programas de televisión que en aquel momento eran la mejor plataforma para el público.

Posteriormente abrió su propio show llamado Alegría y Sabor Latino, que la llevó de gira por todo el país y al extranjero. Su forma de bailar, asegura, era única y casi ninguna otra bailarina podía competir con ella.

“Yo me abrí, hice un show que se llamaba Alegría y Sabor Latino, era un espectáculo audiovisual, recorrí la República, el Caribe, hubo un lugar en Cozumel en el que nos presentamos durante tres meses y hasta los dueños lloraban porque no quería que nos fuéramos”.

Su carrera en el baile terminó cuando sus padres enfermaron y tuvo que regresar a Veracruz para cuidarlos, hasta que finalmente fallecieron. Sin embargo, para Raquel el estar con ellos fue algo que siempre apreció, ya que tuvo la oportunidad de acompañarla en sus últimos días.

“No me cortó mi sueño porque siento que cuidar y hacerse cargo de sus papás es algo que para todo ser humano debe ser lo máximo, no es algo que me haya frustrado mi carrera, si yo naciera de nuevo tomaría las mismas decisiones que me llevaron hasta donde estoy”.

De manera formal, cuenta que el ambiente artístico lo dejó en el 2008, pues después de dedicarse al baile fue contratada para dirigir diversos eventos en el ámbito de los espectáculos y en el ámbito político, siempre demostrando talento, pasión y la alegría que distingue a los veracruzanos.

Actualmente, es residente del Barrio de La Huaca donde día a día afirma que fomenta la cultura y gastronomía del puerto jarocho | Foto: Raúl Solis | Diario de Xalapa

Actualmente, es residente del Barrio de La Huaca, uno de los sitios más representativos del puerto de Veracruz, en donde día a día afirma que fomenta la cultura y gastronomía del puerto jarocho.

Nota publicada en Diario de Xalapa

Veracruz, Ver.- Raquel Gómez supo desde que era una niña que triunfaría como bailarina, cuando veía pasar los carros alegóricos del Carnaval de Veracruz sobre la avenida Independencia y sobre ellos a las artistas que animaban la fiesta.

Su tenacidad y talento la llevó a formar parte del elenco de bailarinas que participaba en los espectáculos que ofrecía en México a finales de la década de los años 1980 Dámaso Pérez Prado, arreglista, músico y compositor cubano considerado como “El Rey del Mambo”.

“Yo todo lo que proyecto en mi mente lo hago. Yo desde muy pequeña, nací en un callejón que se llama El Callejón de La Campana, que es donde se hacen los bailes ahora, de ahí mi mamá me llevaba al Carnaval y de niña yo le decía que yo iba a bailar en los carros alegóricos”, dice mientras platica sobre su visión de vida, de siempre cumplir sus sueños.

Y aquel camino inició justamente cuando se dio a conocer como bailarina profesional en el Carnaval de Veracruz, mientras trabajaba como telefonista respondiendo el conmutador de una cadena de tiendas en esta ciudad, era contratada por empresas que pagaban un espacio para tener un carro alegórico durante las fiestas.

El talento que mostraba llegó a oídos de Pérez Prado a través del fundador y director de la Sonora Veracruz, José Vallejo, quien la recomendó con el compositor cubano que un día le habló por teléfono al conmutador que atendía para ofrecerle espacio en su agrupación.

“Soy única en mi genero para bailar, yo trabajaba en un centro comercial de un señor muy apreciado aquí en Veracruz, yo manejaba el conmutador y él me dejaba salir en los carros alegóricos, me pagaban carros alegóricos para eso el maestro Dámaso Pérez Prado supo de mí, porque quería una chica guapa, con presencia y con talento, le habló al maestro Pepe Vallejo, director de la Sonora de Veracruz, fue así como me habló por teléfono al conmutador que me haría una prueba”, narra.

Raquel recuerda que después de pasar la prueba y firmar un contrato para el músico, fue forjando su carrera en presentaciones que daba cada fin de semana. La primera vez que se paró ante un público la recuerda bien, recuerda los nervios y como al final el público aplaudió hasta el cansancio.

Raquel Gómez formó parte del elenco de bailarinas que participaba en los espectáculos de Dámaso Pérez Prado, arreglista, músico y compositor | Foto: Raúl Solis | Diario de Xalapa

“La primera vez si me agarró como vómito por los nervios, me presente en el Teatro Blanquita que era el más importante de la época. Abrí el telón y aproveché para ver, vi lleno el teatro y ahí era de que si no le gustabas al público se acababa todo, entonces yo pensé que tendría que salir, lo hice y me aplaudieron mucho al final”.

Era el año de 1985 cuando formó parte de dicho espectáculo y aunque se convirtió en una persona de confianza del maestro Pérez Padro, afirma que el talento del Rey del Mambo y el suyo eran tan grandes que tuvo que despedirse para abrirse paso en otra agrupación.

Su paso en la Sonora de Veracruz

Entre 1986 y 1990 formó parte de la Sonora de Veracruz, que ofreció espectáculos en escenarios tan imponentes como el Estadio Azteca, así como en programas de televisión que en aquel momento eran la mejor plataforma para el público.

Posteriormente abrió su propio show llamado Alegría y Sabor Latino, que la llevó de gira por todo el país y al extranjero. Su forma de bailar, asegura, era única y casi ninguna otra bailarina podía competir con ella.

“Yo me abrí, hice un show que se llamaba Alegría y Sabor Latino, era un espectáculo audiovisual, recorrí la República, el Caribe, hubo un lugar en Cozumel en el que nos presentamos durante tres meses y hasta los dueños lloraban porque no quería que nos fuéramos”.

Su carrera en el baile terminó cuando sus padres enfermaron y tuvo que regresar a Veracruz para cuidarlos, hasta que finalmente fallecieron. Sin embargo, para Raquel el estar con ellos fue algo que siempre apreció, ya que tuvo la oportunidad de acompañarla en sus últimos días.

“No me cortó mi sueño porque siento que cuidar y hacerse cargo de sus papás es algo que para todo ser humano debe ser lo máximo, no es algo que me haya frustrado mi carrera, si yo naciera de nuevo tomaría las mismas decisiones que me llevaron hasta donde estoy”.

De manera formal, cuenta que el ambiente artístico lo dejó en el 2008, pues después de dedicarse al baile fue contratada para dirigir diversos eventos en el ámbito de los espectáculos y en el ámbito político, siempre demostrando talento, pasión y la alegría que distingue a los veracruzanos.

Actualmente, es residente del Barrio de La Huaca donde día a día afirma que fomenta la cultura y gastronomía del puerto jarocho | Foto: Raúl Solis | Diario de Xalapa

Actualmente, es residente del Barrio de La Huaca, uno de los sitios más representativos del puerto de Veracruz, en donde día a día afirma que fomenta la cultura y gastronomía del puerto jarocho.

Nota publicada en Diario de Xalapa

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