/ viernes 12 de enero de 2024

Revolución pacífica en favor de los trabajadores

La Revolución Mexicana, como conflicto armado, representó la pérdida de más de 1.4 millones de personas durante 1911 y 1921, sin duda, una cifra muy alta de aportaciones humanas a una causa que, aunque noble, resulta en el sentir del ser humano un duelo considerable.

Estas vidas humanas representaron una lucha fratricida en nuestra historia, que culminó para muchos con la emisión de la Constitución de 1917, que nació con un espíritu altamente humanista y progresista, en la que como pocas se plasmaban las luchas legítimas de grupos que consideraban totalmente marginados y olvidados, así como derechos humanos identificados con el paso del tiempo y que se volverían una verdadera causa universal y diaria de nuestra existencia.

Una carga ideológica altísima, derivada de una lucha férrea para incorporar en una Carta Magna, derechos tan elementales que al inicio del siglo pasado eran violentados de forma cotidiana.

Particularmente detengámonos en la lucha obrera, jornadas extenuantes de 14 y 16 horas, trabajo infantil, nula seguridad social, sin descanso semanal ni vacaciones, eran tiempos donde el trabajador sufría por la alta exigencia patronal de la época y que representaba una violación al más básico derecho humano, que es el respeto a la vida. Los propios años de lucha belicosa, más la intensa acción parlamentaria del constituyente de Querétaro y sus muchos defensores conocidos y no, arrojaron en el artículo 123 constitucional, los primeros gestos expresos del reconocimiento de los derechos laborales.

Vidas humanas, talentos, dedicación, una lucha muy dura y, por supuesto, décadas de abusos, tuvieron que pasar para que la clase obrera observara la luz al final del túnel, es este contexto el que le da un valor muy alto a lo que se ha logrado en los últimos seis años de gobierno en nuestro país. Igualmente, mediante una revolución, la clase trabajadora, a más de 100 años de una de las trasformaciones más convulsionadas de México, vuelve a ver la suya.

El aumento y la propia circunstancia no es una cosa menor ni aislada, más del 110% de aumento nominal al salario de la clase trabajadora, 5 años consecutivos ganando más de dos puntos porcentuales y siempre por encima de la inflación, que incluso ha estado a la baja, es un logro derivado igual de una revolución, que en esta ocasión no ha tenido vidas humanas de por medio por su lucha, en cambio, si es una revolución de las conciencias, observando siempre el deber con el pueblo y con los más desprotegidos.

El aumento de los periodos vacacionales y las vísperas de un objetivo sustancial más, que es la reducción de la jornada laboral a 40 horas, representan avances históricos para los obreros de nuestra nación, que hoy ven dignificada su labor, al humanizarla y otorgarles por supuesto mejores condiciones de vida y de productividad.

La desaparición del outsourcing, la actualización de enfermedades profesionales, todos estos y algunos más plasmados en leyes secundarias, impactan la vida de las y los mexicanos, y distinguen esta revolución pacífica, en la que no es mérito de uno solo, sino más bien del pueblo mismo, que logró con su voto otorgarle a nuestro país el cambio de una política económica, que volteará a ver la verdadera representación del pueblo, es decir, esta lucha por los derechos laborales, es un timbre distintivo del humanismo mexicano que está haciendo época y que implica para las generaciones venideras, mejores condiciones de trabajo y de vida, abonando a la reconstrucción del tejido social y pacificación de nuestra sociedad, y desde luego es una lucha constante, que además ha derribado mitos que por décadas impedían la defensa de los derechos de la clase trabajadora.

El 2024 comienza con un ánimo igualmente renovado por esta lucha, la consolidación del valor del salario impacta a más de 20 millones de ciudadanos y deja un camino aun largo por recorrer, dos iniciativas por discutir que serían de gran ayuda para nuestros obreros, dos días de descanso semanal y el derecho a descansar durante la jornada laboral. Esta lucha seguirá y México seguirá siendo referente contemporáneo y ejemplar de estos logros.

*Diputado federal. Morena

La Revolución Mexicana, como conflicto armado, representó la pérdida de más de 1.4 millones de personas durante 1911 y 1921, sin duda, una cifra muy alta de aportaciones humanas a una causa que, aunque noble, resulta en el sentir del ser humano un duelo considerable.

Estas vidas humanas representaron una lucha fratricida en nuestra historia, que culminó para muchos con la emisión de la Constitución de 1917, que nació con un espíritu altamente humanista y progresista, en la que como pocas se plasmaban las luchas legítimas de grupos que consideraban totalmente marginados y olvidados, así como derechos humanos identificados con el paso del tiempo y que se volverían una verdadera causa universal y diaria de nuestra existencia.

Una carga ideológica altísima, derivada de una lucha férrea para incorporar en una Carta Magna, derechos tan elementales que al inicio del siglo pasado eran violentados de forma cotidiana.

Particularmente detengámonos en la lucha obrera, jornadas extenuantes de 14 y 16 horas, trabajo infantil, nula seguridad social, sin descanso semanal ni vacaciones, eran tiempos donde el trabajador sufría por la alta exigencia patronal de la época y que representaba una violación al más básico derecho humano, que es el respeto a la vida. Los propios años de lucha belicosa, más la intensa acción parlamentaria del constituyente de Querétaro y sus muchos defensores conocidos y no, arrojaron en el artículo 123 constitucional, los primeros gestos expresos del reconocimiento de los derechos laborales.

Vidas humanas, talentos, dedicación, una lucha muy dura y, por supuesto, décadas de abusos, tuvieron que pasar para que la clase obrera observara la luz al final del túnel, es este contexto el que le da un valor muy alto a lo que se ha logrado en los últimos seis años de gobierno en nuestro país. Igualmente, mediante una revolución, la clase trabajadora, a más de 100 años de una de las trasformaciones más convulsionadas de México, vuelve a ver la suya.

El aumento y la propia circunstancia no es una cosa menor ni aislada, más del 110% de aumento nominal al salario de la clase trabajadora, 5 años consecutivos ganando más de dos puntos porcentuales y siempre por encima de la inflación, que incluso ha estado a la baja, es un logro derivado igual de una revolución, que en esta ocasión no ha tenido vidas humanas de por medio por su lucha, en cambio, si es una revolución de las conciencias, observando siempre el deber con el pueblo y con los más desprotegidos.

El aumento de los periodos vacacionales y las vísperas de un objetivo sustancial más, que es la reducción de la jornada laboral a 40 horas, representan avances históricos para los obreros de nuestra nación, que hoy ven dignificada su labor, al humanizarla y otorgarles por supuesto mejores condiciones de vida y de productividad.

La desaparición del outsourcing, la actualización de enfermedades profesionales, todos estos y algunos más plasmados en leyes secundarias, impactan la vida de las y los mexicanos, y distinguen esta revolución pacífica, en la que no es mérito de uno solo, sino más bien del pueblo mismo, que logró con su voto otorgarle a nuestro país el cambio de una política económica, que volteará a ver la verdadera representación del pueblo, es decir, esta lucha por los derechos laborales, es un timbre distintivo del humanismo mexicano que está haciendo época y que implica para las generaciones venideras, mejores condiciones de trabajo y de vida, abonando a la reconstrucción del tejido social y pacificación de nuestra sociedad, y desde luego es una lucha constante, que además ha derribado mitos que por décadas impedían la defensa de los derechos de la clase trabajadora.

El 2024 comienza con un ánimo igualmente renovado por esta lucha, la consolidación del valor del salario impacta a más de 20 millones de ciudadanos y deja un camino aun largo por recorrer, dos iniciativas por discutir que serían de gran ayuda para nuestros obreros, dos días de descanso semanal y el derecho a descansar durante la jornada laboral. Esta lucha seguirá y México seguirá siendo referente contemporáneo y ejemplar de estos logros.

*Diputado federal. Morena